28. Resistencia

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Cerré el libro que tenía entre mis manos, observando como una leve nube de polvo salía de este. Los libros que habían en la pequeña biblioteca de la casa no habían sido usados en un largo tiempo, o mejor dicho; la biblioteca no era usada en un largo tiempo.

Coloqué el libro sobre la estantería la cual tenía más libros ordenados por su simple color y tamaño. Recordaba perfectamente bien la vez que Fred y yo llegamos a esta habitación acomodando cada uno de ellos con su respectivo orden. En definitiva tardamos más de lo planeado.

En cuanto más polvo salió de aquélla estantería, una simple picazón provocó que soltara un estornudo el cual por inercia traté de controlar tapando mi boca con la manga de la blusa blanca que tenía puesta. Suspiré. Pero al ver la manga de la blusa, quedé estática por segundos al ver aquélla mancha de color carmesí la cual acababa de teñir un poco de aquélla tela.

—¿Pero qué tenemos aquí...? —esa voz burlesca y juguetona provocó que una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo hasta solo quedar completamente inmóvil aun con la mirada sobre la estantería.

—Estás embarazada —dijo Spring, soltando una risa nasal—. Que adorable.

Tragué saliva dando la vuelta con las pocas agallas que me quedaban. Porque sentía que mis piernas me fallarían en cualquier momento, que iba a caer sobre mis rodillas; o que simplemente no iba a tener suficiente resistencia para verlo a los ojos.

—Spring... —logré decir en un agudo pero casi inaudible susurro.

— ¡Que algría verte de nuevo! Pero sabes, me gustabas más antes de... Esto —dijo barriéndome con la mirada, pero, con una sonrisa de lado planteada en sus labios—. Debo admitirlo a pesar de tu desgastado aspecto e incluso un embarazo de ya casi siete meses. Eres linda. Hermosa. Deseable, querida _____.

Temblé dando varios pasos hacia atrás, sosteniéndome con la mano sobre uno de los estantes; tratando de no caer ante su presencia y miedo el cual recorría cada parte de mí.

—Por favor, vete... —supliqué— ¿Qué más quieres? Ya me quitaste muchas cosas, ya me hiciste pasar demasiado... No entiendo que es lo que deseas ahora.

—No deseo mucho ahora, puesto que ya logré lo que quería —dijo en tono burlesco, asomándo así una sonrisa pícara mientras se sentaba en uno de los sofás de la habitación—. Pero, quiero hablar sobre algo en específico.

Arrugué mi entrecejo confundida; deseando que lo que fuera a salir de sus labios fuera algo simple. Sin consecuencia alguna. Pero, claramente sabía que eso era imposible, era Spring después de todo.

—¿D-de qué quieres hablar...? —pregunté titubeando.

—Sobre ese bebé.

Mis piernas definitivamente esta vez estuvieron a punto de fallarme. Spring notó mi rostro lleno de horror ante el tema, dedicándome una sonrisa divertida mostrando todos sus dientes resplandecientes. Sabía que ese tema era el que menos quería tocar en ese momento. Lo sabía perfectamente bien.

—Te ves... Increíblemente mal, siéntate aquí —murmuró, dio varias palmaditas a su regazo dejándome completamente inmóvil. Sin mover ni un músculo, observando su sonrisa cínica.

—Spring, llamaré a Fred. ¡Es suficiente, lárgate de aquí!

—Llama a Fred. Grita, abre esa puerta — insistió—. Veamos si te escucha. Veamos si eres capaz de abrirla, amor.

Spring me miró desafíante, ya con una sonrisa ganadora y unos ojos los cuales estaban completamente fijos a cada movimiento que fuera dar.

Me acerqué como pude hasta la puerta, poniendo mi mayor esfuerzo en no caer o tener alguna recaída. Tomé el picaporte, tratando de dar la vuelta, pero este simplemente estaba atascado; Spring lo había atascado. Pero, con él estos meses, me di cuenta de que tenía ciertas habilidades, unas las cuales Fred nunca había utilizado. Spring podía manejar cosas sin que los demás lo vieran, Spring podía hacer barreras que ni siquiera podía ver. Y eso, era lo que estaba haciendo justo ahora.

—Es suficiente... —dije, mi voz se quebrantó, pero aún podía resistir a su presencia, sus palabras.

—Vamos, ven aquí —insistió—. Te ves muy mal...

Tragué saliva nuevamente, mis piernas temblaban. Me acerqué lentamente a él, sintiendo como tomaba mis caderas y aplicaba fuerza obligándome a sentarme en su regazo. Este me observaba por segundos, con una sonrisa llena de malicia.

—Estás muriendo lentamente... — murmuró— Ese bebé te está matando.

—¿Q-qué?

—Claro, ¿no te das cuenta? Esa cosa ni siquiera debería de existir. Admitelo — dijo triunfante. Apreté mis labios entre si conteniendo la rabia que estaba comenzando a salir; pero no lo logré. Alcé mi mano con la intención de darle una bofetada, pero esta fue detenida en el aire por Spring, quién me miraba ya completamente serio.

—Tú y yo bien sabemos que la única cosa que no debería existir eres tú —solté—. Ese bebé podría ser tuyo... No entiendo porqué eres tan cruel.

—Porque soy un shadow —respondió—. Uno que claramente en serio lo es. Fred es un mal chiste.

—Fred es más que tú en todos los sentidos posibles.

—Fred cayó demasiado bajo. Supongo que Gold podría confirmarte tanto como yo el que Fred era el shadow más envidiado, el más deseado, el más insensible de todos — dijo—. Pero por Dios, no puedo creer que un día en serio quise quitarle el puesto. Ahora soy incluso peor que él, y tú me lo estas confirmando... La misma chica de Fred. Me alagas tanto.

Spring soltó una pequeña risa soltando mi muñeca. Observó mi barriga y acercó su mano hasta ella para tocarla; y en ese momento pude sentir como el bebé se movía. Como Spring sonreía y analizaba la situación, su mirada llena de malicia lo decía. Retiró su mano para después tocar mi mejilla, viendome a los ojos con los orbes grises y fulminantes que él tenía.

—Puede que sea mío... Puede que lo quiera —dijo divertido—. Y si es así, créeme que no dudaré en llevarlo conmigo.

Antes de poder protestar, sentí como tomaba ambas de mis mejillas y pegaba sus labios con los míos, tomó mi nuca acercándome más a él; profundizando aquél beso al cual yo estaba tratando de resistir. Mis ojos se aguadaron, sintiendo como poco a poco mi vista se iba haciendo más borrosa por aquellas lágrimas las cuales estaban a punto de salir.

Cuando se alejó de mí, limpié mi boca con la manga larga de la blusa con repulsión. Él soltó una risa negando con su cabeza, tomando mi mentón; observándome con detenimiento.

—Quizá te lleve también.

Mi Chica {Fred & Tú} EDITANDO #O2 ✔️Onde histórias criam vida. Descubra agora