La pelinegra no dejaba de pensar en el chico de clase, el niño rubio de ojos azules como el mar. Bastian siempre fue acosado por inventar nombres y siempre estar imaginando historias que no eran reales y eran sacado de un libro de cuentos, simplemente lo creían un perdedor todos menos la chica invisible como solían llamarla los crueles niños del colegio.
La pelinegra camino hasta la biblioteca de su abuelo Karl para buscar un libro y de paso saludar a su abuelo, la chica entro a la biblioteca y fue de inmediato donde estaba su abuelo.
—¡Abuelo!—.
—Shh—hizo una sonrisa divertida.—¿_____ que haces aqui?
—En casa esta muy aburrido—Dijo sin importancia.
—¿_____, podrias guardar estos libros en sus estantes?—Pregunto Karl.
—Claro abuelo—.
_____ se fue con unos libros en las manos miemtras que Bastian entraba a la biblioteca del señor Koreander quien se acercó a hablar con Karl de como saltar por una gran plataforma. La pelinegra suspiro al poner el último libro en su lugar, ella vio al rubio y automáticamente se escondio viéndolo un poco, notó que el chico había agarrado un libro y se lo estaba guardando, ella en ese momento se enojo un poco, nunca había pensado que el chico era un delincuente.
—¡Bastian baltasar bux!—Grito la pelinegra llamando la atención del rubio.
—¿_____?—Pregunto extrañado.
—¿Como sabes...?—Se puso totalmente seria.—no creía que eras un delincuente.
—No soy un delincuente—Dijo el seño fruncido.
—¿Y ese libro?—Se cruzo de brazos.
—Tu no entiendes...—.
—¿Que no entiendo?—El se quedo callado.
En esos segundos se silencio la pelinegra intenta agarrar el libro perp Bastian lo tira para atras tirandolo, _____ se acerca a agarrar el libro pero algo la deja quieta, no creía como se llamaba el libro, lo admiraba al igual que la espiral de serpientes en la cubierta.
—Imposible...—De todos esos libros, su abuelo nunca le abro de ese.
—¿No lo leíste?—Pregunto Bastian.—eres la nieta del señor koreander.
—No...—Agarro el libro.—es extraño.
—Lo siento por robar el libro, _____—Ella sonrió.
—Solo debias pedirlo—El borró un poco su sonrisa.
—¿Lo devolveré pero primero te gustaría leerlo?—Pregunto Bastian.
—¿Contigo?—Él asintió.
—Te prometo que lo devolveré—Ella penso por un minuto, no sería mala idea leer el libro con el rubio o tal vez su corazón se lo pedia.
—Lo leeremos, juntos—.
