Capítulo 8

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____'S POV

Tomé mi celular y suspiré al ver que era Dany

– ¿Hola? – Contesté.

– Hasta que te dignas a contestar mujer – Reí.

– Lo lamento, en serio.

– No, no lo lamentes se por que no lo hacías picarona.

– ¡Dany! – Reí algo nerviosa

– Ay ____ ¡Por Dios! ¡Tuviste sexo con Christopher Vélez! ¿Quien lo dijera?.

– Lose, lo se – Suspiré – No me lo recuerdes.

– ¿Que? ¡No me digas que te arrepientes!.

– No – Negué inmediatamente – Sólo que, me cuesta asimilarlo.

– ¡Ay por Dios, nena!

– ¡Daniela Stew! Podrías ser menos abierta.

– Ya me conoces, y así me amas.

– Cierto – Reímos.

– ¿Recuerdas que día es hoy?

– No – Me puse a recordar, no era su cumpleaños, ni el de alguien importante.

– Sábado, hoy tenemos la cita para las perforaciones. ¿Lo recuerdas?.

– ¡Oh! Si, si, si. Ya lo recuerdo. Precisamente me puse una blusa que deja ver mi vientre.

– Bien nena ¿Pasó por ti, pasas por mi o nos encontramos?.

– Yo paso, ayer por la tarde me entregaron el auto, y de paso hacemos algunas compras ¿No?.

– ¡Si! ¡Tarde de chicas! – Dany grito como niña y yo reí.

– Bien, en 5 minutos te veo.

– De acuerdo, cariño. Nos vemos, te quiero.

– Igual Te Quiero – Colgué y lancé un suspiro, me pare frente al espejo y divise mi ombligo.

– Serás perforado en unas horas, bebe – Me dije a mi misma. Reí y tomé mi bolso, cerré mi habitación y después salí de mi casa en camino a la casa de Dany.

**

– No lo creo Dany – Dije bajando de mi BMW Negro, cerré la puerta y active la alarma.

– ¿Porque no? – Dijo mientras me miraba. Comenzamos a caminar.

– Por que si ese pobre vagabundo, hubiese tenido una vida, no se hubiese llamado "Vagabundo" – Hice comillas en la ultima palabra. Dany se cruzó de brazos.

– Si hubiese tenido una vida, igual seria un vagabundo. Por que ese es su destino – Dijo y reí, por sus palabras. – Bien, dejando de lado al pobre vagabundo atrás ¿Que haremos primero?.

– No se, ¿Que es lo que quieres hacer tú?.

– qué tal si nos perforamos primero, después vemos tiendas y luego comemos.

– Me parece perfecto Dana.

– ¡No me llames así! Soy Dany, no Dana.

– Bien, bien – Reí, pase mi brazo por su cuello, y ella por mi cintura. Comenzamos a caminar, directo a la tienda que se encontraba a unas cuadras.

– Hola Gabriel – Saludó a nuestro viejo amigo. El nos perforaría, nos conocimos en un bar, y el nos hablo de su vida. Ya era grande, pero parecía demasiado joven. Y se mantenía en forma.

– Hola Dany. Hola ____ – Saludó – Creí que no vendrían.

– No, claro que si. Sólo que la señorita Daniela no encontraba su labial rojo – Gabriel y yo reímos, mientras mi amiga bufaba.

– Ese labial es demasiado importante para mi – Hizo un puchero y Gabriel negó con la cabeza.

– ¿Quien será la primera? – Preguntó.

– ¡____! – Grito Dany al instante. La mire y sonreí.

– Miedosa – Reí. Gabriel se sentó, y comenzó a darme instrucciones sobre no moverme, que iba a doler un poco. Sólo asentí con la cabeza. Dany me tomó de la mano.

Gabriel tomo un bolígrafo negro y marco la parte que perforaría. Luego me pidió que me sentara en la silla de piel negra, tomo unas pinzas que tenían un orificio en el centro, las puso en la parte marcada con el bolígrafo, y después tomo una especie de jeringa, sin soltar las pinzas, adentro la jeringa por el orificio de las pinzas, traspasando mi piel. Gemí un poco y apreté la mano de Dany, quien veía el proceso con cara de miedo.

Luego me dio a elegir entre los artes que tenía, elegí uno que se adentraba por la piel [obviamente]. Y tenía 2 bolitas una por arriba y otra por abajo. Tomo una bolita de algodón con alcohol y froto con cuidado alrededor de mi ombligo.

– Listo – Dijo sonriendo – Que valiente ____.

– Gracias – Sonreí y mire a Dany – ¿Lo quieres hacer?

– ¡Claro! – Sonreí y cambiamos de lugar, le di mi mano y Gabriel tomo otras pinzas iguales, y una jeringa distinta. Comenzó a hacer los mismos pasos que hizo conmigo.

Después de que terminara la perforación de Dany, pagamos a Gabriel quien nos agradeció y despidió con un "Cuando quieran", después salimos de el local. Dany iba con su dramatismo a todo lo que daba, mientras yo reía a carcajadas.

Comenzamos a recorrer las mas grandes tiendas de Los Ángeles, mientras buscábamos ropa, zapatos y cosas que comprar. Entramos a unas 15 tiendas, donde salimos con máximo 4 bolsas de mercancía. Agotadas regresamos al auto y dejamos las bolsas.

– ¡Ahora si! ¡A comer! – Habló Dany y asentí. Conduje hacia un restaurante de comida china. No tardamos ni 15 minutos en llegar. Dejamos las bolsas en el auto, y bajamos riendo, por una tontería de mi mejor amiga.

Entramos al restaurante y nos sentamos en una mesa. Pedimos la comida. Y después Dany se quedo en shock. Lo cual logró asustarme – ¿Que tienes? – Pregunté alarmada.

– Na...Nada.

– No ¡Algo tienes! ¿Porque esa cara? – Dany señalo con la cabeza hacia la puerta y me giré para ver, pues me encontraba de espaldas. Sentí que mi estómago se retorcía. El estaba ahí. Se encontraba en el restaurante. ¡Dios! ¿Ahora que hago?.

– Dany ¡Vámonos! – Fue lo primero que vino a mi mente.

– ¿Que? ¡No, tu estas loca! Nosotras nos quedamos.

– Por Favor.

– ¿Que? ____, se tendrían que ver la cara algún día.

– Si, pero no ahora. Bueno al menos aún no me ve.

– ¿De que demonios hablas? ¡Christopher viene para acá!.

– ¡Mierda! – Murmuré.

Secret Sex - Christopher Vélez y Tú Where stories live. Discover now