Cuatro

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Me levanto alterada cuando fuertes golpes en la puerta de la habitación resuenan por toda la habitación.

Tomo mi ropa rápido y corro hacia el baño a ponerme más decente, Rubén se levanta tomando su ropa rápidamente comenzando a vestirse, estaba alterado bien podían ser sus amigos o alguien más... ¿Y si tenía novia?, Maldita sea.

Me miro en el espejo y veo mis labios, Rubén no me beso ni una vez... ¿Por qué?

Abro la puerta del baño despacio, mi atención se la roba enteramente un chica de cabello rubio largo, un buen cuerpo y vestía con ropa de buenas marcas hasta donde conocía, miraba el móvil sin apartar la mirada de la pequeña pantalla.

No parecía notar mi presencia aunque estaba a unos metros de ella, Rubén carraspeó logrando atraer su atención, enseguida unos grandes ojos azules me miraron de arriba abajo, su mirada despreocupada cambio radicalmente a una de enojo y desaprobación, miro a Rubén en busca de alguna respuesta.

Cuando Rubén iba a comenzar a hablar alguien en la puerta principal comenzó a llamar.

— lo siento señoritas, tengo que ver quién es, vuelvo enseguida. — me miro por última vez con una pequeña sonrisa en los labios.

Repasa sus labios con su lengua, me mira con la misma intensidad que un lobo ve a un pequeño conejo lastimado, me mira como si me desnudara, me siento incomoda muy incomoda una de sus manos esta en mi rodilla y la aparto bruscamente se levanta y me acuesta en la cama agarrando mis muñecas para no poder moverme.  

— quítate por favor — hablo sería.

— tranquila, no te haré nada. —

Su mano fue directa a mi sexo, tocando todo de mi, tenía miedo y intenté alejarla lo más rápido posible.

— ¡Rubén! — comienzo a gritar con lágrimas en los ojos. — ¡Rubén! —

 La puerta se abre aprisa dejando ver a un Rubén asustado, camina rápido hacia la chica, la tomo de la cintura y la levanto de la cama alejándola de mi.

Comenzó a tirar golpes al aire intentando dar golpes a Rubén, la deba en el suelo y ella sale corriendo mientras grita obscenidades por el largo pasillo, el fuerte golpe de la puerta principal nos asusta un poco, yo no puedo dejar de llorar en silencio, Rubén mira la puerta. 

Rubén voltea la mirada lentamente hacia mi sus despiertos ojos verdes me miran con sorpresa, me toma en sus cálidos brazos tomando mi cuerpo abrazándome contra su pecho lágrimas bajaban por mis ojos.

— hey, no llores linda. —

— una vez que comienzo a llorar no me puedo detener — digo pegada a su pecho

toma mi barbilla obligando que mi mirada pose en la suya, pasa la lengua de forma lenta por sus labios, sus ojos están sobre mis labios, traga saliva sonoramente, sus ojos son atraídos a los míos como un imán, son tan lindos y atrayentes.

Su esbelta mano se posiciona sobre mi mejilla acariciando mi piel con ternura, se acerca a mi con lentitud parecían grandes minutos pero solo habían pasado algunas segundos, quería sentir el tacto de su piel contra la mia en un beso sin importar como fuera.

Sus pulgares secan mis lágrimas bajando por mis mejillas una sonrisa llena de ternura se dibuja en sus labios, sus labios se encuentran con los míos, mis ojos se cierra con lentitud, un delicado beso es guiado por él, me sentía en el cielo.

Su mano baja hasta a mí cuello apretando un poco dándole más intensidad al besó, el sonido más sexy que se puede escuchar en un beso llegó a mis oídos, un gemido grave vibró por mis labios, su mano siguió bajando hasta mi pecho tocando mis senos despacio apenas una caricia erótica y cálida.

YES DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora