XVI

155 27 0
                                    

Y mirando hacia atrás,

ves la gente

que ha pasado

por tu vida.

Pero,

a fin de cuentas,

¿has prosperado?

Piensalo.

Piensa las cosas bien,

cierra los ojos

y

echa la vista atrás.

Piensa en mamá,

¿cómo va la relación

a día de hoy?

¿Discutís?

¿Habláis?

Simplemente,

¿la quieres?

Ahora,

piensa en papá,

¿has vuelto a saber de él?

¿Llamó?

¿Volvió a casa?

¿Volvió a secarte el pelo?

¿Volvió a verte?

Y,

¿mamá y papá

siguen discutiendo

por llamada?

¿Insultos constantes

y

que te metan

de por medio

en sus peleas?

Y aquel chico,

aquel chico que te enamoró,

¿qué es de él?

¿Le extrañas?

¿Le sigues queriendo?

¿Te volvió a hablar?

Y el otro chico,

aquel amigo tuyo,

¿cómo llevas eso?

Fue duro perderle,

aprendiste

realmente a valorar,

no te dio tiempo

a despedirte de él

pero,

¿sabes?

Él cuando marchó

se convirtió en tu ángel,

un ángel guardián.

Ha pasado mucho tiempo,

pensaste en cambiar,

y lo hiciste.

Te reformaste.

Pero,

para cuando creías

no querer,

llegaron ellos

y te cambiaron.

Les quisiste

de nuevo,

y

de nuevo,

volvieron

a abandonarte.

A dejarte tirada,

como si fueras

una simple colilla

de un cigarro

mal apagado.

Cansada de malgastar

tanto tiempo en el resto,

la vida, los sentimientos,

las horas en pensamientos

en vano,

las miradas perdidas

en aquellos que ni siquiera

se acordaban de quien fuiste,

aprendiste que tal vez,

ya era hora de olvidarse

hasta del nombre de aquellos,

pero tampoco fue aquella

la decisión acertada,

¿por qué?

Puedes borrar números,

fotos,

vídeos,

quemar cartas,

tirar regalos,

evitarles,

forzar indiferencia,

evitar hablar de ellos,

pero si hay algo que jamás

puedes llegar a borrar del todo,

son los recuerdos,

los recuerdos como trofeos,

aquellos que guardas

en un rincón de tu alma,

trofeos como tardes

riendo de anécdotas,

noches en sofás,

litros en un parque,

abrazos por el frío,

besos por amor

y

sentimientos por lealtad.

Es algo que ni cambiando

de barrio,

ni cambiando

de amistades,

ni siquiera cambiando

de mentalidad

lograrás borrar,

porque la mente

es inteligente,

y

por duro que resulte,

guarda momentos felices

porque de eso es que trata

la jodida y cruel

vida,

de tan solo momentos felices

junto a personas importantes,

aunque en este momento

ya no estén,

porque trata de segundos

y no de eternidad.

Dolor crónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora