Capítulo 3

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Las demás clases pasaron más que lentas. Contaba los segundos para poder salir de esa prisión, que se hacia llamar "Escuela". Y para empeorarlo, seguía pensando en Christopher. Siempre peleábamos, pero nada se comparaba con este día. Si, si me decía "Cumplidos", pero nunca habia ido al extremo de pegarme a su cuerpo o querer besarme, ¡Nunca! Y era algo nuevo. Y además, así de fácil. Me gustaba.

Me encantaba su nueva actitud y no podía mentir. Rogaba por que no cambiara y siguiera con esos acercamientos.

El timbre de la última clase me sacó de mis pensamientos. Suspiré aliviada y guardé mis cuadernos en mi mochila. Todos volvieron a salir como animales, haciendo que varios tiraran mis plumones. Les grite una tontería que sólo yo entendí y después me dispuse a recoger de nuevo todo y volver a meterlos en mi mochila. – Tranquila ____, todo mejorará esta noche – Me dije a mi misma en volumen audible.

– ¿La gatita entrará en acción? – Me quedé helada al escuchar su ronca voz, y aun más al verlo recargado en el umbral. ¡Dios! Por mi que me violara en ese mismo instante. No se lo negaría.

– ¿Me estas siguiendo?

– Christopher Vélez no sigue a las chicas, ellas lo siguen a él.

– Como sea – Me cargué mi mochila en la espalda y me paré justo frente a él – Déjame pasar.

– ¿Qué si no lo hago?

– Me veré obligada a dejarte sin hijos – El soltó una carcajada.

– No creo que quieras eso. En un futuro debemos tenerlos – ¿Que ha dicho? ¡Dios! ¡Había insinuado que tendríamos hijos!

– Sueñas, Vélez – Me cruce de brazos.

– Dilo de nuevo.

– ¿Que cosa?

– Mi apellido.

– ¿Para que?

– Es excitante.

– ¡Me das asco! – Suspiré y traté de salir, pero lo que gané, fue quedar acorralada entre la pared y el cuerpo de Christopher. – Si no me dejas en paz, me veré obligada a denunciarte por acoso.

– ¿Acoso? – Asentí – No seas estúpida gatita – Pasó su nariz por la mía y después rozó nuestros labios – Lo deseas.

– Si – Murmuré y el sonrío.

– En la tumba – Volví a subir mi rodilla, pero esta vez el la detuvo, y comenzó a acariciarla hasta llegar a mi feminidad. Me tomó del pantalón pegándome mas a él. Lo miré a los ojos, y con la otra mano tocó mi cuello. Emití un gemido.

– Ha sido de los mas excitante – Sonrió – Está posición. ¡Dios! la he anhelado tanto.

– ¿Qué? – Mi voz comenzaba a entrecortarse y mi pecho a agitarse, haciendo que mis pechos se pegaran a él pecho de Christopher.

– Ya... ¿Ya lo habías imaginado? – Pregunté confundida.

– Empiezas a entender, gatita – Besó la comisura de mis labios y desabrocho un botón de mi camisa, miró hacia abajo, viendo la vista que ahora se proporcionaba.

– Los sostenes negros y con encaje, me ponen demasiado duro ¿Porqué los usas?.

– Hacen resaltar mi piel – Me encogí de hombros.

– Dirás tus pechos.

– Esto es incómodo.

– ¿Por que gatita? – Volvió a pegarse de nuevo a mi, juntando nuestras anatomías ¡Estaba duro! Y al parecer grande también.

– Christopher, nos odiamos. Me repugnas y supongo que yo a ti...

– Yo nunca he dicho que me repugnas, ni que te odio ¿O si? – Me quedé callada ¡Era demasiado cierto!.

– De cualquier manera – Susurré y comencé a moverme tratando de escapar.

– Eso es malo gatita, me pones más duro – Tomó mi mano y la pasó a su gran bulto. Tragué saliva y gemí. – ¿Lo sientes? – Asentí.

– Tu lo has puesto así – Agaché mi cabeza y suspiré.

– Por favor – Rogué antes de que perdiese mi control – Déjame irme – El suspiró y poco a poco me fue soltando.

– Gracias – Dije y comencé a caminar. Me detuve al escuchar mi llamado. – ¿Que?.

– ¿Iras a la inauguración de Hot? – Asentí – Te veo ahí, te estaré esperando, y lleva algo corto – Me guiño el ojo mientras se mordía el labio inferior. Después comenzó a caminar con una seguridad sorprendente.

Tragué saliva. Y me quede un rato pensando, luego salí de mi shock. Habían pasado tantas cosas en un solo maldito día. Cosas extrañas, pero que a la vez me gustaban y mucho.

Después de una tarde dormida. Y una larga ducha, me encontraba frente a las puertas de mi armario, buscando que ropa me pondría. Estaba nerviosa y quería verme bien. No sabía por que, siempre me había importado una mierda, lo que pensaran de mi. Pero ahora que sabía que Christopher estaría ahí, tenía y sentía la necesidad de verme bien.

Entonces recordé, que hace algunas semanas había comprado un conjunto para esta noche. Sonreí mordiendo mi labio, y busqué en el cuarto de mis zapatos, la bolsa. Cuándo apareció me vi aliviada. El reloj marcaba las 8:30. Dany pasaría por mi a las 9:00 en punto. Tenía justamente media hora para arreglarme.

Termine de vestirme, y me senté frente a mi espejo y comencé a cepillar mi cabello. Unté un poco de crema para este y lo esponje un poco. Ni rizos, ni lacio. Ondulado, y se veía tremendamente bien. Apliqué un poco de brillo labial en mis labios y listo. No era que fuese mi cuerpo, pero en realidad estaba hermosa. El vestido me quedaba muy apretado, pero a pesar de eso me sentía bien. Y para rematar, tenía algo extraño en mis ojos. Algo especial y algo radiante en mi sonrisa. No podía explicar esas sensaciones que se presentaban en mi estomago. Lo único que deseaba era que llegase Dany y nos fuéramos a la inauguración de Hot. Quería ver la expresión de Christopher al verme. Quería verlo. Y sólo recordar los momentos en los que habíamos estado tan cerca, me daba un cosquilleo en el estomago. Pero, ¿Desde cuando sentía esto? ¿Desde cuando quería verme bien para Christopher? Siempre lo había aborrecido y ¿Ahora? ¿Que pasaba? ¿Que me pasaba a mi?. Ignoré mis pensamientos y los remplacé, pensando en lo que pasaría esta noche. Algo pasaría y lo sentía. Sonreí como tonta, una vez más y luego el claxon sonó. Era la hora. Suspiré emocionada y bajé con una gran sonrisa y un cosquilleo impaciente.

Secret Sex - Christopher Vélez y Tú Where stories live. Discover now