Capítulo 35

4.4K 443 12
                                    

Después de irse Telma, me quedé intranquila y preocupada por si le iba con el cuento a Lander.
Sergio hacia lo posible por captar mi atención, con poco éxito desde luego. Bastó ver a Telma para comenzar a pensar en lo que pudiera decirle a Lander.

Terminemos de cenar, era más que evidente las intenciones de Sergio, quería cama.
Yo no, quería pruebas y por nada del mundo me iría con el a un hotel. Por lo que me excusé proponiéndole irnos a otro lugar donde no llegase a enterar su mujer.
A lo primero no estaba muy convencido, gracias a mi encanto y un par de besos logré convencerlo para que me llevase a otro lugar. Donde, no lo sé.

Salimos del restaurante y cada cual se fue a buscar su auto para ponernos en marcha.
Seguí a Sergio intentando mantener la calma, a pesar de resultarme muy difícil.

Cuarenta minutos después, Sergio aparcó su auto y yo el mío. Antes de bajarme ya estaba el con una sonrisa mirándome, me ofreció su mano dándome a entender lo que quería.
Me abrió la puerta del auto, como todo un caballero me agarra de mi  pasársela por su nuca y besarme con fervor.
Apreté mis ojos reteniendo la repulsión de lo que me sabían sus besos.

— No sabes cómo he esperado este momento. — Cerré mi auto, agarrados de la mano, Sergio me llevó hasta un pequeño apartamento.

— Vaya y esto qué es tú guarida secreta. — Le pregunté nada más poner un pie en el pequeño lugar.

— Más o menos. Aquí es donde vengo a trabajar y a descansar cuando no quiero estar en casa.
Saray, no te puedes hacer una idea de lo mal que lo estoy pasando en mi.matrimonio y en vida en general. Ahora que te tengo de vuelta dándome la oportunidad de poderte hacer mía, me haces tan feliz puesto que te quiero.

— Sergio sabes que no me va el papel de amante.

— Para mí no lo eres.

— ¿ Y qué soy para ti?

— La mujer que amo, aquella que pasé los mejores años de mi vida y ahora son mi condena. Mira aún llevo en mi cartera la primera foto que nos echemos juntos y el anillo que te regalé cuando nos hicimos novios. Serán recuerdos, sin embargo para mí son algo más. Un recordatorio de lo idiota que fui al dejarte ir por culpa de mi padre que me exigió hacerlo.

— Nuestra relación fue por interés. Cuando tu padre vio las cosas turbias pensó en buscarte otra mina de oro. ¿No es cierto?

— Exacto. Mira aquí hay documentos que lo demuestran la clase de persona que es mi padre, pero claro si ocurriese algo, yo sería quien pagaría por ello. Cómo lo está haciendo tu padre.

— Sergio ¿porqué me cuentas esto?

— Porque eres la única persona en quien confío. Estoy solo Saray.
Tarde descubrí que me estaba convirtiendo como mi padre.
Cuando te vi en mi boda con Lander, los celos se apoderaron de mí y ahí fue cuando empecé a entender que fui un estúpido, de qué sirve el dinero, es un bien material con el cual puedes comprar todo lo que deseas, pero hay algo que no se puede obtener con mucha fortuna tengas. El cariño sincero de la persona a quien amas.

Mientras que Sergio me enseñaba los documentos y por fin le entró en apretón para irse al baño, yo aprovecho para echarle fotos a los documentos.

La verdad que mi conciencia no me va dejar dormir, Sergio es  sincero conmigo, fue el hombre que amé en su día. Pasado.
Ahora es Lander quien tiene mi amor y por él estoy haciendo todo esto.

Escucho que Sergio sale del baño, pobre, menuda diarrea le va esperar toda la noche.

— ¿Sergio estás bien?

UN NOVIO DE ALQUILER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora