Capítulo XII: Haciendo realidad sus deseos.

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Fiamma:

-Fiamma, relájate-. Beso mi hombro. Primero me quito mi camisa, inclino mi cuerpo para quitarme el jean, luego mis zapatos. Sus manos frías tocan mis costillas, la piel de gallina se levanta en mis brazos.- Tienes un hermoso cuerpo, Fiamma-. Su voz es intensa. Me libera de mi brassier, después de mis panties. Me da una palmada fuerte en mi nalga, gruñí.- Pon tus brazos atrás-. Ordenó. Lo obedecí, sujeto mis manos con una de sus corbatas, puedo sentir la seda de su corbata.

Giacomo toma con su boca el lóbulo de mi oreja, acaricia suavemente mis brazos. Veo por el rabillo de mi ojo que se arrodilla, observando mi trasero, su aliento choca contra mi piel, él besa mi trasero, su lengua pasa, mis vellos se erizan, de pronto me muerde pero no fuerte, luego baja por mi pierna hasta llegar mi pantorrilla, vuelve a subir a mi nalga y vuelve a morder. Se levanta, me toma por el cabello, lo hala de tal forma que mi cabeza se echa atrás y mi espalda se arquea. Me suelta el cabello, yo me pongo erguida. Agarra mi cuello, besa mi cuello y luego muerde. 

Estamos frente a frente, él aprieta con su mano mi nalga, su apretón comienza a ser fuerte, es como si sus dedos se enterraran en mi piel completamente. Gruño.

-Giacomo, no eso me duele-. Rogué.- Por favor, detente-. Mis ojos se llenan, de verdad me está doliendo y mucho.

-Eso es así es como lo quiero-. Libera mi nalga de su fuerte agarre, besa mi cuello y va bajando, se detiene entre mis piernas, sube mi pierna en su hombro y su boca en conjunto con su lengua acarician mi zona "V", me excito, el hunde más su cara en mi "V" y succiona mi clítoris. Gimo hasta que él muerde mi clítoris, grité, mis lagrimas salen, comienzo a llorar, no puedo hacer nada, estoy imposibilitada, solo puedo gruñir. Giacomo se levanta, ve mis lagrimas y que estoy llorando, mi "V" arde de dolor, me implanta en la cama de forma de que yo quedo en posición sumisa, él simplemente me embiste en reversa, haciendo que todo mi cuerpo se impulse hacia delante con tanta velocidad, mientras seguía me daba palmadas fuertes.

-¡Detente!-. Supliqué.

Esa es un área muy sensible que solamente se hizo para salir no para entrar y me duele demasiado.

Terminó de hacerme eso, tengo un gran nudo en mi garganta ¿Por qué tuvo que acceder? Esto es muy doloroso.

-Así es como me gusta hacer las cosas-. Me deje caer en la cama boca abajo, llorando. Echo un vistazo y él solamente está ahí parado observándome con los pantalones abajo, su respiración la puedo escuchar y es acelerada.

-Giacomo, quítame esto-. Le pedí, mis brazos me duelen.

-No, lo siento pero esto aún no ha acabado-. Al escuchar eso más lloro.

-Giacomo...Liberame de esto, mis brazos me duelen-. Ruego.

-Es que esa es la idea, de que te duelan para seguir haciéndotelo-. ¡Mierda!

Giacomo, toma mis piernas y voltea quedando boca arriba, se acomoda entre mis piernas, se adentra, me duele ya que que choca contra mis labios inferiores y mi clítoris. Me duele la espalda ya que la estoy recostando en mis brazos.

Giacomo muerde mi abdomen, él piensa que yo soy comida. En estos momentos gimo pero del dolor no de placer, esto no me excita, accedí porque pensé que esto lo pondría feliz y si lo estoy haciendo pero a mi no.

$Vendida$Donde viven las historias. Descúbrelo ahora