Dos

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No me queje, me quede callada. Me quede de pie hasta que ambas se fueron, entonces sentí a alguien pararse a mi lado.
- El amor es debilidad Henna, Siempre es debilidad. - Era Tatus, el maestro quien había estado entrenando a los últimos cinco Heda's.
- No es debilidad maestro, es fortaleza. -Murmuré mas para mi que para el, pero logro escucharlo.
- Puede incluso acabar con tu vida. -lo vi y el miraba a un punto fijo. - vamos, a entrenar.
Y mi día se baso en eso, entrenando, no había podido probar ni un bocado de la comida, por entrenar. Termine aproximadamente a media noche, fue donde me dirigí a mi habitación, en la gran torre del centro.
Los demás sangre nocturna comparten una habitacion, pero puesto que soy la mayor por muchos años, me destinaron una solo a mi. No me quejaba, me gustaba dormir sola, tener mi espacio.
Pude por fin darme una ducha larga, salí del baño con mi bata cubriéndome el cuerpo, peinandome con los dedos. Tocaron la puerta y dije pase, aunque no esperaba visitas y menos a estas horas.
Era Tatus, entro desesperado y al verme, vi algo de alivio.
- Mataron a los niños, los últimos sangre nocturnas. -me dijo, entre agitado y aterrado.
Me espero del lado de afuera, mientras yo ponía mi armadura y agarraba mi espada.
Dos guardias iban a mi lado, Tatus iba adelante, todo era en silencio.
¿Quien, podría matar a esos niños?
No me comentaron nada de como los asesinaron, a pesar de entrar para ser Heda's, eran un amor, niños desde que nacieron tenian mas peso que los demás, niños que de verdad se preocupaban por su pueblo.
Entre al gran salón, buscando con la mirada al responsable de la muerte de doce, no solo de niños, si no que futuros Heda's.
Vi a la Heda mirarme con alivio, baje mi vista y vi una cabeza, la cabeza de Tom. Volví a mirarla, estaba vez estaba segura que mi mirada no era la misma, estaba furiosa.
-Jus drein jus daun. -Incluso mi voz sonó ronca, no suelo hablar en mi idioma natal, pero lo hacia siempre que estaba enojada.
Todo paso en cámara lenta, sentí a alguien correr hacia mi, un grito de Clarke, que no la había visto en la sala, vi a Lexa pararse de su trono y gire sacando mi espada y poniéndola a lo largo. Vi a la aprendiz de la nación de hielo, a una sangre nocturna dispuesta a matar a doce niños para llegar a ser Heda. Saque mi espada de su abdomen y levante mi espada para cortar su cabeza, así como lo hizo con ellos.
- ALTO. - Mi espada quedo en el aire cuando escuche el grito de Lexa. Dos guardias la agarraron. -Recibirá el castigo y luego la muerta.
- Quiero su muerte en mi. -La mire fijamente, la vi asentir y me puse aun lado.
Sentía su mirada, de odio hacia mí.
Lexa salio primera, la seguí y dos guardias se pusieron a nuestro lado.
La gente estaba como loca afuera, gritando lo mismo que dije "Jus drein jus daun". La ataron en un palo alto. Y fue cuando las familias de los niños se acercaron.
No tenia permitido ser débil, agarre mas fuerte mi espada para evitar ir y matarla.
- Heda, ella actúa por órdenes. -Tatus me saco de mi pensamiento. -Quizás, si no la mata, puede confesar quien la mando.
Lexa se vio dudando, Clarke también apoyaba esa idea.
- Es evidente que la mandaron de la Nación del Hielo. No hace falta ni pensarlo ni dudarlo. Perece morir.
- Tatus tiene razón. Que reciba el castigo de las doce familia. Llamen a la nación del hielo.
Quise gritarle, gritarle a Clarke también que no se meta, que va a saber ella si no respeta nuestras reglas. Mire a las familias y asentí en forma de disculpa.
Di media vuelta y comencé a caminar, llegue hasta una pared y le di un puño.
Eran niños. Solo niños.
Me senté apoyada en la pared, cerré mis ojos para evitar llorar. Sentí pisadas y levante mi espada, cuando vi a Lexa sentarse a mi lado.

LexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora