001. Cassandra: De Deméter.

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Un cuervo, negro como la noche misma

—¿Algún día te vas a acercar?,— Su voz suave me sobresalta, y me hace temblar,— Hace tiempo sé que estás allí.

—No debería,—Le respondo, por primera vez no me limito a una palabra, aunque sea sólo una más

No importa, esas dos palabras parecen indicar que puede pedir más de mi.

(Aún no sabe que podría pedirme todo y no dudaría en acatar órdenes)

—¿Por qué?

—¿No sabes quién soy yo?

Hay algo soberbio en sus palabras que disfraza una humildad muy real: No necesita saber quién es él, un dios joven y patético, dispuesto a todo por ella.

—Eres un dios del Inframundo. Eres el dios de la pérdida, de las almas que mueren en guerra, el dios de las plagas que inundan el mundo cuando hay hambre, o enfermedad, además del rey de los fantasmas,— Recita como si yo fuese algo que hubiese estudiado en libros.

—Ahí estas equivocada, —Le contesto con voz amable,— No soy dios de las plagas.

—Oh,— Se mantiene en silencio, quizá regañandose por su error en algo que parece haber memorizado,— También sé que fuiste semidiós.

—Así es. Fui un semidiós.

-Y te llamss Nico.

—Me llamaba Nico,— Ella frunce el ceño ante la corrección, aparentemente frustrada consigo por otro error. Se siente culpable e inmediatamente me retracto, — Ese es mi nombre. Me llamo Nico... sólo que ya nadie me dice así.

—Yo soy Cassandra,—  Me dice, y estira su mano en mi dirección.

—No debería,— Repito,— Eso no estaría bien.

—Quiero que vengas.

Si, si, si. Siempre si. Todo lo que quieras.

—Eres hija de Deméter. Las hijas de Deméter no suelen tener suerte con los dioses del Inframundo.

—Si vienes aquí no pasará nada. Si me fueses a secuestrar... Pasaría, pero nadie tendría ni siquiera que saber que te acercaste.

—Tu madre observa. No oye, pero observa.

—Entonces podemos hablar. Tú desde tus sombras, y yo entre mis flores.

— Por supuesto.

-o-

Granada | Fruta Prohibida.Where stories live. Discover now