CAPÍTULO 8

22.5K 1.9K 185
                                    

RYDER

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

RYDER

En cuanto Alexis me dice que dos tíos la están siguiendo, cojo mi arma y la navaja y con el pantalón de chándal y la camiseta de tirantes que uso para dormir, voy corriendo hasta el coche. A medida que me acerco a la cabina, veo cómo ella camina hasta la carretera y los dos babosos hacia ella. Me bajo sin detener el motor y ambos me miran cuando ven que Alexis se dirige hacia mí.

—¡Eh! —grito yendo en su dirección— Entra en el coche, Alexis.

—Ven conmigo —me pide asustada.

—Vamos, entra —digo sin mirarla y caminando dónde los dos subnormales.

—¿Tienes algún problema, gilipollas? —pregunta uno de ellos.

—Vosotros sois mi puto problema. ¿Qué pensabais hacer con ella?

—Bueno, mírala —dice el otro mientras ambos ríen—. ¿Tu qué crees que queríamos hacer?

—¿¡Os hace gracia!? Veremos si pensáis lo mismo cuando os rompa la puta cara.

Me acerco a ellos pero antes de que pueda golpear al primero, el segundo saca una navaja y me amenaza con ella.

—¡Ryder! ¡Entra en el coche, por favor! —escucho a Alexis a mi espalda. Está llorando.

—¿Qué cojones piensas hacer con eso, maricón? ¿Acaso sabes usarla?

—Ven y compruébalo, cabrón —dice mientras avanza hasta detenerse a pocos metros de mí.

Tengo en mi cabeza los movimientos necesarios para arrebatársela pero cuando su amigo saca otra más, ya no me salen las cuentas. Llevo la mano hasta la parte trasera de mi pantalón y saco la pistola. Sonrío cuando sus rostros empalidecen y bajan las navajas.

—Vale, tío. Solo queríamos divertirnos.

—Cómo me entere de que os pasáis un pelo con alguna chica de esta ciudad, os encontrarán en bolsas de basura. Venga, largaos de aquí.

Se marchan corriendo y yo guardo el arma mientras me giro. Alexis está sentada en el asiento del copiloto, con las piernas fuera. Mirándome y pálida. Me acerco a ella pero levanta las manos para que me detenga.

—No me toques.

—Gatita...

—¿Por... por qué llevas una pistola?

—Por protección —me arrodillo frente a ella—. Por favor, deja de llorar.

—Lo siento. Estoy nerviosa —dice soltando una bocanada de aire.

—Vale, pues tranquilízate. No ha pasado nada, venga entra —digo levantándome para cerrar la puerta.

Mete las piernas y yo entro en mi lado sin dejar de mirarla. Evita mis ojos y eso me irrita.

ToxicWhere stories live. Discover now