Pennywise 🎈

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Desde que era muy pequeña, recordaba a un chico cual me habia dado un globo rojo cuando estaba sola en la calle, llorando por que mí madre nos había abandonado. Ese chico me dio un globo para que me sienta mejor y me dijo que era muy peligroso que este en la calle, por alguna razón nunca lo olvide al irme de ese pueblo. Siempre que le contaba a mí padre sobre el chico, el no lo recordaba aun que el le pidió mil gracias por devolverme a casa sin ningún rasguño, el debería recordarlo mejor que yo pero por alguna razón el no recordaba nada de ese pueblo.

Después de su boda con mí nueva madrastra, decidí que viviría sola ya que esta no tenía hijo y yo era mayor de edad por lo que debería buscar independizarme, como último recurso decidí ir de vacaciones a Derry, no tenía muchos recuerdos solo el chico del globo rojo.

Ahora mismo estaba en un taxi de camino al pueblo donde nací, el viejo letrero que decía  Derry me dio algo de nostalgia aun que no viví mi gran infancia aquí.

—Tome señor—Le di plata por el viaje al taxista, quien la recibió para luego conducir fuera de mí vista.

Tenia solo una valija por lo que tenía movilidad algo fácil, debía registrarme en un hotel ya que nuestra casa habia sido vendida hace años. Era un recorrido normal hasta que paré para observar el lugar en donde estaba, aquí había conocido a ese chico cuando tenía menos de siete años. Como sí fuera una ilusión pude observar un globo idéntico al que recordaba pero este decía "Bienvenida a Derry".

—La pequeña Persia—Me sobresalte al escuchar una voz, era el chico justo como lo recordaba.

—Eres tu...—Me había dado cuenta de que no sabía su nombre.

—Damián, me decías así de pequeña—Su voz era igual, no había cambiado pero mis pensamientos sobre el sí, era una adulta ahora y no podía evitar ver lo guapo que era.

—¿Pero ese tu nombre?—Le pregunté, el me acercó el globo que anteriormente había visto.

—Me gusta que me digas así—Agarré el globo rojo, no podía creer que era real y que estaba igual.

—No has cambiado nada, Damián—.

—Tu sí, ahora eres más grande y hermosa—Mis mejillas empezaron a arder por su comentario.

—G-gracias—Miré el globo.—¿Como sabías que volvía a Derry?

—Me gusta ser misteriso, Persia—Respondió, se me hizo curioso—Un payaso siempre guarda trucos bajo la manga.

—¿Un payaso?—Repetí sus palabras—Creí que el término era mago.

—Varía en cada uno—Respondió con una sonrisa.

Lo observe a los ojos, había formado una sonrisa en mis labios inconscientemente pero mi atención se centro en un ruido fuerte, el globo había explotado y al devolver mi mirada donde debería estar Damián, el no estaba.

Tal vez tenía prisa, no me interrogue más sobre el chico y me registre en un hotel. Después de descansar un rato decidí salir en busca de un lugar para comer, al final lo encontré.

—Mesa para uno, por favor—Le pedí a la mesera.

—Solo quedaron para dos—.

—No importa, no es molestia—Ella me guió a una mesa.

Al pensar en mí vida amorosa era un desastre o tal vez no tanto, no habia tenido pareja desde los quince años quien era muy inmaduro para una relación por lo que terminamos cortando y por alguna razón no había tenido más, igual me concentre en mis estudios y al terminarlo, recibí la noticia de que mi padre se casaría con su novia Edith. En ese momento me di cuenta de que no había salido con nadie más y no sabía lo que era amor de verdad, por parte de alguien que no sea familiar.

—¿Que desea ordenar, linda?—Pregunto un mesero, era lindo pero tampoco era gran cosa.

—Tallarines con salsa, por favor—Le respondí con una sonrisa, el me guiño un ojo.

—Anotado, vuelvo al toque—.

Mientras esperaba buscaba algo que hacer, al viajar mi vista por el lugar pude ver un mini librero donde habían revista, les daría un vistazo. Agarré una revista y empecé a ojearlo, era una revista cual mostraba distintos vestido de todos los colores.

—Aquí tiene su comida, Linda—.

—Gracias—Le di una mirada a la revista.

—Te quedaría hermoso el vestido blanco—Dijo una tercera voz.

—Damián—Sonreí al igual que él lo hizo.

—Hola Persia—Se sentó en el asiento vacío.

—¿Te gustaria pedir algo?—El negó.

—Ya comí—El rió un poco.

—¿Sabes? Me gustaria conocerte, me siento en confianza contigo—No metía al decirle eso, me daba confianza tal vez al protegerme cuando era pequeña.

—No soy tan interesante, solo me gusta comvivir con niños—Me lo imaginaba junto a niños, era una imagen que me causaba ternura.

—Adoró a los niños, me gustaria formar mi propia familia—.

—¿Entonces no la tienes?—Preguntó.

—Soy soltera ¿y tu?—.

—También soy soltero—Contesto él.

Al terminar de comer, dí la plata por la comida y empecé a caminar junto a Damián, era un ser muy agradable.

—Persia...—.

—¿Sí?—Lo miré.

—No puedo creer que nontengas pareja, eres muy hermosa—Sentí mis mejillas arder.

—No es para tanto, a demás creó que los chicos buscan algo diferente que yo—.

—Bueno...—Hizo una pausa.—Para mí eres justó lo que busco.

—¿Que?—El se acerco a mí, cortando un poco la distancia.

—Eres perfecta o al menos para mí—Cortó nuestra distancia juntando nuestros labios en un beso, no esperaba esa acción pero me deje llevar, creó que estaba enamorada de él.

Loser club; ItWhere stories live. Discover now