Y mirando hacia atrás,
ves la gente
que ha pasado
por tu vida.
Pero,
a fin de cuentas,
¿has prosperado?
Piensalo.
Piensa las cosas bien,
cierra los ojos
y
echa la vista atrás.
Piensa en mamá,
¿cómo va la relación
a día de hoy?
¿Discutís?
¿Habláis?
Simplemente,
¿la quieres?
Ahora,
piensa en papá,
¿has vuelto a saber de él?
¿Llamó?
¿Volvió a casa?
¿Volvió a secarte el pelo?
¿Volvió a verte?
Y,
¿mamá y papá
siguen discutiendo
por llamada?
¿Insultos constantes
y
que te metan
de por medio
en sus peleas?
Y aquel chico,
aquel chico que te enamoró,
¿qué es de él?
¿Le extrañas?
¿Le sigues queriendo?
¿Te volvió a hablar?
Y el otro chico,
aquel amigo tuyo,
¿cómo llevas eso?
Fue duro perderle,
aprendiste
realmente a valorar,
no te dio tiempo
a despedirte de él
pero,
¿sabes?
Él cuando marchó
se convirtió en tu ángel,
un ángel guardián.
Ha pasado mucho tiempo,
pensaste en cambiar,
y lo hiciste.
Te reformaste.
Pero,
para cuando creías
no querer,
llegaron ellos
y te cambiaron.
Les quisiste
de nuevo,
y
de nuevo,
volvieron
a abandonarte.
A dejarte tirada,
como si fueras
una simple colilla
de un cigarro
mal apagado.
Cansada de malgastar
tanto tiempo en el resto,
la vida, los sentimientos,
las horas en pensamientos
en vano,
las miradas perdidas
en aquellos que ni siquiera
se acordaban de quien fuiste,
aprendiste que tal vez,
ya era hora de olvidarse
hasta del nombre de aquellos,
pero tampoco fue aquella
la decisión acertada,
¿por qué?
Puedes borrar números,
fotos,
vídeos,
quemar cartas,
tirar regalos,
evitarles,
forzar indiferencia,
evitar hablar de ellos,
pero si hay algo que jamás
puedes llegar a borrar del todo,
son los recuerdos,
los recuerdos como trofeos,
aquellos que guardas
en un rincón de tu alma,
trofeos como tardes
riendo de anécdotas,
noches en sofás,
litros en un parque,
abrazos por el frío,
besos por amor
y
sentimientos por lealtad.
Es algo que ni cambiando
de barrio,
ni cambiando
de amistades,
ni siquiera cambiando
de mentalidad
lograrás borrar,
porque la mente
es inteligente,
y
por duro que resulte,
guarda momentos felices
porque de eso es que trata
la jodida y cruel
vida,
de tan solo momentos felices
junto a personas importantes,
aunque en este momento
ya no estén,
porque trata de segundos
y no de eternidad.