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Yo te recordaba con el alma apretada de esa tristeza que tú me conoces. 

Entonces, ¿Dónde estabas? ¿Entre que gentes? ¿Diciendo qué palabras? ¿Por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejano?

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El dolor ya era ameno. Su apetito había vuelto, y su sed era increíblemente insoportable. se relajo cuando miro una cabellera castaña asomando la cabeza por la puerta de su habitación. Harry le asintió asegurandole que podía pasar. Tomo entre sus manos el vaso de agua que Liam le tendió y se lo bebió de un solo trago. Suspiro cuando dejo de sentir la garganta reseca. Se recostó contra las almohadas dejando el vaso en la mesita de noche. Cerro un momento los ojos serenándose. Lo peor había pasado. 

Liam tenía una mirada comprensible, y Harry no podía estar más agradecido de que su mejor amigo estuviera siempre para él. Su celo se había adelantado, no tenia una explicación razonable a tal acontecimiento. Desde que presento su primer celo, tres años atrás, eran dolorosos y los había pasado solo. No era de los que iba necesitado a un alfa, los alfas para él podían joderse si querían. Así que, este celo no fue la excepción, lo paso solo, pero esta vez fue diferente; el dolor fue peor, se retorcía más, dormía menos, y cuando lo hacía no descansaba por los sueños en donde aparecían ciertos ojos azules. 

Se le había quedado grabado en la cabeza aquellos añiles ojos del alfa culpable de que también pescara un resfriado, por la fría agua que salpico sobre él, y su olor, ¿cómo era posible que con cada inhalación aun lo oliera? Lo odiaba. No dejaba de soñar con él; su sueño era el mismo, ambos parados frente al otro, penetrándose con la mirada, y luego se perdían en la oscuridad. 

—¿Necesitas algo más, Harry? —Negó se tapo con las sabanas esperanzado a que ya se fueran los últimos rastros de su celo. Miro a Liam que se sentaba en un sofá retirado de su cama y sonrió. Su amigo siempre había sido tan respetuoso con él, tan atento. Siempre lo soportaba y ayudaba. Era un beta que le daba su espacio cuando lo necesitaba. Su enemigo cuando hablaban de arte, su amigo cuando se divertían un rato, su mejor amigo cuando necesitaba desahogarse, su hermano con las bromas pesados y el hacer todos juntos, y un padre cuando se trataba de cuidarlo. 

Liam le regreso la sonrisa. Se quedaron un largo rato en silencio. Harry ya no sentía la necesidad de disculparse por el fuerte olor que desprendía. Lo hacía seguido, cuando eren sus primeros celos a los quince años, su aroma era verdaderamente potente en sus celos, tal vez no desagradable para el olfato, pero podía ser incomodo para un beta. Después entendió que Liam no necesitaba disculpas, que su castaño amigo lo entendía, y no le molestaba. Se había acostumbrado a su olor. Harry no se sentiría igual de cómodo con alguna otra persona. Ni siquiera con su madre. 

Se sobresaltaron cuando la puerta de su habitación fue abierta de golpe. Se levanto de la cama mirando a su padre con los ojos inyectados de furia en el umbral, si miraba aterrador, era un alfa corpulento, estaba recto, con la barbilla levantada, se miraba como un juez de las tantas series que miraba, justo al final, cuando estaban a punto de dictar la sentencia. Y su madre tan pequeña, detrás del hombre que llamaba padre, llorando con un pañuelo blanco entre sus manos, desprendía un mortificante olor a miedo. Frunció el ceño y miro a Liam que estaba tan confundido como él. Se sentía más tranquilo de lo que debería estar por la situación frente a sus ojos, pero es que, no había pasado mucho tiempo con su padre, no sabía exactamente que debería preocuparle, ni siquiera sabía que ya estaba en casa. Abrió la boca para preguntar que pasaba pero antes de poder decir algo su padre lo interrumpió.

¿Por qué el cielo es azul? - L.S «Omegaverse»Where stories live. Discover now