capítulo 14.

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«JUSTIN»  

Ya conocía esa angustia de adentrarse a un sitio que no le pertenecía, un lugar temporal que tarde o temprano, tendría que abandonar. Así se sentía cuando Bryce le ofrecía estadía en su casa. Así se sentía estando de Clay, sabiendo que sería peor acostumbrarse a la comida caliente, a la compañía de una familia, a una cama decente donde dormir. Sería peor porque en el fondo sabía que no pertenecía a eso.

Las palabras de Bryce seguían haciendo eco en su cabeza.

<<Eres una basura, Justin. Nadie escuchará tu verdad>>.

Se sentó sobre la cama de Clay. Sacó la heroína. Preparó la jeringa. Descubrió parte de su brazo, seleccionando la parte que se inyectaría. Pronto sus pensamientos se apagarían. Pronto las palabras dejarían de doler. El efecto no tardaba demasiado. De pronto se sentiría calmado. Sin preocupaciones. Feliz.

<<A nadie le importas. No tienes nada. Ni a nadie>>

Cerró los ojos y se propinó el pinchazo. Lentamente se derribó sobre la cama, la aguja aún introducida en su piel. Así se dejó hacer. Seguro de que no le importaría a nadie, ni siquiera a él mismo.

«LUCY»      

Llegó agotada a la casa, luego de una reunión con la profesora Harper, donde tuvo que soportar a Monty diciendo qué "no necesitaba una niñera". Finalmente el chico accedió, porque de verdad estaba en problemas con sus calificaciones. Tendría que repetir el año completo si no mejoraba y no llegaría a graduarse con sus compañeros. Lucy estuvo a punto de echarse a atrás, pero su enorme paciencia le permitió quedarse. Buscó a Justin después de la reunión, pero no lo encontró, así que supuso que ya se había marchado.

—Lucy, cariño. ¿Qué tal tú día?— la recibió Lainie con amabilidad.

—Bien. Ha estado normal— se encogió de hombros. —Entré al programa de tutorías, así que supongo que estaré menos tiempo por aquí.

—Y eso es genial, ¿no?

—Me gustaba hacerlo en mi antigua escuela. Así que dije ¿por qué no? Además son puntos extras para la universidad— explicó, algo que Lainie comprendió al instante.

—Por cierto, tu mamá llamó hace un rato. Dijo que le marcaras en cuanto pudieras.

—Oh, claro. Lo haré en un rato— sonrió.

—¿Quieres que te prepare algo de comer?— le ofreció la mujer, pero la castaña se negó.

—No hace falta. Primero quiero dejar mis cosas en el cuarto. ¿Clay ya llegó? ¿Justin?

—Clay aún no llega. Le marcaré en un rato sino aparece. Justin está arriba— indicó.

—Genial— se limitó a responder y se dirigió escaleras arribas, primero hacia su habitación. Dejó el bolso y se miró al espejo, solo para comprobar como se veía su cabello después de un día algo abrupto. Por lo general, solía hacer rápido ese paso, no le agradaba observarse mucho porque siempre se encontraba defectos y eso no la hacía sentir bien. Sin embargo, ese día se miró y recordó a Justin diciendo <<Eres hermosa>>.

Tomó el celular, planeando marcarle a su mamá pero evadió el asunto, pensando que sería mejor dejarlo para más tarde. Necesitaba reír de algo. Distraerse. Así que fue al cuarto de Clay. Tocó la puerta un par de veces pero al no recibir respuesta, ingresó sin esperar más, desconociendo lo que encontraría.

Justin estaba tendido sobre la cama, inmóvil, con una jeringa inyectada en el brazo. La imagen provocó en Lucy un escalofríos que la recorrió entera, algo le oprimía el pecho, una especie de angustia y desesperación que la llevaron a reaccionar con velocidad, dirigiendo su mano a la jeringa para quitarla.

—¡Justin! ¡Justin reacciona!— lo movió repleta de miedo. Ni siquiera sabía si moverlo era lo correcto, solo lo hacía de pura intuición. —Justin— volvió a llamarlo pero el chico no presentaba signos de vida. Hasta que Lucy percibió algo extraño en la zona de su garganta: se estaba ahogando. —¡Justin! No me hagas esto— murmuró y se esforzó por levantarlo para impedir que se ahogara. Finalmente lo consiguió, Justin volvió en sí mismo y vomitó sobre el piso. La castaña se dejó caer sentada a un extremo del suelo, respirando con alivio al verlo despierto. Nunca había sentido tanta desesperación y sus ojos, evidenciaban el miedo. Estaban empapados.

