Capítulo 31. Perdóname

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Había pasado una semana

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Había pasado una semana.

Una semana en la cual ya no me hablaba con Dennis, una semana en la cual me echaba la culpa a cada segundo. Dennis y yo estuvimos muy distanciados en esta semana, no nos hablábamos, mucho menos nos mirábamos. Seguiré echándome la culpa, porque fue mi culpa. ¿Por qué tuve la grandiosa idea de pintar el cuarto de Dennis? ¡Si no lo fuera pensado y actuado no fue pasado nada entre nosotros!

Pero tengo que admitir que una parte de mi se encuentra muy dolida y enojada por lo que me dijo. Sé muy bien que eso no lo quiso decir apropósito, se dejo llevar por todo el dolor y rabia que sentía. Creo que nunca me perdonara, y eso es a lo que tengo miedo... a que no me perdone.

Y me culpo principalmente porque le hice daño de esa manera tan cruel.

Le hice daño, lo sé.

La verdad es que espero que me perdone y pueda entender que fue un accidente. Hasta he pensado que tal vez pueda arreglar aquel cuadro... aunque, me parece algo imposible de lograr, porque aquel cuadro era una total obra de arte echa a manos de su abuela. Y yo... yo apenas estoy esforzándome mucho en poder lograr y aprender a dibujar de esa manera. Crear, mezclar acuarelas, y hacer un hermoso retrato... dios, ese es mi verdadero sueño.

Digamos que Elena fue la primera persona en la que se dio cuenta de cómo actuábamos.

—Desayunare en la habitación.

Sin más que decir, Dennis salió de la cocina para dirigirse a la habitación. Yo seguía con la mirada en el plato. Digamos que mi Elena se había animado a hacernos la cena hoy. Cuando lo anunció digamos que Dennis no se puso para nada contento... pero esa fue la última vez que intercambie palabras con él, aunque se lo haya dicho más a Elena que a mí.

— ¿Ha pasado algo? —cuestiona dirigiéndose hacia a mí. La miro con esa misma mirada de cuando vi a Dennis con aquel cuadro destrozado.

No sabía que decirle... porque, no le iba a decir: "es que destruí el cuadro importante de Dennis por accidente y de verdad es que me siento muy culpable". ¡No! No le podía decir eso porque seria totalmente raro. Y eso es todo lo malo, no me puedo desahogar y decir todo lo que siento estando aquí... atrapada.

—Nada.

Ella alza una ceja no tan convencida por mi respuesta.

— ¿Nada? —vuelve a decir—. Dennis, se que está pasando algo... y no me quieres decir.

—Es que... —balbuceo— Soy un estúpido. ¿Bien? Lo arruine todo.

En su mirada se notaba lo preocupada que estaba por mí. Por su hijo.

—Dennis... —se acerca a mí—. Sea que sea lo que haya pasado... no te culpes, ¿bien? Si es algún error o algo que hayas dicho que la hizo sentir mal, tienes que buscar la forma de resolverlo, ¿sí? —aconseja en un murmuro—. Habla con ella.

Y aún sigo en la sala.

Sentada en el sofá viendo hacía el techo, pensando en que si tengo que hablar con Dennis. No quiero arruinarlo. Sé que muchos piensan que solo quiero que me perdone para que volvamos de cuerpo y ya, que eso sea lo único que quiero cuando no es así. La verdad, ni siquiera he pensado en eso, y que en que solo tenemos una semana libre para poder ir, pero eso no me importa ahora lo único que me importa es él. Sabía que no debía dejar eso así. Dios, sin tan solo pudiera retroceder el tiempo, todo sería más fácil.

Mis ojos se dirigen hacia el reloj que está en la pared. Mis ojos casi se salen cuando veo la hora. ¿¡Como puede ser que dure toda la noche aquí pensando?! ¡Son las cinco de la mañana! ¿¡Como puede ser que no me he quedado dormida de tanto pensar?! Seguro eso fue por el café que tome. Es que es café, no puedo decirle "no" al café. Me levanto del sofá y doy media vuelta para dirigirme hacia las escaleras e irme a dormir, pero me sobresalto cuando veo a Dennis sentado en el escalón de la escalera. Cuando él nota que lo vi se levanta de golpe de ahí mientras traga saliva.

¿Cuándo tiempo estuvo ahí sentado? No puedo creer que ni note cuando él bajaba las escaleras. Estaba demasiada concentrada en el tema de hablar con él.

Aunque solo me este viendo a mí me hace poner nerviosa.

—Dennis...

—Mia...

Decimos al mismo tiempo.

—Quería...

—Yo...

Volvemos a repetir. No podemos no soltar una risa por toda la situación.

—Yo quería decirte que... que yo... —balbuceó nervioso—. Tienes razón —finalmente me mira— No debía de hablarte de esa manera, lo siento, estaba muy enojado y triste de ver el... cuadro de esa manera. Sé que no es tu culpa, lo sé. Sé que tu no harías eso apropósito o por alguna venganza... solo espero que me perdones por tan idiota que fui, adiós —habla de manera tan rápida que al final de la oración tuvo que tomar aire. Cuando dice lo último se da media vuelta y comienza a subir hasta entrar en la habitación. Todo eso lo hace de manera rápida que no me da tiempo de reaccionar. Finalmente sonrío y subo a la habitación.

Abro la puerta lentamente encontrándome a Dennis sentado en el suelo con unas galletas en la mano junto al gato.

—Perdóname —dice casi haciendo un puchero. Me tiende una galleta esperando con esperanza que la acepte, como si eso confirmara que lo perdone.

Me parecía ridículo cuando la que tenía que pedir disculpa era yo.

—Dennis, es ridículo —comienza a bajar la mano lentamente cuando pronuncie las siguientes palabras. Cierro los ojos dándome cuenta que seguro lo mal entendió— No, es que es ridículo que pidas tu disculpas cuando es soy yo quien tiene que darlas.

—Solo coge la galleta.

—Dennis...

—Mia, me dolió mucho encontrar el cuadro de esa forma, pero reconozco que no fue tu culpa. Me la pase una semana dándole vuelta a mí cabeza, pensando y pensando... pensando en ti —lo último hizo en efecto en mí haciendo notar confundida pero lo ignoro y trago saliva— La verdad es que... —comienza a pensar las palabras aun con la mano alzada. Finalmente me mira— Solo coge la galleta —dice ya irritado. Al final solo sonrío y cojo la galleta ganándome una sonrisa por su parte.

Me siento a su lado un poco más aliviada que antes.

— ¿Desde cuanto tiempo has estado en aquel escalón?

—Pues... cuando me di cuenta que no subías al cuarto, fui a buscarte y solo te vi ahí pensado... y pues, yo también me quede ahí pensando en que estabas pensando.

—Pero... ¿de verdad no estás enojado, no me odias por haber hecho eso? —cuestiono.

Aunque no quiero que eso pase, quiero estar totalmente segura.

—Mia, es casi imposible enojarme contigo —le da un mordisco a su galleta.

—La verdad es que eres un verdadero amigo, Dennis —le halago sonriendo. El me devuelve la sonrisa un poco elevada. La verdad es que lo es, ni siquiera me lo merezco.

—Gracias.

Frunzo el ceño divertido. ¿Gracias?

—No pues, de nada. 

Intercambio de cuerpos.Where stories live. Discover now