—¿Quieres darte un baño?
Louis asintió con cansancio, al mismo tiempo que soltaba un bostezo pesado con sus ojitos cerrados. Harry le sonrió con ternura, dejándole un beso en la frente. Se puso de pie, frente al menor que continuaba acurrucado en la esquina del sofá.
—Ven aquí, lindura.
Se agachó a su altura y colocó una mano en su espalda y la otra debajo de sus piernas —que continuaban desnudas, por cierto—. Tomó impulso con el torso y los brazos y lo cargó al estilo nupcial, riendo por el gesto aterrado que apareció repentinamente en los bonitos rasgos de su amante.
Ajustado con seguridad a su cuerpo, se dirigió a su habitación. Pateó con suavidad la puerta y se adentró al espacio oscuro. Depositó a Louis con cuidado en la cómoda y sus dedos tantearon la pared conocida hasta dar con el interruptor. El omega cerró los ojos con fuerza ante la luz.
—Lo siento.
Louis hizo un gesto vago con la mano, negándose a sus disculpas.
—No te preocupes —Su voz sonaba suave y un poco rasposa—. ¿Podrías prestarme una toalla?
—Claro —Abrió un cajón debajo de la cama de donde extrajo una toalla afelpada en color gris. Se la tendió con ambas manos y sonrisa—. Aquí tienes.
Louis sonrió complacido.
—¿Sabes? Esto me recordó al primer día que fui a consulta y me dijiste que me cambiara.
—¿Sí? —El rizado rió—. Recuerdo que cuando llegaste creí que estabas embarazado.
—¿Por qué? —Se levantó de la cama y comenzó a desabrochar su camisa.
—Estabas muy nervioso —Recordó, casi viendo el Louis temblante de hace ya más de seis meses.
—Era mi primera vez con un urólogo —Le informó, deslizando la prenda por sus brazos—. Tenía derecho a estar muy nervioso.
—Ya veo —Le respondió ronco, con sus orbes esmeraldas fijos en su torso.
Con piel blanca tersa e inmaculada, un ombliguito en forma de "T" y una pancita un tanto abultada al centro, Louis deslumbró las pupilas del alfa. Sus pezones rosa pálido lucían pequeños y exquisitos, como dos pequeños botoncitos que Styles sintió ganas de lamer. Las líneas de sus costillas no se notaban mucho, pero se hundían lo suficiente para hacer al omega un portador de una cintura marcada y definida.
Harry se acercó como hipnotizado a él, sus pies moviéndolo por la inercia del mismo alfa interno que reclamaba sentir aquella obra maestra. El ojiazul lo miró confundido un momento, retrocediendo hasta quedar sentado en la cama.
—¿Hazz? —Le preguntó. Junto sus manos sobre su estómago, cubriéndose.
—No te cubras —Le pidió, mirándolo a los ojos—. Eres tan bonito, pequeño.
—P-pero mi panza se ve y...
—¿Y? No hay nada de malo en ello. —Se inclinó en la cama hacía él, besándole los labios—. Esas pequeñas cosas son las que te hace hermoso.
El castaño se recostó en la cama, dejando que Harry se colocara a su lado en la cama. Exhaló cuando el nombrado descendió a la altura de su cintura, sintiendo los vellos erizarse por el aliento caliente que le pegaba en la piel.
—Luces adorable —Le halagó, posando sus labios llenos en su pancita. El menor ahogó un grito—. ¿Te imaginas un día embarazado, Louis?
—Y-yo... —Tembló. El alfa seguía besando su estómago y eso lo hacía sentir tibio nuevamente—. Si, q-quiero tener bebés.
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El urólogo || L.S. (Omegaverse)
FanfictionLouis es un pequeño omega que ha estado teniendo complicaciones con sus últimos celos: fiebre excesiva, ganas de vomitar, cólicos inmensos y demás síntomas. Su madre, Jay, preocupada por su hijo, le aparta una cita en el urólogo con el doctor Harry...