Capítulo #19: Confesiones. (1/2)

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Soundtrack: Stop crying your heart out Oasis.

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Todos tenemos secretos, pequeños o grandes; esas cosas que ocultamos de nuestros familiares, amigos y del mundo entero porque simplemente sabemos que exponerlo a la luz traería consecuencias. Esos pequeños detalles que callamos, o grandes complejos que ocultamos suelen salir a la luz de igual manera; bien sea porque no eres capaz de callarlo por más tiempo o porque ese misterio que te rodea ha sido descubierto por alguien, y es allí cuando toca apegarse a la sinceridad o seguir encubriendo la verdad tras una falsa máscara de mentiras rogando ser suficientemente creíble para los demás.

Porque los secretos, al igual que la enfermedad, el malestar y la mismísima alegría, son cosas que no se pueden esconder por mucho tiempo. Y la hora de la confesión llegará a ti cuando menos te lo esperes.

Todo se resume a una cosa, más allá de un simple secreto; es soltar lo que se tiene dentro. Dejar ser libre a tu corazón. Y es allí cuando surge el verdadero dilema de aquel par de chicos enredados en un affairpeligroso.

*

Los fines de semanas eran días sagrados para Louis; dormir hasta media tarde e irse a drogar en algún bar era las únicas actividades que realizaba estos días, nada más. Y aunque últimamente no se enfiestaba como solía hacerlo hace un par de meses, no era muy fan de despertar antes de las tres de la tarde. Sin embargo, allí se encontraba; a las 9:30am sobre su motocicleta negra (que escasamente utilizaba, sólo para ligar con chicas) rumbo al lugar donde lo citó su ahora amigo, Zayn. El moreno le había llamado para invitarlo a una exposición de arte urbano que harían en un barrio en el centro de la cuidad donde expondrían un par de sus trabajos. Luego de insultos sin ánimo del ojiazul por haberlo despertado y quejas por el hecho de que no quería salir de aquellas cuatro paredes, accedió resignado y se preparó para ir a aquel lugar.  

La brisa fría de la mañana chocaba contra su cuerpo y le helaba hasta los huesos a pesar de la chaqueta de cuero que usaba, haciéndole erizar la piel. El camino que tenía por delante y el que dejaba atrás lo percibía como inacabables líneas borrosas; el pavimento, los locales, las personas y los otros autos eran para el castaño manchas difuminadas que cambiaban de forma constantemente. Amaba la velocidad; amaba como ésta le hacía sentir único en el mundo y se estaba cuestionando a sí mismo porqué carajos no usaba diariamente aquel medio de transporte.

Al llegar al lugar que le indicó Zayn, se aparcó en un estacionamiento adyacente y caminó hacía el gran grupo de personas con ropas hippie que se encontraban cerca. La fulana exposición era al aire libre y grandes murallas improvisadas con distintas obras de los artistas de calle llenaban la plaza. El olor a marihuana inundaba el ambiente y, sentados en el suelo o bailando sin ritmo alguno, estaba un puñado de chicos y chicas de sucias y largas rastas cantando canciones armoniosas o acompañando éstas con el sonido de la guitarra, divirtiéndose despreocupadamente y halagando a los autores de las obras que él no le encontraba sentido. Louis se preguntó como es que todos parecían estar tan excesivamente felices y animados –sea esto producto de la droga o no– pero en cuestión de minutos, mientras buscaba al moreno, ese humor tan agradable de aquellas personas se le contagió y se halló a sí mismo aplaudiendo a una chica de cabello rapado y ojos lindos luego de hacer perfectamente los acordes de una canción de Jimi Hendrix.

– ¿Disfrutando del lugar? –preguntó una voz ya conocida por el castaño y se giró para encontrarse con el rostro sonriente de su único amigo. Llevaba una camisa de mangas cortas con el rostro de Bob Marley y jeans sueltos con agujeros en la parte baja como los usaba siempre, sin contar con el porro que sostenía en su mano derecha. Lucía como todos allí; drogados pero absolutamente felices, y por un instante Louis se sintió fuera de lugar con sus ropas totalmente negras y las gafas Ray Ban puestas para ocultar un poco su cara pálida y sus ojos apagados por la falta de sueño.

Veinticinco días para amarte [Larry Stylinson] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora