《Mitad X Mitad》Minato Namikaze☇/ En edición.

81. Acuerdo.

Caminaba con rapidez hacia la oficina del Hokage mientras asimilaba de una vez el terrible regaño que se iba a llevar por parte de su padre.

Al visualizar la puerta, de inmediato se dio cuenta que había dos personas cuidandola para que nadie extraño entrará.

- ¿Y así piensas hacerte cargo de tu clan? ¿Llegando tarde a todas partes? - de inmediato frunció el ceño notablemente al escuchar la voz de la Uchiha cuando apenas iba llegando junto a ellos.

- No es tu problema - le contesto indiferente.

- ¿Vas a entrar o no? - Mara le pregunto molesta por la contestación que le había hecho.

- No - le contesto de nuevo de mala manera - Es de mala educación interrumpir cuando se está ocupado - le explico mientras se recargaba en la pared contraria de ellos.

La Uchiha gruño en respuesta y se cruzó de brazos mientras le volteaba la cara.

Shinato puso las manos detrás de su espalda y lo vio. Como mantenía la mirada en otra parte evitando verla, aquello le pareció muy raro porque en la mañana habían quedado en buen plan.

- Minato-san - escucho la voz de la pelinegra fingiendo sonar más inocente. Aquello le molesto a sobre manera.

- ¿Si? - este le contesto poniendo su mirada en ella totalmente serio.

- Quería saber si por la tarde íbamos a comer algo y después, no se... - aquello sonaba como si quisiera seducirlo.

Shinato mentiría si dijera que no estaba celosa porque era mentira, valgame la redundancia, en realidad estaba quemándose por dentro en las abrazantes llamas de los celos.

- Hoy no puedo, pero tal vez otro día - este le contesto haciendo la sangre de la peliazul hervir.

<< ¿¡Porque!? ¿¡Porque demonios le dices que tal vez otro día!? ¡Dile que no! ¡Que no quieres absolutamente nada con ella!...>> pensó totalmente furiosa. Al parecer ella llevaba dos monstruos dentro, Tsukuyomi y el más malo de todos: los celos.

El rubio como si nada, de nuevo observó hacia otra parte haciéndose el distraído. Ella por su parte, gruño en alto y se dejó caer en el suelo. Se estaba comportando como una niña.
La Uchiha noto aquel descontento en Shinato y sonrió victoriosa.

Después de unos minutos, la pelinegra abandono su lugar diciendo que tenia que ir al baño. Los dejo solos.

- Te estás comportando como una pequeña niña - el rubio le dijo de repente sorprendiendola.

- Claro que no, porque mejor no te vas con Mara - ella ni siquiera sabía que decir, así que esas incoherencias salían de su boca.

Escucho como el rubio reía por lo bajo y le molesto aun mas.

- Estas celosa - afirmó rápidamente.

- ¿Quien, y-yo? - le pregunto a la defensiva y se puso de pie - Es ridículo, ¿por que habría de estar celosa por Mara? - le dijo totalmente nerviosa.

- Porque le dije que tal vez otro día saldría con ella - el rubio se cruzó de brazos y sonrió de lado dando por hecho que aquella era la razón de su enojo. Había dado en el clavo.

- Estas equivocado, no me importa en absoluto que vayan a salir - le dijo mientras también se cruzaba de brazos, cerraba los ojos y le volteaba la cara.

<< No me importa, no estoy celosa de Mara...>> se dijo a sí misma. Jamás iba a aceptarlo.

Escucho de nuevo la risa del rubio para después sentir unas manos tomándole la cintura. Abrió los ojos sorprendida y allí estaba él, a centímetros de su rostro.

- Te ves preciosa cuando te enojas - la halago acercando más su cuerpo al de ella.

- No estoy enojada - le respondió nerviosa. Él río de nuevo.

Se miraron directamente a los ojos y después el dejo un beso en la punta de su nariz. Ella apenada, agachó la mirada y enterró el rostro en su pecho.

- No deberías preocuparte por Mara, ella es tan solo una compañera de trabajo, deberías de saberlo - le dijo por lo bajo cerrando sus ojos y enterrando la nariz en el cabello de la chica.

- Es que... - comenzó, pero no estaba segura de saber que decir - Hemos estado separados por casi tres meses, en realidad no se si tu y ella... además la ultima vez que los vi... - mejor se quedo callada.

- Nada paso entre nosotros... - le mintió, ya que hacía algunos días la había besado y casi llegan a tener sexo - No podría - termino recordandolo. Ahora se sentía mal.

Escucharon pasos acercándose a ellos. Mara ya estaba volviendo.
Se separaron rápidamente y cada quien volvió a su lugar como si nada hubiera pasado y la Uchiha no sospechaba nada.

Luego de una media hora, la puerta de la oficina fue abierta y detrás de ella se pudo ver a Sesshomaru, quien al ver a su hija adoptó una actitud de decepción. Tras de él, también venia Rogue y después Hiruzen.

- ¿Por que la impuntualidad? - el Hokage se dirigió a ella tal como un padre molesto.

- No tengo justificación - le contesto mientras agachaba la cabeza en signo de disculpa.

Su padre no le dijo nada y comenzó a caminar directo a la salida. Estaba muy molesto y Shinato lo sabia.

- Con su permiso, fue un placer - Rogue se dirigió a Hiruzen para después tomar la mano de Shinato y literalmente arrastrarla junto a él. También estaba molesto, pero él por verla con el rubio.

Minato se molesto al instante, no tenia derecho de tratarla con tan poca delicadeza, era lo que pensaba. Se aguanto las ganas de decirle algo y solo vio como se la llevaba.

- Debo de suponer que no fue tu culpa que llegara tarde a la reunión, ¿verdad? - Hiruzen se dirigió a Minato adivinando el motivo del porque que la peliazul había llegado tarde.

En realidad no lo había adivinado, si no que ayer había mandado a llamar al rubio y su guardia le había informado que estaba paseando con su equipo y Shinato.

Enseguida Minato se sonrojo y no le contesto nada.

- No importa, ya paso, lo bueno fue que pudimos llegar a un acuerdo y las dos aldeas se mantienen en paz, también se ha considerado tener al clan de los Hanyo como aliado y ellos a nosotros - le explico al rubio mientras la Uchiha se quedaba pensando en las anteriores palabras del mayor.

- Fue bueno que pudieran dialogar y llegar a un acuerdo - Minato le dijo con sinceridad.

Se le notaba optimista, pero por dentro solo pensaba en que iba a pasar ahora con su chica y con él, en su relación. En realidad Shinato nunca le dijo que pensaba hacer, y según él, la visita de los Hanyo acababa ese mismo día.