Cinco

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Abrí mis ojos, una luz fuerte me hizo volver a cerrarlos, un quejido salio se mi boca, estaba sedienta.
Todo lo que había pasado me llego de golpe, haciendo que me sentara en la cama en la cual estará y prestara atención a donde estaba. Habia más camas al lado de la mía, estanterías con medicinas en el fondo, creo. Lleve mis manos a donde sentía que estaba mi herida y saque la venda que estaba en su lugar, dejando ver la nueva cicatriz que tenia.
Me levante y coloque mis pies en el piso, me dolían las piernas y eso me hizo pensar en que llevaba mucho tiempo en aquel lugar, espere un poco para sacar mi calambre y busque con mi mirada mis cosas, no las encontré y me entro el pánico.
¿Donde estaba?
No podía salir desarmada, necesitaba un cuchillo, por lo menos.
La puerta de la habitación se abrió, dejándome ver a Lexa al lado de otra señora, sentí un alivio recorrer en mi cuando vi que estaba bien.
Nuestras miradas se conectaron y mi corazón comenzó a latir mas rápido, sentí mis mejillas caliente y me centre en la otra señora que la acompañaba, la veía conocida, sabia de alguien que era muy parecida.
- Ella es Abby, una doctora de los Skaikru, la mamá de Clarke. Pudo parar la hemorragia.
- Gracias. -le agradecí y mi voz salio bastante ronca.
Abby, la doctora, me dio un vaso de agua, el cuál lo olí por si tenía veneno o algo extraño, por que aunque eran el décimo tercer clan, no me fiaba de ellos. Bajo la mirada extraña que me dio Abby, y ver que no tenia nada raro, lo tome vaciándolo al segundo. Sentir el liquido en mi garganta fue muy placentero.
- El pueblo Skaikru no va hacer daño, los tiempos de guerra con ellos han finalizado. -Lexa me explicaba como a una niña de dos años.
No comente nada, y dando las gracias otra vez le devolví el vaso.
- ¿Donde esta mi espada? -me atreví a preguntar, después de un rato en silencio.
Vi como Lexa sacaba algo de su espalda, vi que era mi espada y la agarre cuando me dejó hacerlo. Salimos de ese cuarto y caminamos por un pasillo largo, a decir verdad, llevaba en una mano mi espada, lista para cualquier movimiento sospechoso.
- ¿Por que dudas tanto?
La pregunta de Lexa me saco de mis pensamos y la mire fijamente.
- Nunca se debe confiar, ni en su propia sombra Heda. Sabe que no estoy de acuerdo con que sean parte de nuestra coalición, pero lo respetare.
Además, de que mataron a mi familia la misma noche que pisaron la tierra, pensé.
- Debemos hablar, Heda. Intentaron matarme y si lo conseguían, estoy segura que iban a por ti. -Hablé claro, ocultando mi miedo a perderla.
- La Nación del Hielo a caído, hemos atacado. Perdonamos la vida a los niños, están repartidos en cada clan, incluyendo este.
- ¿Atacaron? ¿Cuanto... Cuánto estuve inconsciente?
- Una semana, Henna. Has estado acá una semana. Debes volver a tus entrenamientos cuanto antes.
Asentí a su orden, salimos afuera de ese túnel y vi a la gente del cielo, trabajando algunos, construyendo, niños corriendo, no era diferente a nuestra aldea.
Un niño vino corriendo hacia mi y lo mire, extrañada.
- Wow. -dijo una vez estuvo enfrente mio, mirandome de arriba abajo. - puedo tocar? -esta vez miro mi espada, me agache para estar a su altura y deje que la tocara un poco, para evitar que se corte.
Una señora se acerco corriendo, pidió disculpas y se llevó al niño lejos.
Mire a Lexa, y pude ver ternura en sus ojos, que rápido fue cambiado a neutro, mientras continuábamos caminando.
Vi a una chica, en especifico que me llamo la atención, se iba acercar a mi, pero una señora la llamo y dándome una sonrisa, se dirigió hacia esa señora. Volví mi vista a Lexa quien estaba enfrente mio, con una ceja levantada.
- ¿Que? Es linda.
- El amor es debilidad, Henna.
- Le..Heda, ambas sabemos que no, mis sentimientos le pertenecen a alguien desde hace mucho tiempo.

LexaKde žijí příběhy. Začni objevovat