Trece

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Estaba hablando con uno de los chicos de mi clase de teatro sobre la próxima clase y quejándonos un poco por la nueva maestra, Rubén no llego por mi como lo había dicho y tampoco respondía los mensajes muy a mi pesar me fui caminando a el lugar de entrenamiento de el equipo de hockey esperando que estuviera pero tampoco y nadie lo había visto.

Al salir de la área de hockey una mirada grisácea me perseguía.

—Buenas, Donovan. — se acerca a mi y comienza a caminar a un lado e mi.

—¿Qué tal, Graham?. — saludé de vuelta.

—¿Que haces por acá?, No prácticas algún deporte en la universidad, ¿o si?. —

—No tengo condición para ello. — comienzo a reír por lo bajo.

—¿Vas ya a tú casa? o ¿tienes clases extracurriculares?. —

—Ya me voy a la residencia, Tenía clases de literatura pero le dije a el maestro si podía ausentarme, necesito hacer algunos trabajos para tener todo al corriente. —

—Oh, yo no fui a literatura por la misma cuestión y también vivo en las residencias, aunque ahora me he estado quedando en la de mujeres, como falta poco para que termine el año no me pudieron acomodar en una de hombres. —

Lo mire sorprendida. —¿En qué edificio vives?. —

—El edificio tres, "Él gran rojo", escuché que le dicen. —

Abrí los ojos con sorpresas. —Ese es mi edificio. —

—No puede ser. — ríe mientras camina despacio. —Nunca te he visto en el lugar. —

El resto de camino a la residencia se fue rápido, nos conocimos mejor y me di cuenta que no era tan imbécil como la primer impresión que me dió y se disculpo por ser tan insistente al inicio conmigo, al final del día era una persona amigable y inteligente.

Tenía una esperanza de ver a Rubén en mi habitación cuando llegara pero no estaba aquí, me dispuse a hacer la tarea y arreglar las cosas que necesitaba para la próxima clase, eran alrededor de las cinco pm y no había ni señal de Rubén.

                                                   (...)

Sobre las cuatro pm alguien tocan la puerta y me hace despertar de mi concentración con la última tarea.

—Pase, está abierto. — me estire sobre la silla antes de guardar las hojas de mi tarea.

Una mirada verde se asoma por mi puerta y se inmediatamente quien es, me levanto de mi lugar para ir a saludarlo.

—¿Que te paso?, Desapareciste todo el día. — Él me miraba con pena.

—Sali de la ciudad por emergencia y olvide el móvil en mi casa, lo siento si te preocupaste. —

—No pasa nada, tranquilo. — beso su mejilla. —¿Comiste algo?, ¿Quieres una café?. —

—no he comido, ¿pedimos algo?, No tengo muchas ganas de salir para ser sincero. —

Deja caer su largo cuerpo en el sillón, yo asiento y el se dispone a buscar comida para pedir en mi celular.

Me acuesto junto a Rubén en el sofá esperando la comida, y llega no muy tarde, sobre las cinco  pm estábamos comiendo cómodamente en la sala viendo una película.

—Donovan. — comienzan a gritar mi apellido desde el otro lado de la puerta.

—¿Esperas a alguien?. —

Niego y me levanto del sillón para abrir la puerta. 

Apenas abrir la puerta ví a mi madre parada a un metro de mi.

—¿Mamá?. —


YES DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora