Capítulo 2: Amanda.

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Tan rápido como escuchó la palabra pelirroja arrojó el cigarro al suelo. Una alarma había hecho click en su cabeza. Apartó de un empujón al chico que le había comunicado aquella noticia y corrió hacia las escaleras. Las cuales comenzó a saltar de dos en dos, debido a que la poca paciencia que le quedaba se estaba consumiendo; no veía la hora de llegar al final.

Una vez que saltó el último escalón, tuvo ante él un amplio y largo pasillo sin decoración alguna. Un cartel le indicaba que estaba en el sótano, en la planta de Torturas. Aquel pasillo poseía numerosas habitaciones y en la puerta de ellas se podía ver un letrero en el que se indicaba el número de habitación. 

Habitación nº1, habitación nº2...

—¡No me jodas! —gritó, frustrado, deseoso de encontrar de una vez la habitación nº 13.

Habitación nº5, nº6...

Corrió más deprisa, con el sudor resbalando por su frente, sin poder pensar en nada, únicamente con la esperanza de que aquella chica fuera Whatsername.

Habitación nº11, nº12... 

Y, por fin llegó a la tan ansiada habitación nº 13.

Nada más asomarse vislumbró entre la penumbra un destello rojo sobre el suelo. Conteniendo la respiración, entró, deseando que no estuviera muerta. Se acercó a ella lentamente mientras su manos temblaban ligeramente.

No pudo reprimir un grito ahogado de horror cuando estuvo ante ella.  Observó su rostro, tenía los ojos cerrados, las mejillas arañadas y con cortes que parecían no cicatrizar, los alrededores de la nariz estaban llenos de sangre seca y su pelo destrozado, sucio. Bajó la mirada y contempló el cuello, que tenía marcas, como si la hubieran extrangulado, su brazo derecho parecía estar roto y las muñecas estaban repletas de moratones, los pechos quedaban ocultos por un sujetador negro, al que le faltaba un tirante, cubierto de sangre. Poseía una gran herida en el vientre y sus piernas estaban arañadas, con cortes y manchadas de sangre.

—Qué te han hecho, nena... —pronunció perplejo, con la boca seca.

Comprobó si tenía pulso y suspiró tranquilo al notar unas leves vibraciones en su cuello, demasiado leves para su gusto. Consiguió  darle la vuelta, quedándola boca arriba y se sentó a su lado. Comenzó a acariciarle la cara con ternura mientras le apartaba los sucios mechones rojos de pelo.  

—Whatsername... —susurró.

Pero ella no se movió, permanecía sumida en un profundo sueño. Jimmy tocó su frente y como se temía, estaba ardiente, tenía fiebre. Al hacer esto Whatsername se estremeció.

Jimmy, sin embargo, sonrió. Se colocó sobre ella, sosteniendo el peso de su propio cuerpo tensando los brazos y posó sus labios sobre los de ella, dulce y tranquilamente a diferencia de como lo hacia siempre. De repente, los labios de ella también respondieron, desprevenidos.

Él paró y esperó a que ella abriera los ojos. Whatsername los abrió y su mirada se cruzó con el destello verde de los ojos de Jimmy.

—Nena... —susurró con voz ronca y una amplia sonrisa mostrando los dientes.

—Jimmy... —susurró sonriendo levemente.

Mantenía los ojos entrecerrados, incapaz de abrirlos demasiado a causa de la fiebre.

—Sh... Nena —susurró—,ya estoy aquí, tranquila —aclaró volviendo a acariciar su rostro.

Abrazó el tembloroso cuerpo de Whatsername. Ésta cerró los ojos, incapaz de saber si aquello que estaba viendo era real u otra alucinación. Jimmy volvió a besarla dulcemente que pasaron varios segundos hasta que separaron sus labios.

1. Rage and Love (Green Day)Where stories live. Discover now