Capítulo XXIII: Buena chica.

6.7K 247 28
                                    

Fiamma:

Giacomo, ayer en la noche, me dejó para irse atender a Taylor, estoy muy molesta. De verdad que estoy que echo humo por los oídos, en este instante él está con ella, me encerraron en mi habitación desde anoche, no puedo seguir tolerando esta mierda, hoy mismo le diré lo que siento, no puedo soportar que Giacomo me haga esto. Intenté abrir la puerta, giré la perilla una y otra vez y no se abre. 

Abren la puerta, es él, su rostro está muy ruborizado, su ceño está fruncido, su respiración es pesada. 

-¿Qué te sucede?-. Pregunté. Giacomo caminó hacia mi, me besa con tanta necesidad que hace que mis labios me duelan, me carga por el trasero. Al parecer después de ver a Taylor, quedó insatisfecho es que algo aconteció, no lo sé y no me importa, lo que es de dar importancia es que él está aquí conmigo y muerto de deseo por mi. Me quitó la camisa que era solo lo que tenía puesto y tapaba mi desnudez. Él me recoge todo mi cabello, digamos que en un chongo o al menos eso era lo que intentó hacer.

-Fiamma, necesito dominarte-. Dijo en mis labios.

-¿Qué quieres que haga?-. Estoy poniéndome eufórica con sus besos por todo mi cuello.

-Quiero que te acueste, con las piernas juntas-. Ordenó. Me deslizo por su cuerpo para bajarme, mis pies tocan el suelo. Camino, al sillón, me acuesto, junto mis piernas, él se posiciona encima de mi, sus piernas están a los lados de mis caderas, me sigue besando, pero esta vez es más suave, chupa mi labio y luego muerde, sus besos van bajando, llega a mis piernas, escucho que saca algo de su bolsillo, luego lo coloca en mis tobillos, siento algo frió como metálico, trato de ver y Giacomo me está poniendo unas esposas, hoy voy a estar a su merced. Giacomo termina de colocarme las esposas, siento miedo de que me vaya a hacer, él besa por debajo de mi rodilla izquierda, trato de acariciar mi pierna con mi pie y me lo impide las esposas.

-¿Qué vas a hacerme?-. Giacomo se muerde el labio.

-Muchas cosas que voy a disfrutar-. Besa mis piernas de abajo hacia arriba, mi piel se eriza, pasa su lengua, al sentirla todo comienza nublarse para mi.

Todo es confuso para mí, simplemente el hecho de estar aquí y haciendo esto, es muy... mierda, yo me siento culpable ya que sé en que mierda estoy metida en este momento, me gusta esto, me encanta recibir toda su atención, pero me siento como una prostituta bipolar. Al estar cerca de él, siento que el mundo se detiene y gira alrededor de nosotros.

Soy una chica inconclusa porque lo amo, pero a la vez lo desprecio. Giacomo toma un tapa ojos y me lo coloca, al instante todo se vuelve negro. No puedo saber en donde está Giacomo, su aliento besa mis labios, es caliente y a la vez muy excitante, succiona mis labios, los muerdes.

Las yemas de sus dedos desciende al llegar a mis senos, dibuja círculos en mis areolas mientras su lengua rozaba con la mía. Se detiene, no lo siento más encima de mi, eso me desespera y no sé si haga lo mismo que me hizo, me compartió, cada vez que recuerdo eso, siento que él me ha traicionado porque tan celoso se veía conmigo que no quería que nadie me viese, pero, de la noche a la mañana dejó que alguien estuviera dentro de mi.

El lado del mueble se hunde, él está aquí y a mi lado, sus manos se deslizan por mi abdomen, suben por mis costillas, agarró mi seno derecho y lo único que sé es que sentí algo que pellizcó mi pezón, así mismo hizo con el otro, chillé. Es algo metálico, aprieta muy fuerte mis senos. Succiona y mordisquea la piel de mi abdomen. Jadeé, baja hacia mis muslos, da un beso corto en la parte frontal en mi vagina que hace que todo mi cuerpo se erice. 

Ya no lo sentí cerca, la tela de su traje al igual que sus manos se meten por debajo de mi espalda, me eleva del mueble, camina y luego me estampa en algo más cómodo, creo que en el colchón. Toma mi muñeca, la esposa, la extiende y la sujeta al espalda de la cama, intento encoger mi brazo pero esto no me deja y así mismo hace con el otro brazo. Sólo me limito a oír su respiración acelerada, pero es un poco lejana, las cosas metálicas que están en mis pezones se mueven, él las mueves, las retiras haciendo que éstas halen y pellizquen aún más mis pezones, éstos palpitan del dolor que eso me produjo. Gimo, él se vuelve a poner encima de mí, muerde mis pezones adoloridos, mi mandíbula cae, ahogo un exclamo.

$Vendida$Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon