¿Por qué el cielo es azul? - L.S «Omegaverse»

VII

Tal vez yo sé, en algún lugar profundo de mi alma, que el amor nunca dura. Y tenemos que encontrar otras formas para hacerlo solos, pero manteniendo una cara seria. Y siempre he vivido así, guardando una distancia cómoda. Me había jurado a mí mismo que estaba contento con mi soledad, porque nada de eso vale la pena para correr el riesgo, pero tú eres la única excepción.

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No le importaba nada más que el alfa que se cernía sobre él. No tenía ni la más remota idea de como era que habían llegado a casa, y en que momento ya estaban en la cama poseyendo la boca del otro. Por supuesto que Harry quería controlarse, pero es que Louis era tan bueno con sus manos, y es que tampoco podían culpar a Louis, el aroma de Harry era tan dulce, lo embriagaba, y sus labios, ¿cómo podían ser legales?

Louis no tardo en recorrer el delicado cuerpo del omega. Sin despegar sus bocas llevo sus manos por su curvilínea cintura, mientras se acomodaba mejor entre sus piernas, apretó sus muslos provocando un jadeo en Harry. Hizo un recorrido de sus labios ya rojos e hinchados hasta su cuello, donde tomo una pequeña porción de su piel para morder ligeramente. 

El rizado se retorcía clavando sus dedos en la espalda del alfa. Gimió cuando alzo sus caderas buscando más toque, y se topo con la enorme erección de Louis, quien gruño ante el coqueto acto del pequeño hombre debajo de su enorme anatomía. 

Se miraron un momento a los ojos ya dilatados de ambos, Harry estaba hipnotizado por el oscuro azul de los ojos de Louis y la fascinación que dejaba escapar de estos. Mordió su labio mientras recorría con sus manos la espalda del castaño hasta llevarlas a su abdomen. 

—Hules tan bien. —Jadeo llevando su cabeza hacía atrás cuando Louis se acerco a su oído. Volvió a levantar sus caderas chocandolas con las de Louis cuando este tiro de se lóbulo, lo escucho jadear. El alfa estaba complacido pero desesperado, quería más, más del pequeño y caliente omega que lo volvía loco, si tenía una gota de cordura la había perdido desde que sus manos tocaron la piel blanquecina de Harry, si tenía un poco de control lo perdió cuando saboreo los labios de Harry, si creyó haberlo visto todo se desmintió cuando los esmeraldas de Harry se le pusieron en frente. 

—Lou.—Sentía gotear su entrada y el sudor le recorría todo el cuerpo. Su mente racional estaba dormida, no pensaba en nada más que en lo que en esos momentos quería. Le brillaron los ojos cuando Louis se enderezo retirándose la camisa. El alfa se volvió a cernir sobre él para chupar la piel de su cuello mientras se frotaban. Harry ya era todo un lió de gemidos.

—Ha-Harry. —Gimió por los obscenos sonidos del más chico. Estaban en llamas, ya no podían detenerse. Harry no estaba tan seguro de continuar, pero es que lo sentía tan bien, se sentía tan bien. Le encantaba ser quien provoca los gruñidos de Louis. Enredo sus piernas en las caderas del alfa a la vez que sus dedos tiraban de sus cabellos, la manera en la que restregaban sus caderas era tan placentero que sentía que en cualquier momento llegaría al orgasmo.  

Arqueo la espalda cuando sintió las manos de Louis colarse por debajo de su camisa y juguetear con el borde de su pantalón. Llevo sus manos a los cabellos de Louis apretándolos cuando este llevo sus labios a su barriga. Levanto un poco su cabeza mirándolo mientras mordía su labio. Fue en ese momento que sintió como un bote de agua helada lo hacía reaccionar. Tanto se había cuidado de terminar enredado con cualquier alfa, y aquí estaba, rendido y volviéndose loco por unas simples caricias. Había sufrido tanto en sus celos por falta de compañía, pero era como así lo quería, no quería a cualquiera anudándolo, no quería estar en estado tan temprano.