Renton (2a parte)

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Vivíamos como queríamos (dentro de lo que cabe), no había habitaciones, era un solo piso. Teníamos un baño y cocina americana. Era una casa desastrosa, llena de mierda, sucia, con las paredes en tonos oscuros. Al llegar a casa la primera persona que vi fue a Sick Boy, estaba al lado de Ashley, nuestra compañera de piso junto a Mike.

Sick Boy le estaba preparando un chute a Ashley, le buscó la vena y le preguntó si estaba segura.

-Si, hazlo. Dijo Ashley sin dejar de mirar a Sick Boy.

Nunca había visto a Sick Boy con esa cara tan tierna, como cuando un niño abre su regalo de Navidad, él la observaba, asombrado, mientras que la heroína recorría las venas de Ashley a la vez que ella se tumbaba lentamente, sintiendo cada mililitro de la sustancia recorrer su organismo, dejándose llevar, cerrando los ojos. Sick Boy continuó observándola hasta que Ashley ya no era Ashley. Ahora le tocaba a él su chute, mientras tanto, yo buscaba un poco de caballo.

No le pedí ayuda a nadie, me bastaba yo mismo. Así que también me eché en el suelo, hasta casi parecer que estaba dormido. Pero no.

Ese era nuestro panorama día tras día, un grupo de jóvenes desechos sociales, tirados en el suelo de un apartamento baratucho, viviendo la vida, o mas bien no viviéndola. Porque así era nuestra manera. Nosotros fuimos libres de elegirla.

Al despertar, me prometí no volver a engancharme al caballo nunca mas, aunque a decir verdades siempre me prometía la misma gilipollez, y a decir verdades nunca la cumplía.

Estaba sonando la canción "Perfect Day" de Lou Reed, aunque yo era mas de Iggy Pop. Sick Boy y Ashley seguían en el mismo estado y Spud llegó hace un rato, o eso creo. Eso significaba que era el único que estaba "consciente" por así decirlo.

Decidí llevar a cabo mi famosa promesa de dejar el caballo, así que fui al súper y compré lo siguiente: dos latas de sopa de tomate, tres tarrinas de helado tamaño familiar, laxante, sardinas en lata. También compré un par de revistas porno, un poco de musica, un cubo para mear, otro para las heces y otro para los vómitos. Una televisión pequeña. Y una cama. Estas ultimas cosas no fueron necesariamente compradas en el súper. Realicé el asqueroso procedimiento y no me sirvió de nada. Yo quería mas caballo, y lo peor de todo es que allí estaría Sick Boy para fardar de que él puede desengancharse cuando se lo proponga, solo para quitar mérito a mi lucha. Menudo asqueroso retorcido.

-Ey tío
Oí una voz.
-Despierta joder!
Dijo Johnny, que era el que nos proporcionaba todo.
-Que ha pasado? Digo, medio moribundo.
-Que qué ha pasado? Tio, has vuelto a hacerlo. Has vuelto a intentar esa mierda del método Sick Boy otra vez.
Me dijo, con un tono áspero y cabreado.
-Joder... Dije entre suspiros.

Sick Boy se estaba descojonando al otro lado del salón, cualquiera diría que somos mejores amigos.

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