—¿Estás bien?— preguntó acariciando la espalda del chico. Él asintió al instante. —Te traeré agua— dijo Lucy, a quién todavía no se le quitaba el susto.

«JUSTIN»    

Sobre el suelo, apoyó la espalda sobre la cama y se echó atrás, intentando tomar conciencia de lo que acababa de pasar. No tuvo demasiado tiempo a solas, porque Lucy regresó de inmediato con un vaso de agua.

—Bebe esto— le indicó, mientras se colocaba a su lado. Justin sostuvo el vaso y bebió sin chistar. —¿Acaso intentabas...

Él interrumpió.

—No. Solo me inyecté un par de veces— bebió otro sorbo. —Creo que tiene que ver con la tolerancia, o algo así.

Los dos se quedaron en silencio.

—Podrías haber muerto— pronunció la chica, directa. Necesitaba que él entendiera lo severo que pudo haber sido.

—¿Y qué? Como si a alguien le importara— largó y echó la cabeza hacia atrás, esquivando a Lucy. Se arrepintió al instante de decir aquello, porque cuando la tenía cerca, sí sentía que a alguien le importaba.

—Claro, porque yo no existo ¿verdad? ¿O no me ves aquí preocupándome por ti?

No respondió. Solo bajó la mirada porque por primera vez, la oía enfadada y dolida.

—Habla conmigo, Justin. Soy tu amiga— le recordó. —¿Qué fue lo que te dijo Bryce, eh?— indagó. Quería ayudarlo, pero eso requería conocer a fondo el problema.

—Nada. No me dijo nada— trató de cambiar el tema pero su expresión lo delataba. Lucy lo observó sin creerle, esperando una respuesta más sincera. Confiaban uno en el otro. Se habían vuelto cercanos, consiguiendo retomar la relación que los unía de niños sin ningún obstáculo. ¿Por qué seguía conteniendo su angustia cuando alguien estaba ahí para escucharlo? —Me dijo la verdad, Lucy. Que mi padre es un maldito vago y mi madre una drogadicta— reconocía que aquello era cierto. —Que no tengo nada, ni a nadie...— su voz se entrecortó. —Y que nadie escuchará lo que tengo para decir— concluyó, encontrando la mirada de Lucy.

—Bueno, él está equivocado. Yo estoy aquí. Y dispuesta a escucharte.

Foley intentó sonreír después de oír aquellas palabras, pero todo se diluyó en una expresión apagada.

—Eramos mejores amigos ¿sabes? Llegué a considerarlo un hermano— empezó a contar. —Lo compartíamos todo. En realidad, él compartía todas sus cosas conmigo, su auto, su ropa, su dinero, incluso me dejaba quedar en su casa cuando estar en la mía se volvía insoportable— agregó. Lucy, por su parte, no le quitaba la vista de encima, tenía toda su atención puesta en él. —Literalmente decía "lo tuyo es mío y lo mío es tuyo"— cada vez que recordaba la historia sentía ganas de querer destrozarlo todo. Contuvo el impulso apretando sus puños. —Él lo tenía todo. Yo solo a él... Y a Jess.

—Tu ex-novia— remarcó.

Él lo afirmó asintiendo.

—Estábamos en una de las tantas fiestas que hacíamos. Jessica y yo habíamos bebido... Mucho. Entramos a una habitación, pero estábamos tan ebrios que solo nos reíamos. Luego llegó Bryce, yo salí afuera, empezó a pedirme estar con ella... Le dije que no, que era mi novia...— apretó la mandíbula y desvió su mirada de Lucy. Desearía que ella no tuviera que escuchar todo aquello, pero ahí estaba, largándolo todo porque ya no soportaba más. —Me empujó. Me tiró al piso, pero yo podría... Podría haber hecho algo más. Y no lo hice, Lucy. No lo hice. Dejé que la violara— pronunció con dureza. —Y eso nunca me lo voy a perdonar.

Lucy extinguió la distancia hasta rodearlo. Para ese entonces, Justin estaba llorando y se dejó caer sobre el hombro de la castaña, que no dejaba de abrazarlo.

—No hay un segundo en que no me arrepienta— musitó, la voz afectada por la congestión.

—Lo sé, Justin. Lo sé.

Back to you ⇥ Justin Foley ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora