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Amón e Izuku se exaltaron ante esas palabras dadas por aquel muchacho de dos colores.

¿Nupcias? ¿Casarse? El trofeo hermoso con orejas,frunció su ceño algo más que resentido y molesto, ya que aquella noticia no le fue dada de forma explícita al parecer.

Al contrario de él,se supuso a si mismo que era el único que dotaba de ignorancia de ese acuerdo, pues aquella rubia sonriente, con aquel peliceleste, sólo mostraban consciencia de que ello era real en plenitud.

—Es un placer —irrumpió Eijirō posándose frente al faraón y aquella belleza femenina, la cual estaba admirando a aquel pelirrojo que cubría su rostro y dentadura singular—. Soy Kirishima Eijirō, la mano derecha de nuestro dirigente.

—El es Todoroki Shōto —Indicó aquella joven mientras señalaba a aquel que tenía la vista gacha, pues sus cabellos bicolores habían llamado la atención del rubio—. Es mi guardaespaldas, mano derecha y jefe de ejército.

Yaoyorozu Momo sabía que tan compleja era la actitud del deseado y maldito faraón que sus ojos oscuros veían, esos ojos rojos que ahora la admiraban en busca de alguna imperfección le ponían los nervios a flor de piel. Pero,¿qué más podría hacer además de acallarse y seguir con el trato?
Izuku estaba molesto. Ya que ni siquiera había dirigido un saludo u ademán a aquellos ojos,ni visitantes extraordinarios.

—Es un placer, señorita Yaoyorozu.

Kirishima se incó a sus pies, y Katsuki sólo se quedó admirando al guerrillero de esa mujer adulta e independiente.

—Por cierto, Bakugō-san —El poseedor de ese nombre llevó su vista a la de cabellos rizados, quien dió un par de pasos a aquel faraón que tenía un aura pésima—.  No nos presentamos nunca apropiadamente.

Una mano llevada a su pecho, fue lo primero, y es que ella puso su puño de forma sutil sobre su pecho voluminoso.
Alzando su vista y dejando ver sus destellos,agregando la voz emocionada.

—Bakugō-san, mi nombre es Yaoyorozu Momo, aquella que ha sido enviada por el último faraón de mi dinastía para poder cerrar, y crear nupcias con tu honorable y poderosa persona —indicó aquella mientras era vista con esos fríos ojos de desagrado, prosiguiendo al ya estar ruborisada—, cuento con todo un ejército especializado en combate que estará en tus manos apenas seamos uno solo ante las arenas de Egipto. Asique por favor, acepta la ofrenda del rey, siendo yo como tú prometida.

El aura siniestra que desprendía Izuku era tan obvia y pesada,que Katsuki lo vio de reojo admirando la ira llameante en sus ojos, pues veía a Momo como si deseara quitarle sus hermosos cabellos viva.

—Oye, Deku, deja de ver así a mi invitada —exigió hablando por primera vez en todas aquella presentación formal, causando a las orejas de chacal alzarse y doblarse hacia abajo en ese preciso momento—, es mi invitada. Asique se algo educado, no creo que quieras otro castigo.

El labio de Izuku fue mordido por el superior, ya que ahora el calor en sus mejillas se había presentado al haber sentido la mano de Katsuki bajar a su espalda, tocando con la yema de sus dedos aquella columna desde la zona baja.

—Como tu digas, Kacchan...

—Es verdad —Fue de forma abrupta el cómo tomó las mejillas de Deku con su mano derecha, debido a que sonrió, mientras acercaba ese rostro al suyo—, tu presentaste a quienes te acompañan, Yaoyorozu. Levántate.

Ella se alzó de prisa, habiendo visto que realmente el que estaba a su lado era más que cualquier individuo para el faraón explosivo.

—Él es mi trofeo —Silencio, eso fue lo que provocó esa frase tan simple pero cierta—.
Los ojos olivos desviaron su vista al suelo con suma vergüenza, y es que ahora los dos invitados le divisaban, y sus orejas ahora gachas no eran suficiente ayuda para dejar de llamar la atención.

Tortura en corazonesWhere stories live. Discover now