•Capítulo 2•

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Puedo perseguir tus pasos,
cuenta los minutos, cuenta los segundos.
No podrás dejarme ir.

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08 de Septiembre del 2018.
Busán, Corea del Sur.
Empresa P&K.







— Vaya pero qué nombre tan original —sonrió sarcásticamente al entrar a nuestro nuevo edificio.



— Deberías estar agradecido de que puse tu feo apellido en la pared —señalé el vestíbulo con la pared de piedra y la cascada de agua luminosa que resbalaba frente a la placa con el nombre del despacho.




— Solo te agradecería la decoración del lugar —comenzó a deambular por el vestíbulo—, ¿cuántos pisos son?



— El edificio cuenta con ocho pisos, pero solo hemos inaugurado dos, mientras más vaya creciendo el trabajo ocuparemos más personal, y así hasta que nuestras oficinas estén en la cumbre del exitoso... en este caso, en el octavo piso —metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón Gucci.





— Suena muy pretencioso, pero el rico eres tú —sonrió sin más — ¿Por donde comenzamos, socio Park?




— Acompáñeme a ver nuestras oficinas, socio Kim.




Me adelanté haciendo un simpático sonido con mis zapatos de charol, que relucían igual que nuestro futuro en la empresa. Aún podía recordar la cara de mis padres cuando les dije que quería que invirtieran en un despacho de arquitectura, porque por fin su hijo tenía ganas de divertirse un poco más.

Claro, mi familia poseía los contactos, y yo el lápiz creativo. Solo debía conseguir a las personas adecuadas para el trabajo de dibujantes, y todo marcharía de acuerdo al plan.


Abrí la puerta de aluminio que jugaba acorde a la brillante y contemporánea decoración—, Bienvenido a las nuevas oficinas.



— Joder, está precioso —se apresuró a ver un pequeño vestíbulo delante de dos puertas con una placa de nuestros nombres—, Kim Nam Joon, guau; y yo que creía que mi nombre no sonaba importante, pero era solo que no lo había visto grabado en una placa de aluminio y bronce.




— No es aluminio, es plata —me apresuré a seducirlo con el uso y combinación de los materiales.



— Cállate, que harás que me desmaye— abrió la puerta de su oficina rápidamente — ¡Joder, eso es un bar! ¡Mi propio bar en mi oficina!



— Tranquilízate o te dará un paro cardiaco —reí al verlo perplejo por cada detalle.





— Es lo que siempre soñé, pero mejor —río después de abrazarme.



— Vuelve a darme un abrazo y no la cuentas para mañana —le advertí ante de salir de su oficina y entrar a la mía, aún escuchando repetidas muestras de asombro.




Ahora debía conseguir personal, pero debía ser el adecuado. Mi despacho estaba concebido para solo proyecto arquitectónico, nada de construcción y supervisión de obra. Al menos no para los primeros años, y como yo siempre había sido un desastre para el cálculo estructural, por lo mismo traje a Nam Joon, que era un prodigio en el ámbito de la ingeniería.


Midnight [KookMin]Where stories live. Discover now