HISTORIA 2

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HISTORIA 2

Oigo como corre por el bosque, a pesar de que se oyen mis gritos a través de los altavoces. Sé que está cerca, por lo que me doy más prisa y termino de colocar en el suelo lo último que me quedaba.

Apago los altavoces para que cuando llegue no se oiga absolutamente nada. La veo entrar en el claro, veo como su pecho sube y baja tras la carrera, siento que tiene frío y que también está asustada. Mira a su alrededor pero no ve nada ni tampoco oye nada.

El silencio inunda el claro, no se oye absolutamente nada de nada. Y sin previo aviso enciendo un farolillo del suelo, al cabo de varios segundos se enciende otro enfrente de ella, ya que están programados para que se vayan encendiendo poco a poco, y así sucesivamente se van encendiendo, uno tras otro, hasta formar un camino.

Le doy al móvil y ahora no son ruidos lo que sale por los altavoces, sino música. María mira a todos los lados pero sigue sin ver a nadie, sin verme. Su cara me lo dice todo, no sabe lo que está pasando. Duda un instante pero finalmente sigue el camino creado por los farolillos. Cuando llega al final sobre el suelo se encuentra la manta y las miles de flores que he colocado.

Es el momento de hacer acto de presencia, por lo que comienzo a caminar recorriendo los mismos pasos que ella ha hecho anteriormente. María se gira lentamente asustada pero sé que la curiosidad la puede más. Finalmente se acaba de girar y abre los ojos asustada, ya que no me reconoce.

Aunque para que mentir, ¿tú que pensarías después de todo lo que acaba de pesar si ves a un hombre con algo en la mano y no sabes ni quien es ni que tiene? Probablemente saldríamos corriendo y yo el primero, para variar.

Me acerco cada vez más a ella y la veo temblar. Llego hasta ella, en mi mano llevo un ramo de flores que me tapa la cara, por lo que aún no ha podido descifrar que soy yo.

Aparto el ramo de flores y ahí es cuando ella me puedo verme la cara.

Su cara es todo un poema y yo solo puedo sonreír ampliamente como un niño bueno que no ha roto un plato en su vida y la tiendo el ramo de flores. Al cabo de unos segundos acepta el ramo de rosas, aún sin poder creérselo.

- ¿Te gusta la sorpresa? – la pregunto mientras miro todo lo que he montado y que hay a nuestro alrededor.

- ¿Qué si me gusta? – me pregunta un poco alterada - ¿Tú te has vuelto loco o qué? – me pregunta.

- ¿Loco por qué? – la pregunto mientras no puedo evitar ponerme a reír.

- Y encima te ríes. ¿Tú sabes el susto que me has dado? ¿Cómo se te ocurre dejarme sola? ¿Y si te había pasado algo? ¿Sabes el miedo que he pasado, por mi y por ti? – me empieza a decir histérica.

- Ehh, ehhh, ya tranquila, estoy bien – la digo mientras la agarro para darla un abrazo – necesitaba tiempo para preparar esto sin que te dieras cuenta. De ahí los gritos – la explico.

- Pero... ¿Eran tuyos entonces? – me pregunta mientras se separa de mí.

- Era el móvil que está en un altavoz – la respondo mientras la vuelvo a acercar a mí.

- Idiota – me dice mientras me da un golpe en el brazo y se separa otra vez de mí.

- Hey peque, no te enfades anda – la digo mientras la atraigo hacia mí – quería darte una sorpresa – la digo.

- Pues más que sorpresa lo que me has dado es un susto de muerte – me contesta.

- ¿Pero te gusta? – la vuelvo a hacer la pregunta de antes para asegurarme de que al menos todo este circo haya servido para algo.

MIENTRAS NO ME OLVIDES, NO ME HABRÉ MARCHADO DEL TODO || MARCO ASENSIOWhere stories live. Discover now