16. Cada vez es mejor

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Niall

Manhattan, Nueva York

Me senté quieto en el asiento de pasajero del Jaguar de Zayn  mientras conducía, todavía en shock de que hubiera demandado pasar el resto de la noche conmigo. Le había pedido al conductor que nos lleve de regreso al restaurante para recuperar su auto, para asegurarse de que tuviéramos completa privacidad por el resto de la noche.

No estaba seguro del por qué, pero cuando me miró en un semáforo, no pude evitar pensar que una parte de esto se sentía correcto. Que cuando no estaba siendo mi jefe, incluso por un segundo, era más que agradable.

—Será bastante difícil conseguir una reservación a esta hora en la ciudad de Nueva York —dije, rompiendo el silencio finalmente. —No necesitamos reservación a donde vamos.
—Tomaré tu palabra en esto, pero para que conste, necesito disculparme de antemano.
—¿Por qué?

—Porque como estás asumiendo que me gustará a donde vamos, en vez de ser un caballero y preguntarme —dije—, soy bastante quisquilloso con la comida y alérgico a un montón de cosas.

—Estoy al tanto. —Giró a la derecha en la luz—. No te gusta la comida de mar, solo comes pollo si está preparado de cierta manera, eres intolerante a la lactosa y aun así comes ciertos tipos de queso, y si quisieras, podría analizar una lista entera de tonterías al azar que parecen hacerte mal por alguna razón. —Me miró—. ¿Te gustaría que lo hiciera?

Negué, anonadodo.

—Bien —dijo—. No pregunté porque no tengo que hacerlo, porque contrario a lo que puedas pensar de mí, te presto atención. ¿Me darás la oportunidad de ser amable o pasarás la noche actuando como si estuviéramos en la oficina?

—Te daré una oportunidad...

—Bien. —Puso su mano en mi muslo expuesto—. Porque he estado intentando muy duro no follarte desde que apareciste en la cena esta noche, así que en el segundo que quieras que deje de intentarlo, por favor no dudes en hacérmelo saber.

Me ruboricé y me recliné en el asiento, permaneciendo callado el resto del camino mientras conducíamos por las calles bordeadas de nieve. Treinta minutos después, estacionó en el giró de un rascacielos. El valet se acercó a su auto y caminó a mi lado para abrirme la puerta. Presionó su mano en la parte baja de mi espalda, y mientras el portero abría la puerta para nosotros, bajó la mirada hacia mí y susurró:

—¿De verdad usaste ese traje ajustado para ponerme celoso? 

—Depende. ¿Funcionó?

—Mucho. —Me guio por el corto tramo de escalones hacia un elevador de cristal que enfrentaba las brillantes luces de Manhattan.

Hicimos todo el camino hasta el último piso, y al segundo en que las puertas se abrieron, un mesero nos recibió y nos indicó que lo siguiéramos a una habitación privada.

Una chimenea ardía cálidamente en una esquina, y solo había una mesa en el centro que enfrentaba el suelo con los ventanales. El mesero sonrió y tomó nuestra orden del vino antes de desaparecer.
—¿Este lugar normalmente es preparado para cenas privadas? — pregunté.
—Para nada. —Me miró—. Pero no creo que a ninguno de los dos le gustaría ser vistos juntos ahora, considerando nuestra relación.

 —Sí, no quisiera que la gente piense que dormí con el "Jefe Travieso" o el CEO de los tabloides para conseguir mi trabajo. —Tampoco yo. —Se veía entretenido—. ¿Cuándo volverás a trabajar en verdad?

—¿Te refieres a cuándo consigues follarme de nuevo? —No, voy a follarte esta noche —dijo—. De verdad, ¿cuándo volverás al trabajo?

Naugty Boos -Ziall-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora