Granada | Fruta Prohibida.

056. Cassandra: La Hija De Un Hombre.

Eso era todo lo que necesitaba.

Me mira, nerviosa, cuando me ve entrar por la puerta de mi casa.

Pasó la noche conmigo, en el Inframundo, y le prometí partir a buscar a su padre a la mañana siguiente. Cuando fuí estaba dormida, y no se dió cuenta de que ya no estaba a su lado. Antes de irme me deshice de gran parte del rosal nuevo que había comenzado a trepar por la pared, por fuera de la casa, que daba a la ventana del dormitorio.

—¿Y?— Me siento junto a ella en el sofá de la sala, y me quedo en silencio,— ¿Nico, que pasó?

—Lo encontré,— Le respondo, mirándola fijamente. La sonrisa que se extiende en su rostro es hermosa, y no puedo evitar desear con todas mis fuerzas que él no vaya a hacer nada que dañe esa bella sonrisa.

Se lanza a mis brazos, y me agradece mil y una veces. Quizá debo ser yo quien le diga la verdad, pero cuando le dije a ese hombre quien era y por qué lo buscaba... Él me pidió ser quien le dijese la verdad a su hija.

—Tienes media hora,— Le digo en voz baja,— Temo que tu hermana se entere si te doy más tiempo.

—¿Donde está? —Me pregunta aún en voz suave.

— En tu campo de flores,— Le respondo, y antes de que pueda preguntar algo, le digo,— No podía llevarte a donde Annabeth y Percy se reunieron, tu hermana podría verte.

—Mi hermana sabe lo que pasa entre nosotros.

—Lo sé... Pero tu hermana no sabe que vienes al Inframundo.

Y, más importante, dudo que a su madre y hermana mayor les guste que esté incumpliendo el trato.

—Eso es cierto,— Pasa los brazos por mi cuello, y se sienta en mi regazo,— Gracias, de verdad.

Besa mis labios apasionadamente, y se va antes de lo que yo hubiese querido.

Promete volver por la noche, me explica que su madre está con los mortales por algo del cambio climático.

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