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¿Alguna vez se han sentido tan nerviosos como para sentir una manada de perros callejeros persiguiendo al wey que tira la basura de una taquería en la panza? Pues, eso sentía yo, mientras estaba sentado en una banca al lado del carrusel, esperando a que Nam y Jin regresaran de comprar unos churros rellenos, y por supuesto, a TaeHyung.

Para mi suerte, hoy no estaba lleno hasta el culo, pero sí había un chingo de parejitas mecas, tomadas de las manos y chingándose una yarda de Icee juntos. Cuánto amor hay en el aire y yo acá valiendo madre. Es que la verdad, con las luces del parque se veía bien pinche cliché, como para película pitera donde la morrita nerd se enamora del mariscal de campo que está buenísimo, hay una porrista mamona que no quiere que su amor prohibido se realice, pero al final la porrista vale verga y la cuarto ojos y el wey de la NFL terminan juntos. Más casual que encontrarte una señora gorda con shorts, crop top y tatuaje de mariposa en el inicio de la cola comprando pollo frito en el Walmart.

Por eso cuando divisé a TaeHyung al otro lado del carrusel buscándonos como baboso, me reí. Es que se veía tan lindo con su carita de perrito confundido, moviendo su cabecita. Ay no, chillé como si me hubieran pellizcado una chichi. ¿Podemos hablar de cómo se veía hoy? Okay, empecemos con que había teñido su cabello, a rubio oxigenado, y obviamente el piercing seguía ahí. Pagaría mi virginidad para ser ese piercing y estar todo el día en su boquita hermosa. Luego su ropa, pinche sugar daddy material bien denso, o sea, pantalones negros y una camisa color vino. Además logré ver un reloj dorado más grande que mi casa en su muñeca, díganme, ¿así o más pinche morro mamón de prepa privada que idolatra a morir a Luis Miguel?

NamJoon y SeokJin llegaron con sus churros rellenos, me ofrecieron uno, pero obviamente no iba a aceptar y romper mi dieta de skinny legend.

—¿TaeHyung no ha llegado? Pinche joto, le dije que llegara temprano— dijo SeokJin mientras le daba de comer un churro a NamJoon. ¿Así o más homosexual?

—De hecho ya llegó, nos está buscando— me levanté de la banca—. Pero no lo traje porque no me quería quedar solo con él.

—Sabes que es más que obvio que los vamos a dejar solos, no seas meco HoSeok— NamJoon comenzó a saltar y a mover sus brazos como baboso, supongo yo para llamar la atención de TaeHyung—. ¡Kim TaeHyung!

Él volteó a vernos y sonrió, dirigiéndose hacia nosotros. Tráiganme mi inhalador de una puta vez, por favor.

—Los estaba buscando— aY, DIOS MÍO, HABLÓ—. ¿Por qué se escondieron de mí, culeros?

—Dile eso a HoSeok— dijo NamJoon mientras se tragaba un pinche churro relleno de mermelada, así que le solté un codazo para que se callara el pinche hocico. Nam se lo tragó todo, y abrió la boca para hablar de nuevo—. Vamos a comer primero, tengo hambre.

—Te estabas comiendo un churro hace milisegundos— me paré de la banca para hacérsela de pedo a todos.

—Vamos a una montaña rusa, de una vez, en chinga, luego se llenan esas madres— mis peores miedos, disponibles ahora en todas las sucursales. Empezamos a caminar, NamJoon y Seokjin se tomaron de las manos, acá como parejita pendeja de la secundaria de manita sudada. Metí las manos a mis bolsillos, porque para acabarla de chingar, hacía frío y sentía que mis manitas se iban a congelar y se iban a caer a la verga.

TaeHyung iba atrás de mí, caminaba lento porque el pendejo le estaba tomando foto a un arbolito con luces. ¿Acaso no es tan pinche artístico? Uy, TaeHyung es el art hoe que necesito en mi pinche vida. No, o sea, vamos a recrear Titanic, pero en vez de que diga que me pinte como una de sus chicas francesas, le diré que me tome fotos como las modelos de Price Shoes. De repente caminó más rápido, y quedó a mi lado. Lo siento, este libro debería llamarse como un dorama pitero, no Fangirl.

Fangirl «vhope»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora