capítulo 1.

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Hello, amigos. Lo prometido es deuda. Aca está la historia de Karen, aquella cuya sinopsis lleva casi un año en espera, esa, jajajaja. Por ahora, subiré todos los sábados, pero como tengo apuro en acabarla, puede que más de una vez suba dos cap por semana.

La ruleta volvió a girar.

18.

Había vuelto a perder y Karen Carmona se dijo a sí misma que era hora de retirarse o su billetera se empezaría a resentir, pues cuatro rondas perdidas ya empezaban a ser considerables cuando ganabas un sueldo medio y aún debías terminar una carrera.

Enfurruñada por no haber nacido entre esa clase privilegiada que se podía permitir gastas millones de dólares en ese tipo de casinos de las Vegas, se dirigió a la barra y pidió un tequila para activar un poco a su cuerpo, aunque esa noche tenía claro que no se iba a exceder, pues ya con la resaca de esta mañana había tenido suficiente para una vida entera.

Se tomó la bebida de un trago y buscó con la mirada a su amiga, Alondra, a quién había perdido de vista cuando empezó a jugar, pero no la localizó y se dijo que quizás había regresado al hotel. Pensó en que era una mala amiga por haberla dejado sola, sobre todo si consideraban que había sido Karen la que casi la había arrastrado a las Vegas para convencerla de olvidar sus penas amorosas, pero después de que el tequila empezó a hacer efecto, el remordimiento desapareció y se dijo que Alondra debía de estar bien, sabía arreglárselas sola.

Observó con curiosidad el casino, donde personas a las que le gustaba disfrutar la vida le regalaban al dueño magnánimas cantidades de dinero, y algunos pocos afortunados le arrebataban un poco del botín. Gente borracha, con copas en la mano y ojos ansiosos por saber lo que les depararía la suerte en el juego, pintaban la típica imagen de lo que la gente que no conocía el lugar se imaginaba que era un casino en las Vegas. También habían algunas mujeres rondando las mesas, coqueteando con algunos hombres, haciéndoles perder la concentración y dándoles promesas silenciosas de placer si solo dedicaban su mirada a ellas; promesas que, por supuesto, casi ninguno podría rechazar, pues la mente masculina poco tenía que pelear con el libido, quién siempre se alzaba como ganador cuando de faldas se trataba. Karen incluso suponía que muchos de esos hombres habían dejado a sus mujeres en casa y aprovechaban el ambiente de pecado para ceder a la tentación, pues tal y como decía su tormento personal, Carlo Mancini: "Dios no puede poner a la tentación en frente y planear que la ignoremos, sobre todo cuando el mismo Adam mordió la manzana por ceder a los encantos de Eva"

De pronto amargada por los recuerdos, Karen pidió otro tequila y se lo tomó de un trago para que el calor espantara a los recuerdos, aunque difícilmente podía sacar de su mente a ese maldito mujeriego cuando ya lo había traído a colación, y es que el desgraciado tenía algo que lo mantenía ahí, a pesar de odiarlo, a pesar de haber provocado que se sintiera como toda una mujerzuela por haber cedido a sus encantos sabiéndolo casado. El hombre seguía en sus pensamientos y aunque lo negara, aparecía con frecuencia a amargarle momentos de dicha, pues la herida que le había dejado, era más profunda de lo que todos, incluida Alondra, pudieron pensar.

Olvidándose de las posibles consecuencias de beber como una alcohólica, Karen pidió al bartender que le sirviera el trago más fuerte que tuviera, e ignoró los quejidos de su tarjeta de crédito que protestaba más que ella por el abuso. Una vez tenía una copa con un licor desconocido en la mano, lo removió y observó un poco ausente, luego dio un sorbo y arrugó el ceño cuando el fuerte calor le quemó la garganta y provocó un estremecimiento en cada parte de su cuerpo. Por su 'puesto, eso no sirvió para borrar la odiosa imagen de su cerebro, y desesperada por no recaer en la depresión que casi la manda al psiquiatra, pidió otro más. Al menos ir a la cárcel por morosa mantendría a su cerebro ocupado y este no estaría de masoquista pensando en lo que no debía.

Una vida para encontrarte (Corazones rotos 2)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant