Capítulo 10

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  — Vamos a hacer una cosa— dijo Karen al teléfono—  ustedes leen entera  la siguiente nota de autor que es muy importante, y la autora no tiene que reponder preguntas que ya respondió aquí ¿Está bien?

Muy, ahora que espero tener su atención, les informo varias cosas. Primero, mil disculpas por mi desaparición, hoy les subo doble cap aunque sé que les debo tres, pero bueno, no tengo los tres, así que...sorry. Prometo intentar adelantar con la historia. Segundo, los caps que suba hoy, será los últimos que suba en esta plataforma. Wattpad ya no es un medio seguro para mis novelas pues ha quitado los capítulo privados, los únicos que los protegían de copias en la páina espejo, así que el resto de la historia, será continuada en Inkspired. Me consiguen bajo el mismo seudónimo, y de todas formas el enlace mi perfil está en la descripción de mi perfil acá en wattpad. No, no tengo cuenta en litnet. No, no voy a subir a litnet ¿Por qué? No me gusta litnet. Fin Si no tienen memoria en el el, sepan que también pueden acedder por la wed sin ningún problema. Bueno, eso era todo. Disfruten.

Era domingo, por lo que Karen no comprendió porque su teléfono estaba sonando a las seis y cuarto de la mañana. Con un gruñido, tanteó su cómoda hasta dar con él. Al principio se preocupó, pues pensó que podía tratarse de alguna emergencia, pero cuando vio el número de Carlo, la preocupación se convirtió en extrañeza. Iba a cortar, pero no lo hizo porque eran las seis de la mañana. Algo importante debió haberlo coaccionado a llamarla a esa hora en domingo, cuando cualquier humano en su sano juicio estaría en el quinto sueño.

—¿Hola? —atendió y bostezó— ¿Carlo?

—Kareeeen—dijo él al otro lado— querida Kareen.

—¿Carlo? —repitió con el ceño fruncido— ¿Estás borracho?

—Nop, simplemente me tomé unas copitaaasss, en tu honor, Karenn.

—¿En mi honor? —preguntó incrédula.

—Sip. Para ver si te olvidaba...¿Por qué, Karenn? ¿Por qué ya no me quieres?

—Ay Carlo. Duérmete, es muy temprano, y se nota que necesitas descansar.

—¡No! —aseguró él— no lo necesito. Solo te necesito a ti ¿Entiendes? A tiii. Me mentiste. Aquella vez dijiste que me amabas y no es verdad. Si fuera verdad, todavía me querrías y yo no estaría así.

—Estás así porque eres de los que piensa que el alcohol soluciona todo. Duerme, Carlo, después hablamos.

—¡Mentira! No me llamarás. No lo harás porque ya no me quieres. Me mentiste, Karen, nunca me quisiste.

Karen empezaba a molestarse.

—Tengo orgullo Carlo, que alguna vez te quisiera no significaba que iba a estar disponible para cuando decidieras rectificarte. Lamentablemente, tomaste la decisión demasiado tarde.

—Eres una mentirosa, Karenn ¡Una mentirosa! —Siguió acusándola. Karen escuchó que subían el volumen de una música, y también una risa cerca de Carlo. Una risa femenina.

—Y tú un maldito mujeriego que parece que no va a cambiar—espetó con rabia— no me vuelva a llamar.

Karen colgó y se dejó caer en la cama. Agarró una almohada, y la utilizó para ahogar un grito de coraje ¿Cómo se atrevía? ¡Desgraciado! Buscando su perdón y seguro se estuvo divirtiendo con varias mujeres en la noche. A Karen ese hecho ya no le dolía, pero si le indignaba bastante, además que la imagen que tenía del que fue una vez un buen amigo se iba deteriorando más.

No se pudo volver a dormir, y pasó el resto del día de mal humor. Alonzo la llamó como a eso de la doce, y algo debió notar en su tono que preguntó:

Una vida para encontrarte (Corazones rotos 2)On viuen les histories. Descobreix ara