CAPITULO 8

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-¿ Qué dijiste?

-Señor.

Don Steven Santiní justo tuvo que escoger ese momento para aparecer.

-¿Qué es lo que acabas de decir, Ana?

Si que la cage y bien fiero para mas, mi gran y estúpida boca, con razón papá siempre me decía que me veía mas linda con la boca cerrada. Cuanta razón tienes papá.

Miro al señor y me mentalizo en lo que debo decir, si ahora delato la verdad que Jared me dijo no cumpliré mi promesa aunque nunca hubo una, pero aun así es su hijo quien debe decirle no yo.

-Señor, creo que será mejor que su hijo le explique ¿ sí?. A mi no me corresponde responder.

Como un correcaminos el señor va en dirección a la puerta, y la abre sin pedir permiso. Ni siquiera puedo imaginar lo que se le vendrá a ese pobre hombre cuando su hijo lo confirme. Espero pueda salir adelante, es un hombre joven y tiene mucho dinero, ruego que así sea.

-Dios, ayudanos- oigo decir a Maria.

Me siento lo peor por haber dicho lo que dije y peor aun que su padre se tuviera que enterar así. Que desastrosa soy.

-Lo siento tanto, Maria.

-Tarde o temprano se debía enterar- encuentra mi mirada y juro que puede ver una pena tan grande en sus ojos que aplasta lo que queda de mi corazón, si es que lo tengo- ¿ él te lo dijo?

Asiento en respuesta.

-Tu ya lo sabias.

-Fui la primera en enterarme, fue hace tres semanas que me lo conto. Habia ido ese dia al medico porque tenia muchos dolores abdominales y lo que lo alerto fueron la aparición de vomitos acompañados por sangre. Marco, su amigo le diagnostico esa mañana que tenia un tumor en el hígado, le dijo que era pequeño pero debían sacarlo lo mas pronto posible- hace una pausa y ambas miramos hacia la puerta que mantiene a los tres hombres allí, un sollozo se escucha, es suave y poco perceptible- esa mañana Jared vino a mi y me conto todo. Esa fue la segunda vez que lo vi llorar.

-¿Cuándo se operará?

-El doctor dice que la próxima semana, ya que le debieron hacer muchos estudios debido a que el tumor esta ubicado en una zona complicada- me explica Maria.

Ninguna de las dos intenta seguir hablando, yo no quiero preguntar mas, demasiado he hecho este dia. Bien hecho Anabelle, arruinando la vida de las personas.

No se cuanto tiempo ha pasado desde que se el señor entro al la habitación de su hijo, por mi parte, después de haber salvado el dia, que ironico no. Me fui con Tomás a ayudarlo con su maqueta.

-Anabelle ¿estas muy callada?.

-No me había dado cuenta, amiguito- veo los deformados anillos que le ha hecho a Jupiter y me rio- me gusta esos anillos, tienen estilo.

Él niño se rio animadamente, y luego me dijo que no deberían ser así , quiria quitarlos pero logre persuadirlo de que los deje así.

No nos tomó mucho tiempo en terminarlo. Hace mas o menos una hora que oí salir al señor Santini y al medico, hablando por el pasillo. No se que habrá pasado pero estoy segura que nada bueno.

Baje a la cocina, para seguir ayudando a Maria. El ambiente entre ambas estaba muy tenso, se que me culpa por haber abierto mi boca delante del señor Santiní y no la culpo por ello. Prefiero evitar hablar con Maria y solo me dedico a acatar sus ordenes y seguirlas al pie de la letra. Preparamos la comida para la cena. Adam y Mack debido a que tienen doble jornada en su instituto hace solo unos horas que llegararon, por suerte no estuvieron aquí mas temprano. Lo mismo se enteraran, todos.

-Anabelle-me dice Maria- llevale esto al señor Jared- y me tiende un bandeja con un plato de comida y una vaso con agua. Sin decir mas me encamino hacia el piso de arriba, caminando una vez mas en el dia por este largo pasillo. Golpeo la puerta y un "adelante" se escucha.

-Permiso, señor-Su aspecto de ve mejor, ya tiene color su cara. Me alegro por él. Dispongo la bandeja sobre la cama y la dejo- buen provecho.

-Ana- me llama- te agradezco lo que has hecho por mí hoy.

-No se preocupe.

Y me dirijo a la puerta.

-No tienes la culpa de nada, Anabelle- me detengo en seco y me giro hacia él- tarde o temprano mi familia debía enterarse, es solo que no sabia como se lo iban a tomar. ¿Sabes? No es fácil.

-Si, lo se- y me retiro.

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-¡John, en que rayos estabas pensando!

Estoy intentando sonar lo mas calmada posible. El estúpido de mi hermano esta con un enorme moreto en su ojo derecho mas una notificación de suspensión por tres malditos dias.

-El empezó, yo solo me defendi- explica mi hermano. Por defender a su noviecita de un grandulón de 80 kilos, se ligo una paliza, como si la noviecita fuera una santa, insultos son los que menos me faltan para ella- deja de insultarla, maldita sea.

-No lo hare hasta que te des cuenta que ella no te conviene.

-La quiero y es buena en la cama.

Dios, no permitas que lo mate en este momento, quien cuidaría a la pobre Emilia.

-Te lo dire una vez mas, aléjate de ella o atente a las consecuencias.

Pero como no, solo recibo de respuesta una carcajada, como odio a los adolescentes. Y todo lo que me falta todavía. Me recuerda tanto a Adam, y eso que él es una año mayor que mi hermano. Ambos son unos tontos.

Pensando en otra cosa, el dia de hoy fue bastante irritante, como una inútil desenbuche un secreto y no uno cualquiera uno realmente importante. Debo ser mas cuidadosa con mi enorme boca.

SOLO TÚWhere stories live. Discover now