Heaven's Symphony 🔛 || Libro #2 Saga: Música Celestial

XV: Una señal

Un mes después.

No había vuelto a ver o hablar con Harry durante todo ése tiempo, la única vez que lo vi fue en un restaurant con los padres de la famosa Serena y ella sentada junto a él; sus brazos lo rodeaban y él no parecía tener indicios de apartarla de sí, comprendí que esa cena era de seguro porque ellos eran novios ahora.

Y yo, solamente pude desahogarme con Dios desde ése instante.

La tarde del sábado estaba lloviendo no muy fuerte, y yo caminaba por las calles de Londres con muchos pensamientos en mi cabeza. Fui a casa de Cedric y Heaven hace una semana porque debía pedirles perdón, sobretodo a ella...

-En serio lo siento... te tenía tanto odio y envidia... y lo único que hice fue herirte, perdóname Heaven... -Murmuré frente a ellos con las lágrimas saliendo sin control de mis ojos.

Pero ella solamente me rodeó en un abrazo fuerte y cálido, uno que me sorprendió en recibir.

-Yo ya te había perdonado... Stacy.

-Y yo también. -Secundó Cedric con una sonrisa.

Y lloré siendo abrazada por los dos, sintiéndome en paz por haber conseguido el perdón de ambos. Incluso el de Madison y Joshua al encontrármelos días después.

Ahora ellos eran mis amigos, incluso Kimey y yo nos volvimos muy cercanas a pesar de que ella no estuviera de acuerdo en que yo no hablara con Harry.

Pero simplemente... quise apartarme para que fuese feliz con Serena.

Supongo que ella era el tipo de mujer que el rubio deseaba como esposa y madre de sus hijos, aunque me hubiese gustado revelarle la verdadera identidad de ella.

Más entendí que no era mi papel, sino del Señor.

-¿Eh? -Mis pies se detuvieron al notar una figura alta caminar entre la gente sin paraguas alguno.

Era él.

-Harry... -Susurré estupefacta de verlo caminar en mi dirección, pero bajé rápidamente la cabeza y el paraguas pasando junto a él.

No se detuvo junto a mí en ningún instante, siguió su camino como si no se hubiese percatado de mi presencia y la verdad es que me sentí aliviada de que no me viera.

Me sentía indispuesta de verle o hablarle.

Alcé la vista al cielo y observé las nubes grises que dejaban caer las gotas de lluvia sobre toda la ciudad.

-Señor... dáme una señal... ¿es esto lo correcto? ¿Alejarme de Harry y dejarlo ser feliz con ella? Sabiendo que no lo ama a él sino... a su status económico... -Suspiré sintiéndome perdida en medio de la nada.

Mis recursos ya no podía usarlos, todos se fueron.

Sólo me quedaba esperar en Dios por mucho que doliese la espera.

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Regresé a mi casa luego de llamar a Lewis a que viniese por mí, él se convirtió en mi consejero espiritual desde que me volví cristiana. En verdad que agradecí a Dios por él y por haberlo puesto en mi camino.

-¿Y mi madre? -Pregunté colgando el paraguas en la percha del recibidor.

Lewis suspiró con pesadez.- Dijo que trabajaría hasta muy tarde hoy mejorando unos diseños de mueblería... que no la espere en la cena.

Sonreí levemente y asentí con la cabeza yéndome a mi habitación, desde que el divorcio se efectuó mamá se la pasaba trabajando más de lo habitual como si eso fuera posible.

Papá me llamaba de vez en cuando, lo noté más cariñoso que antes y eso me pareció algo bueno. Esperaba que cambiara pronto.

Revisé mi teléfono leyendo un mensaje de Kimey, diciendo que la llamara por lo que marqué su número y tras escuchar dos tonos ella contestó.

-¡Tengo algo que decirte sobre Harry! -No dejó que la saludara siquiera, me soltó aquello sin esperar.

Hice una mueca confusa al oírla.- ¿Qué cosa? Si es sobre su noviazgo con Serena ya lo sé...

-No seas tonta Stacy, Harry dijo que haría que lo escuches de alguna forma u otra... ¡va hacia allá ahora!

Palidecí de inmediato al escucharle decir eso, ¿acaso él se había vuelto loco?

Y el timbre de la casa me hizo sobresaltarme en mi cama.

Oh, no...

Me asomé en la ventana con los nervios aflorando en mí, efectivamente estaba allí parado en la entrada de la puerta principal.

Tapé mi boca sorprendida de verlo.

-Está demente, no debería estar aquí... -Susurré molesta y bajé casi a trompicones por las enormes escaleras.

Martha ya le había abierto la puerta y al notar mi presencia nuestros ojos se encontraron.

-¿Vas a escucharme esta vez? -Espetó con seriedad mientras que sus orbes verdes examinaban los azules míos.

Fruncí el ceño por sus palabras y pedí a la ama de llaves que nos dejara a solas, me acerqué a él apoyando mi mano en el borde la puerta de madera.

-Harry, no deberías estar aquí teniendo ya una novia. Eso es muy mal visto y el enemigo puede tergiversar todo...

-¡Ya basta! ¡¿Planeas dejarme hablar siquiera?! -Gritó exasperadamente sin dejar de mirarme, su expresión me había asustado un poco.

Lo vi calmarse un poco y prosiguió.- Serena y yo no tenemos nada, Kimey dijo que me viste cenando con ella y sus padres hace tiempo pero era porque el señor y hermano Blackmount estaba de cumpleaños y fui invitado. Ella no se quería despegar de mí en toda la noche incluso cuando le daba indicios de que me dejara.

Me mantuve callada, pero no podía negar que sentí un alivio enorme al saber tal dato.

-Escucha... lamento no haberme fijado en tus sentimientos y... menos por saber la situación de tus padres, debiste decirme Stacy. -Alzó una ceja luciendo molesto por mi falta de habla.

Negué con la cabeza.

-Son problemas míos, no eran de importancia. -Me encogí de hombros restándole preocupación a eso.

Pero él no estaba de acuerdo.- Te equivocas, todo lo que te suceda quiero saberlo porque... me preocupas, y quiero que estés bien. Quiero ser tu apoyo en todo lo que necesites.

Lo miré estupefacta por sus palabras, no entendía por qué las estaba diciendo.

-¿Por qué te importo tanto?

Él solamente sonrió con aquella típica sonrisa suya aniñada.

-¿Cómo no voy a preocuparme por la persona que amo?

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¡Dios les bendiga!