015. Cassandra: Mortal.

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Había alguien que lo amaba.

-No me gusta la nieve.

Su campo de flores está sepultado bajo dos metros de nieve. Sabe que puede arreglarlo tan pronto se vaya la nieve, pero no quiere esperar tanto para volver a verlas.

-Me imagino tus motivos,-Estoy entre las sombras de bosque que rodea su campo de flores, mientras ella se sienta en un árbol en medio del claro,- ¿Sigues molesta conmigo?

-Sé que fue un accidente,- Dice, para mi alivio,- pero si vuelves a hacerme daño, no te quiero volver a hablar.

Su cuerpo mortal, a veces, me parecía tan débil en comparación a mi fuerza de dios. Tenía piel que queda marcada frente al más mínimo roce, y dedos que podrían romperse como varillas si una puerta del Olimpo los aplastase

A pesar de todo eso, Cassandra no era débil.

Porque Cassandra vive rodeada de dioses, y Cassandra vive en un lugar hecho para seres cien veces más fuertes y peligrosos que ella.

Y Cassandra sobrevivió más de doscientos años allí.

Siempre hay que temerle al anciano que trabaja en un lugar donde los hombres mueren jóvenes.

Siempre hay que temerle a la semidiosa que vivió en un lugar donde los mortales no existen.

La noche comienza a caer lentamente, y mis manos tiemblan cuando llegó a ella.

-Nico,- Murmura en mi oído, en medio de la noche,- Tengo frío.

Mis dedos acarician su piel, y ella se pega a mí, temblando.

-¿Debes irte?- Le pregunto, al ver como el frio la afecta. Frio que yo ni siquiera siento.

-Quiero estar contigo.

Soy tan débil ante ella. Podría pedirme el mundo y le declararía la guerra al Olimpo por una sonrisa suya.

¿Qué importa que su madre me odie un poco más? También juró guardar el secreto.

Las sombras nos rodean, y nos vamos de allí.

Esa fue la segunda vez que me lleve a Cassandra, la hija de Deméter.

Quizá la tercera. Depende de quien esté contando la historia.

-o-

Granada | Fruta Prohibida.Where stories live. Discover now