5

1.3K 101 71
                                    

Seguía abrazado a ti, sollozando todavía. Algo tan in-natural en mí, tal y como es la pena y lástima por si mismo, brotó en mi como una planta al echarle agua. Ni yo mismo podía discernir qué narices ocurría conmigo, el caso Kira y contigo. Algo me había atado a ti desde esa noche, que no podía describir. Estaba muy seguro de que eras Kira. Lo eras. Encajabas perfectamente en el perfil. Sabía que no estaba equivocado por muchas vueltas que le diera a la cabeza. Lawliet siempre acaba ganando, de una manera y otra, y no iba a cambiar porque unos estúpidos sentimientos se interfirieran entre tú y yo. No lo iba a permitir. Tú acabarías condenado a muerte, Yagami. Me pese o no me pese. Era el destino, y la justicia soy...

-L, me estás pinchando desde aquí con tus estúpidas conspiraciones contra mi. ¿No puedes dejar de joder con el caso tan solo un momento? -me apartaste y me miraste a los ojos. Ya no lloraban.

-¿Cómo puedes saberlo? -es imposible, intento siempre tener el mismo gesto para que nadie pueda analizarme.

-Empiezas a temblar y a comerte el dedo. Te pones nervioso con tus propios pensamientos. Esto no te beneficia. Bueno ni a ti ni a mí.

Nunca había sido consciente de que coincidía en esos momentos cuando me ponía a pensar en el caso. Claro que, no podía cambiar mi actitud radicalmente, o sería extraño. No me gustaba que se hubiera dado cuenta. Es molesto sentirme observado de esa manera.

-Solamente quiero que no me malinterpretes. -mordí el dedo, de nuevo.

-¿Qué quieres decir? -deshiciste el abrazo.

-Bueno, me gustaría decírtelo, pero... Creo que no es el momento. Me gustaría esperar un poco para ello. Quizás a la noche. -dejé de mirarte diciendo esto.

Estuvimos un rato en silencio. El eco sordo de la estática de las pantallas sonaba como banda sonora. Me había dolido de sobremanera el pensar que se habían aprovechado de mí. Quizás no fuera buena idea llevarme bien contigo para únicamente la investigación. He de admitir que no estaba haciendo nada que contribuyera al caso. Estaba, tirando el tiempo.

-Eh, Ryuzaki. -te miré.- ¿Salimos a cenar?

Volví a helarme sin quererlo. El salir a la calle. Por voluntad propia. Las miradas, las risas, las burlas... No. No lo iba a aguantar.

-No. -pensé en una excusa tonta.- Ya hay cena aquí. ¿No ves estas fresas?

-Siempre andas alimentándote a base de fruta y mierdas con azúcar. ¿Es que nunca has ido a cenar a un restaurante?

-Una vez con Watari. Fuimos a un Burger King a comprarme un helado. Fue... Hace muchos años. -rocé mis labios con un dedo cualquiera intentando recordar.

-Eso no se considera ir a un restaurante. Vamos, yo te invitaré a uno que conozco. Nos lo pasaremos bien. Aún es pronto. ¿Vale? -agarraste mi hombro mientras sonreías.

-No, prefiero comer lo que hizo Watari. No lo quiero desperdiciar. -me puse a juguetear con los dedos de los pies.

-Come ahora, y para cuando cenemos tendrás hueco.

Mierda.

-Ahora no tengo hambre.

-Podemos llevarlo de postre.

Mierda, mierda.

-Se pondrá blandito para entonces.

-Si se quedan blanditas las fresas, podemos comprar más después. -pude percatarme de que me estabas analizando.

-Si soy sincero, no quiero ir. -encogí mis brazos y los crucé en una pose, inconscientemente, indefensa. Gran error.

-¿Tienes miedo de que la gente se porte mal contigo? -¿cómo lo sabes?

No quiero que seas Kira // Light x LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora