[DE PARK PARA BYUN]

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Querido, Baek.

Es el tercer miércoles de diciembre, hace frío y dejé el abrigo en casa.

La inmensa esfera naranja se oculta tras las montañas y glorioso, como un relámpago, se asoma el crepúsculo.

Puedo verte.

Allá a lo lejos, donde las nubes danzan ególatras iluminadas por un centenar de estrellas.

Donde nace la luna llena burlándose de mí.

Allá a lo alto, detrás del relámpago y acá a lo bajo en las sombras más intensas que el brillo artificial del astro nocturno provocan.

Con libertad entera aún recuerdo el torso masculino por donde mis manos danzaban celosas, tan espléndido y presumido, con tus cabellos de un claro perfecto cayendo con gracia sobre tu frente.

Dueño absoluto de un par de obsidianas que van separadas lo justo por el puente de tu nariz y que nunca pude robarme, pues viven todavía cubiertas por el mismo velo cristalino costoso que une su estructura con aquello que Van Gogh perdió.

Brillabas.

Tal y como las envidiosas estrellas que suplicaban tu desaparición y que hoy por fin logran destacar contentas.

Tan resplandeciente a gritos y tormentas, que no es extraño, ni siquiera un poco, que los ojos de la muerte te hayan mirado. 

Rindiéndose ante ti enseguida, igual que yo lo hice, y amándote tanto que te tomó en sus oscuros brazos para apagarte.

Deshaciéndote.

Y deshaciéndome a mí contigo.

Una mañana oscura de punzantes verdades grité en silencio, con el corazón a punto de serme arrancado y corrí al vacío.

Desesperado de verte ser hundido y con la esperanza de saber nadar.

Lancé los brazos en tu auxilio pero ya estabas debajo y mi cuerpo, mi cuerpo bañado en tu color, flotaba justo encima del tuyo ya grisáceo.

No pude alcanzarte.

Y tampoco pude ahogarme contigo.

Ha pasado un tiempo desde entonces, un tiempo largo en el que el reloj se ha encontrado detenido, y hoy, a pesar de que entiendo el fruto inapelable de ese amor eterno, no lo acepto.

No puedo aceptarlo todavía.

Es por eso que aquí me tienes renuente, recostado al filo de la tumba o el cuchillo.

Esperando temeroso porque está oscuro.

Dentro y fuera de mí la noche no permite que el calor apacigüe y me tiemblan las rodillas.

Estoy cayendo.

No he dejado de caer todavía y a lo lejos, donde la neblina densa se expande, puedo observar que un hombre bien vestido me saluda.

Sonríe de a poco.

Asustado.

Acobardándose.

Y cuando se acerca, con flores entre las manos, noto detrás de sus prendas acogedoras cada espacio de piel erizada por el recuerdo.

Lo miro sin vergüenza, atónito y de arriba a abajo.

Fijamente poso mis ojos sobre los suyos y doy paso a su piel gastada sin rasurar.

La piel gastada que espera con paciencia lo que sea.

Esperando que la muerte se enamore de él o que se enamore de mí, concediéndonos por fin el placer de no sentir nada o sentirlo todo de golpe.

El placer de verte de nuevo y de no volver a pensarte nunca, la idea de tenerte otra vez o de aceptar por fin que jamás voy a recuperarte.

El vagabundo se ha hincado, ha soltado las flores y ha llorado un poco.

Ha llorado mucho.

Veo en sus ojos nublados que aún tiene casa y una buena cama en la cual tumbarse, pero no hay nada más que eso.

Una casa, una cama y el vacío.

Puedo fingir que no duele.

Puede fingir él conmigo que no somos iguales.

Que cuando sus ojos se enrojecen no soy yo quien está llorando.

Que no se parece a mí.

En las manos temblorosas y en los lunares bien acomodados.

Que no se parece a mí en la barba crecida por semanas, ni en el corazón roto.

Puedo fingir bien y puede fingir él conmigo, pero cuando alzo la vista al cielo para encontrarte, para mirarte de nuevo, puedo ver en sus ojos los míos.

Entonces me levanto.

Nos levantamos.

Y comenzamos un viaje a no sé dónde, todavía buscándote.

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Entonces, cuando te encuentre podré fingir que soy un poeta y escribir por ejemplo:

La inmensa esfera naranja se oculta tras las montañas y glorioso, como un relámpago, se asoma el crepúsculo.

Podré fingir que sé de lo que hablo, que soy un artista, un desahuciado del amor que escribe para no perderse, pero solo soy Chanyeol.

Tu vagabundo.

De Cigarrillos Y Notas De Amor.  °CHANBAEK°Where stories live. Discover now