Capítulo 26

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Cumplimos el deseo de Dylan y la reunión en casa de Luis fue bastante tranquila, bebimos un poco mientras charlábamos, la abuela de mi amigo nos preparó un gran almuerzo.

Bailamos... si a los movimientos extraños y descoordinados que hicimos se le pueden llamar bailar. Reímos sin parar entre tonterías y las discusiones infantiles de Kevin y Luis. Ya al atardecer picamos el pastel, y no perdimos la oportunidad de hundir la cara de Dylan en el mismo.

Este se vengó y con las manos llenas de crema se encargó de embarrarnos a todos del dulce.

El castaño no paró de reír en toda la tarde. Hasta que la abuela de Luis nos ordenó limpiar el piso y todo lo que ensuciamos con nuestros juegos.

Unos días después presentamos la prueba en la universidad y en una semana más saldrían los resultados.

Todos habíamos aplicado para distintas carreras, pero al menos estaríamos en la misma institución. Kevin nos sorprendió al presentar para música, decidió seguir por esa rama. Luis entraría por idiomas, Dylan por ingeniería mecánica, Lucas por deportes y yo por física, todos me habían mirado como si estuviera loco luego de haber presentado para esa carrera, Dylan incluido, como si la suya no fuera igual de difícil.

—Nuestras facultades están lejos, pero nos veremos en el almuerzo y las horas libres. —Lucas dejó un beso en mi mejilla mientras salíamos de la universidad.

—La universidad es dura chicos, prepárense para pasar noches sin dormir y días sin verse —dijo Luis mirándonos burlón.

—Somos vecinos, no tendremos problemas con eso. —Espero que no.

Cinthya nos esperaba en la entrada con una sonrisa. Conversamos sobre las pruebas de cada uno mientras nos dirigimos a almorzar, parando en un local de pizzas.

—Deliciosas. Me siento mal, ya nos los tendré cerca, más te vale apartar al menos una hora al día para verme. —La pelinegra señaló acusatoriamente a Luis mientras éste se encogía de hombros, luego dijo que haría todo lo posible por cumplir esa condición.

Todos reímos un poco ante sus palabras.

Por mi parte estaba tranquilo, sólo con saber que Lucas se quedaría a estudiar en la misma universidad que nosotros es suficiente.

El padre de Lucas no había vuelto a llamar, no sabía si el pelinegro le había comunicado la noticia y cuál había sido la reacción del hombre, esperaba que no fuera tan mala.

No tuve que esperar mucho para saberla.

Una semana después el padre de Lucas se presentó en su casa para pasar el fin de semana en la ciudad, y para llevarse a su hijo definitivamente, o eso creía él.

Fui invitado a cenar la misma noche que él llegó, el ambiente estuvo un poco incómodo pero la pequeña Lily lo relajó con sus historias y anécdotas. Finalmente, el hombre preguntó.

— ¿Y bien hijo? ¿Ya tienes tus maletas? Vendrás con nosotros imagino, no me comunicaste nada, pero espero que esa sea tu decisión

Lucas miró a su padre nervioso y luego a su madre, Trina lo miró de forma severa y le hizo una seña que decía claramente 'dile de una vez que te quedas'. El pelinegro respiró profundo y miró a su padre a los ojos.

—No papá, la semana pasada presenté para la universidad de aquí, he decidido quedarme, mi vida está aquí y no quiero dejar a mis amigos, ni a mi madre y mucho menos a mí... novio —dijo esto último en voz baja, casi como un susurro, pero por el rostro de su padre, lo había escuchado perfectamente.

— ¿Novio? ¿Ya es oficial? —Lucas asintió y tomó mi mano por debajo de la mesa, por suerte el pelinegro había decidido sentarse a mi lado, entrelacé nuestros dedos tratando de transmitirle confianza.

Rutina de BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora