Capítulo 25

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Dos semanas habían pasado desde la partida de Chris. Hace dos días el rubio nos había llamado emocionado, alegando que su facultad era genial al igual que sus compañeros. Prometió llamarnos constantemente, si sus estudios se lo permitían.

Hoy me darían de alta con varias condiciones, entre ellas tener cuidado de no volver a caer por las escaleras, obviamente. No hacían falta las muletas y eso me ponía contento, no me agradan esas cosas.

A mi madre le dieron el alta ayer, había tenido una recuperación bastante rápida y ya estaba en casa esperando mi regreso.

— ¡Por fin! —Lucas entró a mi habitación con una enorme sonrisa mientras me daba mi ropa para que pudiera cambiarme y salir finalmente de este hospital—. Vístete rápido, tu madre nos espera para almorzar.

Asentí, él salió para verificar mis papeles de salida mientras yo me vestía rápidamente.

El sol se imponía en lo alto del cielo y una gota de sudor cayó por mi frente, al salir del hospital.

—Creo que voy a entrar en la ducha y no saldré jamás. —El pelinegro me miró sonriendo y tomó mi mano para empezar a caminar.

Llegamos en poco tiempo, como se esperaba había cinco platos de comida en la mesa. Cinthya nos abrazó fuertemente al vernos llegar y Trina dejó un sonoro beso en la mejilla de ambos.

Comimos manteniendo una plática amena. Después de reposar, cumplí mi propósito y entré en la ducha, no salí hasta que mis dedos estuvieron arrugados como pasas.

En dos días celebraríamos otro cumpleaños, esta vez sería el turno de Dylan. Él había dicho que le bastaba con un pastel y nosotros decidimos complacerlo con una reunión tranquila en casa de Luis.

—Eli, creo que ambos olvidamos algo importante. —Di un respingo al ver a Lucas recostado tranquilamente en la cama, aferré la toalla a mi cintura y lo miré sonrojado.

—Creí que te habías ido a tu casa.

—Así es, me fui, pero recordé algo y volví. —Su rostro expresaba preocupación y a la vez algo de gracia.

Tomé mi ropa y me cambié rápidamente en un rincón de la habitación, pude sentir su mirada sobre mí en todo momento.

— ¿Qué fue lo que olvidamos? —me senté y a continuación me recosté apoyando mi cabeza en su pecho.

—Nuestro primer mes como novios, nuestro... ¿mesiversario? Fue la semana pasada.

Lo miré extrañado mientras calculaba fechas en mi cabeza y sí, efectivamente habíamos cumplido un mes como pareja hace una semana y lo habíamos olvidado.

Aunque, bueno, mi madre y yo aún estábamos en el hospital recuperándonos así que supongo que no se me pasó por la mente, con tantas cosas.

—Lo siento —dijimos ambos al unísono.

A continuación, nos miramos por unos segundos y explotamos en carcajadas.

— ¡Somos un desastre!

—Ni modo, menos mal no es nuestro aniversario. Celebraremos el siguiente mes, aunque podemos salir mañana a algún lado —sugirió mientras acariciaba con suavidad mis cabellos.

—Me parece bien. ¿A dónde iremos? —Se encogió de hombros.

—Improvisaremos.

¡Y vaya que improvisamos!

Primero desayunamos en una cafetería bastante acogedora, tenían música tranquila y amé el café de ese lugar. Luego decidimos ir a un parque que quedaba algo lejos pero al que teníamos tiempo sin ir; allí alimentamos a los patos en el lago y uno casi me muerde. Lucas casi se orina de la risa.

Rutina de BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora