12. Sueño y Luego...

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Niall

Manhattan, Nueva York
No hubo email de "Lo Que Necesito Hoy" de él esta mañana, ni un pedido de último minuto por café, novelas recién lanzadas, o el desayuno.

Mientras me dirigí a la oficina una hora más temprano como él pidió, noté que su Jaguar no estaba en su espacio designado. De alguna manera aliviado, tomé el ascensor a mi piso y destrabé mi oficina; inseguro de si debería empezar a organizar mis cosas por un próximo final o no.

Lo que sea que él decidiera para traer a colación mi email, supe que iba a tener que elegir entre tres opciones cuando respondiera. Plan A: Negar. Negar. Negar. Plan B: Negar más. Negar más. Negar más. Plan C: Tragarme mi orgullo, admitir que estuve mal, y esperar que no me despida porque no he recibido una oferta de trabajo oficial de cualquier otra parte todavía.

Tiene que ser el Plan A...

Justo mientras estaba por sentarme, el teléfono de mi escritorio sonó y el número de su oficina apareció en la pantalla. Tomando un profundo aliento, tomé el auricular.

—¿Sí, señor Malik?
—Ven a mi oficia. —Colgó sin una sola palabra, dejándome confundido.
Trabé mi cartera en mi cajón y tomé los escalones, golpeando tres veces hasta que su familiar ¿Sí? me saludó y me hizo abrir la puerta.

Estaba sentado en su silla, su espalda encarándome. Al sonido de mis zapatos chasqueando contra el suelo, giró; sus profundos ojos marrones encontrándose con los míos.

Hoy su traje era uno que no había visto antes, uno gris oscuro que complementaba perfectamente el nuevo reloj de plata en su muñeca. El reloj que demasiado recientemente me había hecho hacer fila para conseguirlo.

—Toma asiento. —Me señaló para que me siente frente a su escritorio.
Me senté y él levantó su café, tomando un largo sorbo.

—Sabe, señor Horan. —Enfatizó cada sílaba de mi apellido—. Honestamente pensé que usted y yo estábamos en mejores términos, especialmente después de nuestro trabajo juntos por todo un año. Pero parece que estuve claramente equivocado.

Se veía como si estuviera esperando algún tipo de explicación referida a mi email, y yo todavía no estaba seguro si quería ir por el Plan A, el B, o el C. como si pudiera sentir que estaba sopesando mis opciones, sus labios se curvaron en una sonrisa engreída.

Traté de apartar mi mirada, incluso por un segundo, pero no pude apartar la mirada de él en absoluto.
—¿Vas a decir algo? —preguntó—. ¿O vas a seguir sentado allí como si no tuvieras idea de lo que estoy hablando?
—¿Esto es por lo que me fui temprano ayer? —Me decidí por el Plan A—. Me estaba sintiendo un poquito enfermo , esto es todo. —Esto es sobre un email particularmente inapropiado donde haces una mención sobre mí follándote.
Mis mejillas estaban en llamas y supe que él no iba a evitar esto en lo absoluto.
—Lo siento —dije, las palabras salieron disparadas—. No tenía idea de que accidentalmente había...

—Además esto es sobre —mencionó, cortándome mientras levantaba su mano—, yo, posiblemente teniendo que ir a recursos humanos y presentar una queja. Una queja de acoso sexual.

¿Qué?

Lentamente levantándose, caminó frente a su escritorio, manteniéndome fijada en el asiento con su mirada enojada, poniéndome tan húmedo con cada ligero lametón de sus labios.

»El acoso sexual es una ofensa muy seria aquí en Malik  Publishing, señor Horan. —Me miró de arriba abajo—. He despedido gente por ofensas mucho menos indignantes, y técnicamente debería estar haciendo lo mismo con usted justo ahora, lo cual sería más que justo. —No me dejó meter ni una palabra—. Especialmente ya que no creo que entienda completamente por qué fue tan ofensivo lo que hizo.

—Lo entiendo... —Mi voz era un susurro.

—¿Oh, de verdad? —Levantó una ceja—. ¿Puedes imaginar si yo accidentalmente envío un email similar a alguien sobre ti de la manera que hiciste conmigo?

No respondí.

—Déjame poner esto en perspectiva. —Se inclinó, tan cerca que sus rodillas estaban tocando las mías—. Si yo le envío un email "accidentalmente", y que diga que he querido sentar su coño en mi boca desde que empezaste a trabajar aquí... o que he querido doblar su trasero sobre mi escritorio y follarlo hasta que me rogara que me detenga cada vez que lo follo en el escritorio en particular, ¿no cree que necesitaría ser reprendido de alguna forma?

Estaba sin habla por sus palabras, y no estaba seguro si estaba simplemente dándome un ejemplo o si realmente había pensado en mí de la manera que yo había pensado en él.

—Respóndeme, Niall. —La manera que mi nombre cayó de sus labios me hizo tomar aire—. ¿No crees que habría un alboroto con consecuencias serias?

—Tal vez.

—¿Tal vez? No, definitivamente. —Se ajustó su corbata—. De hecho, habría tal alboroto que supongo el departamento de Sistemas sería forzado a revisar todos los emails que había enviado con cualquier aparato de la compañía ya que nada enviado a un servidor de la compañía es realmente borrado. De hecho, probablemente tendrían que investigar y ver si esta era una ofensa de una vez o de un patrón particularmente interesante...

Sentí mi mandíbula caer y luché por mantener mis labios cerrados.

—Quiero decir —dijo, viéndose serio de alguna forma—. Dependiendo de lo que encuentren, tendrán que dirigirse a mí personalmente y evaluar los daños. Y si la persona de que estaba hablando sobre 'follar' en mis emails lo quisiera, estoy seguro que podría hacer mi vida muy miserable.

Silencio.

Recogió una carpeta de su escritorio y lentamente lo puso en mi regazo —de algún modo encendiéndome incluso más sin siquiera tocarme.

—Trescientos sesenta y siete emails entre tú y tu mejor amiga, Amy.
¿Eso es todo?

—Son solo de este mes. —Su voz estaba entrecortada—. No tuve tiempo para leer más que algunos de ellos, pero asumo que no estaremos

viendo a ninguno más de aquellos en nuestra base de datos de Sistemas. ¿O sí?

—No. —Sacudí la cabeza.

—Bien. Hice que los borraran permanentemente. De nada. —Se levantó y ojeó su reloj—. Aquellos archivos Roberto son necesitados antes de nuestra reunión de la mañana con Lockwood. —Se acercó a la puerta y la sostuvo abierta, esperando a que me vaya.

Evitando su mirada, me levanté y me dirigí al recibidor. —Oh, y una última cosa, señor Horan —mencionó, haciéndome mirar sobre mi hombro.
—¿Sí?

—Que conste, respecto a tu email con el tema Me Pregunto Si Come Coños... —Me miró de arriba abajo—. que como coños, y si alguna vez fuera a comer tu coño... si ese pensamiento hubiera sido lo bastante sucio para pasar por mi mente y si ciertas circunstancias entre nosotros fueran diferentes, no serías capaz de caminar por días después de que acabase contigo...


Continuara......

Naugty Boos -Ziall-Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