Amigos por siempre.

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Antes que nada les dire que no abra Lemon. Bien aclarado esto sigamos.     

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El cielo se comenzaba a tornar gris, las oscuras nubes cubrían el cielo como grandes manchas oscuras que se robaban la belleza del azul mar que se posaba sobre nuestras cabezas.

Pequeñas gotas de lluvia tocaban el rostro de Lincoln. El albino llevaba corriendo ya varios minutos. El día era funesto, y parecía hecho a la medida de estado de animo.

Sentía ira, dolor, triztesa pero sobre todo... Miedo. Uno tan potente que hacia que sus huesos se estremecieran, se le erizarán los vellos de la nuca, y la piel se le pusiera de gallina.

Sentía mucho frío. Las pequeñas gotas de agua ya estaban calandole.

La noticia de que sus hermanas; aquellas que lo odiaban mas que los romanos a Cristo. Esas dos chicas rubias, se aproximaban hacia su hogar, y lo peor de todo era que su padre estaría fuera durante lo que quedaba del verano. Lincoln sintio como si viviera un deyabú.

...«Lincoln, literalmente nunca debistes nacer»...

El albino sintió un escalofrío.

...«Ni siquiera puedo hacer un chiste de ti... ¡Por que tu ya eres uno!»...

Otro estremecimiento.

...«Eres la peor cosa que le pudo pasar a esta familia, ni siquiera servirías como esclavo»...

Y otro...

El frío viento que rugía contra su cuerpo, los recuerdos dolorosos de una vida pasada, la fría lluvia que caía de las negras nubes. Todo eso parecía creado por una fuerza superior, una que quería atormentar al chico todo lo posible, y para desgracia del albino... Hacia un muy buen trabajo.

Las calles se comenzaron a vaciar. La gente corría despavorida en busca de un refugio de la lluvia, que cada momento se volvía mas feroz.

Excepto Lincoln. El corría por las calles, sin importarle que la lluvia fuera aumentando su dureza. Estaba impaciente, no, desesperado por llegar a la casa de su mejor amigo.

Estaba aterrado, se sentía tan indefenso ante la idea de volver a ver a aquellas personas.

Al final correr como loco en la lluvia surtió sus efectos. Por fin avía llegado a la casa de los Mcbride, solo tenia que cruzar la calle y podría entrar a la casa de su amigo. Tal vez los padres de Clyde le ofrecieran un chocolate a Lincoln, quería mucho a la pareja, nunca le paso por la mente el criticar su "loca" forma de vida. Simplemente los consideraba buenas personas, ya que al final de cuentas eso eran... Personas.

Lincoln hubiera cruzado la carretera pero no lo hizo. Cuando intento caminar sus piernas no le respondieron, sintió un escalofrío recorrer por toda su espalda, su rostro se horrorizo al ver la imagen que estaba en medio de la calle.

En la lluvia se encontraba un niño, tenia puesto un traje de ardilla, se podían escuchar los lamentos de aquel niño. De pronto nueve sombras se acercaron a el. Lincoln creyó que lo ayudarían... Se equivoco.

Las sombras eran femeninas, de distintas edades cada una. La mayor levantó un pie y comenzó a aplastar la cabeza del chico, la chica parecía disfrutarlo bastante, el chico solo gemía de dolor mientras que las demas reían enloquecidamente. La figura no se detuvo, parecía que para ella el niño solo era un sucio insecto al cual se le tenia que aplastar.

Hasta que...

*PLAM*

La cabeza del chico estallo. Carne, ojos, huesos y parte del cerebro fueron esparcidos en el suelo. La corriente del agua se llevo trozos pequeños de lo que minutos atras fue la cabeza del chico.

Un albino sin suerte Where stories live. Discover now