35. Mi pequeña hija.

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Dos días después:

Por las dos de la tarde, cuando Shinato relevó el puesto en la entrada de Konoha, se dirigió rápidamente a su casa para descansar, hoy no tenia misiones pendientes y esperaba que Minato tampoco las tuviera para poder pasar tiempo con él.

Llegó y saludos a Tsunade, quien se encontraba en la sala de estar con un libro en la mano, la saludó por encima sin querer molestarla y avanzó a su habitación. Una vez en la estancia lo primero que hizo fue lanzarse a la cama para descansar un poco, después se quitó la banda de shinobi y cerró sus ojos lentamente.

Tras cinco minutos, cuando los abrió, pudo visualizar algo en el buro que juraba no haber visto en la mañana.

¿Y esto..? >> se preguntó a sí misma cuando estuvo frente a la cajita negra sin ninguna tarjeta. Con cuidado la abrió y dentro de ella, venía el nombre de quien se la había dejado.

Para: Mi pequeña hija.
De: Orochimaru.

Mi pequeña, te pido una disculpa por haberme ido de Konoha sin despedirme, pero tenía que hacerlo y no debía ponerte en peligro por ningún motivo. Se que te decepcioné, ya que prometí que cuidaría de ti, pero no había otra manera, quería descubrir las infinidades del NinJutsu y Konoha era como una piedra en el zapato para mi. Me encontraba limitado.
Estos aretes que te mando, son enviados con todo el amor que te tengo, por favor, acéptalos.

Te quiere, el hombre que te ama como a una hija...

Tras leer la carta de Orochimaru, a Shinato le salieron unas cuantas lágrimas al saber que por lo menos al que quería como un padre, se encontraba bien.

Limpiándose la cara, dejó la carta y tomó la caja en sus manos viendo los aretes que le habían sido enviados. Eran igual que los que Orochimaru siempre solía llevar. Los observó con amor y después se dio cuenta que debajo de la caja, había otra carta.

Se que te preguntas dónde estoy ahora, así que sin ser egoístas ni nada te mando mi ubicación por si decides que lo mejor es estar conmigo. Sin resentimientos, haré de la vista gorda si realmente quieres quedarte en Konoha.

Detrás de esa pequeña nota, venía un mapa que era fácil de usar para ella quien era shinobi.

Dejó la carta en la mesa y se sentó en la cama a recapacitar. Si realmente se iba de Konoha a seguir a su sensei, literalmente también estaba desertando. Quería verlo, Orochimaru era como un padre para ella, habia estado en constante sufrimiento desde que se fue, pero, ¿qué pasaba con Minato? Estaba segura de que él la odiaría si llegara a desertar y tampoco era como si quisiera hacerlo, dejarlo cuando por fin las cosas estaban bien entre ellos. << ¿Qué pasa si realmente quiero irme con Orochimaru-sensei? >> lo pensó una y otra vez.

Un poco mas tarde, escucho pasos que se acercaban por el pequeño pasillo al aire libre que daba a su cuarto.

— Shinato — era Tsunade — Necesito que vayas al mercado y me traigas algunas cosas para hacer la cena — le ordenó de manera tranquila mientras revisaba una pequeña lista que llevaba en la mano.

— Está bien — le contestó sin rechistar y aceptó la lista de lo que ocupaba.

Sin dejar que Tsunade viera más en la habitación, salio junto con ella y rápidamente se dió a la tarea de ir al mercado del centro.

Una vez en el mercado, revisó la lista un sin fin de veces hasta que obtuvo todo lo necesario para la cena, le llevó más o menos veinte minutos y pronto ya estaba andando de regreso a casa.

Mientras andaba por las poco habitadas calles de Konoha, se encontró a una pelirroja ya muy conocida por ella. Kushina la detuvo en medio de la calle...

— Shinato-san, que bueno encontrarte — le llamó de manera preocupada.

— ¿Necesitabas algo? — pero está simplemente preguntó de forma educada. Kushina se quedó pensando un buen rato frente a ella; ya la miraba, ya desviaba la mirada, había algo raro.

La pelíazul no entendía porque le estaba hablando, es decir, creo que las cosas ya habían quedado claras aquel día en que los encontró a Minato y a ella. Estaba segura que de que Kushina quería asesinarla o algo por el estilo, pero de pronto aparece y la llama diciendo que es bueno encontrarla.

— Tengo un asunto de que hablar que te concierne del todo — Kushina parecía muy sincera — ¿Te parece si vamos a un lugar más tranquilo? — le preguntó.

— Mil disculpas Kushina-san, vengo de paso por algunas cosas que me encargo Tsunade-sensei, no puedo retrasarme más — rechazó con la verdad. Además, no es como si tuviese muchas ganas de hablar a solas con ella.

— Por favor, es un asunto muy importante, si no lo fuera, ¿crees que estaría rogándote? — suplico acercándose.

Shinato no tenia idea de que hacer, solo se pregunto que haría Minato si de pronto ella le dijera lo mismo. Por último, termino por aceptar y la dos fueron rumbo a la casa de Kushina.

— Adelante, siéntete como en casa — le dijo una vez entraron a la residencia de la Uzumaki.

— No tengo mucho tiempo, así que por favor, dime el asunto que tiene que ver conmigo — le exigió poniendo un poco mas de presión en el asunto, no quería estar mas ahí.

— Tranquila, por qué no te sientas y te lo tomas con calma — la llevó a rastras a la sala de estar y la sentó en el sofá.

— ¿Y bueno? — Shinato inquirió tras unos segundos en silencio.

— Bien, antes que nada, necesito que lo que te voy a decir lo tomes con calma — la peliazul asintió un poco extrañada — Hace dos días... — comenzó — El Hokage-sama me mandó a llamar a su oficina en la torre, pero cuando llegue se encontraba ocupado, de pronto tras la puerta se escuchó como mencionaban tú nombre, Minato estaba con él...

《Mitad X Mitad》Minato Namikaze☇/ En edición.Where stories live. Discover now