Capitulo cuatro

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Me levanto y camino hacia mi armario. Elijo mi ropa y me la pongo:

 Elijo mi ropa y me la pongo:

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Me calzo los zapatos y bajo. 

Tomo una taza de te junto con Gabrielle, mientras esperamos a los demás. Como estamos en silencio, me permito pensar un poco. Hace cinco días que vi al chico en el prado. Tengo la curiosidad descontrolada, pero no pudimos salir por las fuertes tormentas que hubieron.

 Hoy, sin embargo, el sol se alza radiante, y seca todas las cosas que se mantuvieron húmedas durante este corto tiempo.

Cuando todos estamos listos, salimos de la casa. Los niños corren delante de nosotros, riendo a carcajadas entre juegos y competencias. Les veo disfrutar de su naturaleza, que tanto tiempo olvidaron al verse obligados a quedarse dentro de la casa.

Yo, sin embargo, camino en silencio detrás. No escapare hoy  a mi lugar secreto, pues temo que el chico de ojos de lago siga ahí y me descubra.

Encontramos un venado que viene en galope de delante. Antes de que pase por donde estamos y pueda escapar, nos escondemos en distintas posiciones, listos para saltar hacia nuestra presa.

Cuando los pasos se hacen mas cercanos, siento como se me eriza el pelo de la nuca, y muestro los afilados dientes desde mi escondite. Veo al animal, y salto hacia adelante, en sincronía con los demás, que estiran las garras con ferocidad.

Acorralamos al animal, y poco tiempo después, Aaron lo carga sobre su espalda y todos caminamos junto a el.

El resto de la tarde es tranquila. Cazamos dos gallinas salvajes, y conseguimos algunas bayas para comer durante el momento. Nos disponíamos a volver, cuando escuchamos un ruido detrás de unos arboles, cumbre abajo. Decidimos dar otra caza mas antes de volver a la cabaña.

Pero cuando tuvimos frente a la presa, el rostro de todos cambio por sorpresa.

Delante nuestro se hallaba el chico de ojos de lago, con su mirada atenta a todos nosotros, con una ballesta alistada sobre sus brazos. Y entonces lo entendí.

Se trataba de un cazador.

Nadie se movió durante un momento. Victor gruño con enojo, y antes de que pudiera adelantarse para saltar sobre el, Gabrielle le hizo un gesto para que esperara.

Ella comenzó a acercarse al joven cazador, que no bajaba el arma, y la miraba con atención. En sus ojos de mezclaban emociones, como entre intención, recelo, sorpresa y curiosidad.

Gabrielle bajo los brazos, pero con las garras aun afuera, lista para cualquier intento de el chico frente a ella.

Cuando lo tuvo apenas a unos pasos, le pregunto:

-Cual es tu nombre?

El chico dudo un poco, y nos miro a todos. Su mirada se detuvo un poco mas en mi. Tal vez me reconoció.

-Soy Zack. Zack Siverian- contesta mirando a Gabrielle- Y ustedes?

Sin embargo, Gabrielle no responde. Nadie lo hace. 

Yo sigo mirandolo, y de repente el vuelve a mirarme a mi. Baja el arma, como para que sepa que puede confiar en nosotros.

-Déjala en el piso- le espeta Aaron, que se acerca a Gabrielle.

Zack duda un poco, pero luego lo hace.

Nos relajamos un poco. Yo guardo las garras, pero los demás aun no deciden. Los mas pequeños esperan instrucciones, sin saber si atacar o quedarse donde están.

Veo como Noa, que esta detrás de el chico, fuera de su vista, se agacha para tomar algo. Antes de que yo pueda advertirlo, ella se abalanza sobre Zack, y lo golpea con una roca de gran tamaño en la cabeza.

Veo como el cae en el suelo, inconsciente, y me pregunto como llegamos a todo esto.





Hijos del eclispse (TERMINADA)Where stories live. Discover now