<< Cinco >>

51 7 4
                                    

Cuando JiMin abrió sus ojos, se dio cuenta de que este había sido el mejor despertar de su vida. El hermoso rostro de JungKook fue lo primero que vieron sus ojos, su cabello negro estaba revuelto y su flequillo cubría parte de su frente. Sus delgados labios estaban entreabiertos y Park no pudo evitar recordar lo que había sucedido hacía unas horas atrás.

Un beso, uno lleno de amor, de compromiso y promesas cumplidas. Un beso cargado de anhelo y esperanza, uno que terminaba aquella larga década que estuvieron extrañándose.

JiMin sonrió por la oportunidad preciosa que le estaba dando la vida, y con sus nudillos acarició el pómulo derecho de JungKook. A la vez que disfrutaba de esos largos y fuertes brazos que lo envolvían como si fuera algo precioso.

JungKook estaba dormido plácidamente, su calmada respiración era como música para los oídos del rubio. Y pasadas unas cuantas caricias más -repartidas por JiMin en las mejillas, cabello y nariz del joven Jeon-, terminó por despertarse, apretando la fina cintura de quien dormía a su lado. Su nariz se arrugó un poco al igual que sus párpados, y enterró el rostro en la almohada para lanzar un largo y sonoro bostezo para desperezarse.

La suave y aguda risa de JiMin le dio los buenos días.

"JungKook" Dijo JiMin, sus regordetes labios curvados en una sonrisa hermosa, una que el más alto no había visto desde hace diez años. Una sonrisa que le recordaba lo afortunado que era de poder tener un lugar dentro del corazoncito y mente de Park. "Buenos días"

"Buenos días, corazón" Respondió Jeon, al tiempo que acercaba sus labios hasta la frente del moreno para depositar allí un cortito y sonoro beso. "¿Cómo has amanecido?"

"Mejor que nunca, JungKookie" Respondió el rubio, mirándolo con adoración, con unos ojos inyectados de amor. "Me gusta tu look mañanero"

"Ah, no te burles, precioso" Jeon rió, mostrando una fina sonrisa, antes de acercarse aún más al cuerpo de Park. Sus delgados brazos sosteniendo al chico delgado.

Pero Park no se sentía precioso. No, no. Él era horrible, su espejo y sus compañeros en la universidad siempre se lo recordaban. Esos moretones y cicatrices en sus brazos...

¡Te hacen aún más feo, idiopark!

Las voces y risas de aquellos que lo trataron y tratan como basura inundaron su mente.

Incluso lo molestaban por su extrema delgadez, su piel casi pegada a sus huesos...

Y el llanto regresó, alarmando al joven Jeon, quien rápidamente trató de calmar el dolorido corazón de JiMin.

"Hey, hey, ¿por qué lloras, cariño?" Preguntó JungKook, acunando entre sus grandes y acogedoras manos el delgado rostro del bajito. "¿Vas a decirme? ¿Mh?"

"N-no, n-no..." Balbuceó JiMin, apenas. Su voz viéndose opacada por los fuertes hipidos que atravesaban su garganta.

"¿No qué, mi vida?" Volvió a preguntar JungKook, con su voz calmada y suave, como si estuviera tratando con un niño.

"¡No mien-mientas!" Gritó Park, zafándose con rudeza del abrazo que se le era brindado. Para luego levantarse de la cama y correr hacia el baño, encerrándose ahí. Y cuando se hubo fijado, se encontró con los restos de los cristales que antes eran un espejo.

El mismo que había roto la tarde anterior.

"¿JiMin?" La voz de JungKook se escuchaba amortiguada tras la puerta del cuarto de baño. "Mi amor, ábreme ¿sí?"

Y JiMin oyó, tras unos minutos de silencio, cómo el contrario trataba de girar la cerradura para hacerse paso hasta donde él se encontraba, sollozando y quitando las costras de sangre de sus horribles heridas.

¿Por qué JungKook lo amaba si era tan horrible?

El joven Jeon, a ojos de Park, era perfecto. Alto, delgado y cuerpo tonificado, con una voz suave y encantadora que enamoraría a cualquiera. Con unos brazos que sabían cómo brindar seguridad y soporte.

¿Por qué siendo él tan perfecto lo había escogido a él? ¿A alguien roto y sucio?

Porque, aunque intentara negarlo, él sabía que las miles de veces que su padre se aprovechó de él lo volvían alguien sucio, mancillado y usado.

Como un juguete.

JungKook no se merecía a alguien usado e inservible.

Él merecía...

"¡JiMin!" El grito de JungKook lo sacó de sus pensamientos, devolviéndolo a la realidad justo cuando escuchó que la puerta se abría, y unos fornidos brazos -que pertenecían al pelinegro- envolvían nuevamente su cuerpo, en un calor agradable, uno que sabía a cariño y a amor.

Uno que desde hace diez dolorosos años esperó.

"Chimmy, cariño..." Volvió a hablar JungKook, dejando reposar su mentón en la cabeza ajena, repartiendo a su vez tiernas y delicadas caricias sobre las heridas de los brazos del rubio.

"¿P-por... qué... me elegiste a m-mí?" Balbuceó Park, con su garganta apretada y una voz de un tono demasiado bajo.

"JiMin, yo..."

"Aún... No termino" JiMin se volteó, dejando ver al más alto todo el dolor que había en su corazón, aquel que le había robado su inocencia y aquel hermoso brillito de sus ojos.

Uno que JungKook extrañaba de sobremanera.

"Yo soy..." Comenzó el bajito, cerrando los ojos por un segundo, intentando contener una segunda oleada de lágrimas. "Soy tan fe-feo, y... y estoy... tan, pero tan su-sucio. Además, tú... no te mereces a al-alguien us-usado como... como yo"

"JiMinie, amor mío" Dijo JungKook, desviando sus manos ahora hacia las mejillas casi inexistentes de su chico, acunando estas y esbozando una pequeña sonrisa en sus finos y rosáceos labios. "Yo te merezco. No, nos merecemos el uno al otro. Y si no fuera así, ¿acaso no es el destino un idiota por juntar dos almas destrozadas, que solo pueden repararse la una a la otra, estando juntas? Dime, JiMin, ¿por qué acaso habría vuelto de no ser solo por ti, por nuestra promesa y por el amor que tanto te he profesado en estos días?"

JiMin sintió sus labios temblar y sus ojos escocer por las lágrimas que se acumulaban allí, las ganas de llorar nuevamente lo atacaban. Sin embargo, a diferencia de las anteriores, Estás nacieron producto del calor que se acumulaba en su pecho y la felicidad que este conllevaba.

"Te amo, JiMin. Es por eso que te elegí a ti" Jeon dejó escapar una traviesa lágrima de su ojo izquierdo, y esta -escurridiza- se deslizó hasta su mentón, quedándose ahí, atascada, hasta que pasados unos segundos, cayó al suelo. "No me importa si estás roto o te sientes usado, porque yo mismo me encargaré de repararte, voy a darte la vida llena de amor que siempre deseaste"

Y Park JiMin ya no pudo contenerse más, abalanzándose hacia el cuerpo del amor de su vida. Rodeó con sus extremidades toda la anatomía esbelta del contrario. Lágrimas y latidos pasaban entre ellos.

Y antes de besar la cálida y dulce boca de Jeon, JiMin dijo:

"Te amo también, Jeon JungKook. Y siempre te elegiría a ti"







Lamentamos la tardanza, ojalá les esté gustando.

Gracias por leer. 💕

Back || KookMin. (PAUSADA)Where stories live. Discover now