Capítulo II

4.7K 738 404
                                    

Habían salido de la temida semana de parciales. Semana en que la universidad se encargaba de convertir a sus estudiantes en seres sin alma ni motivaciones, que sobrevivían a base de café y comida rápida o, en casos más extremos, suplementos, pues no les daba el tiempo de tener una comida decente.

SeokJin, YoonGi, TaeHyung, Jimin y JungKook se encontraban discutiendo sobre lo que harían durante el fin de semana, a modo de celebración por haber presentado los exámenes, porque no estaban seguros de haberlos aprobado.

- ¿Y si vamos a Subteundergrand de nuevo? -sugirió Jimin, un poco aburrido y hastiado de tanta indecisión.

- No, no, vamos a Budah. - interrumpió TaeHyung. Le habían dicho que en Budah podías conectarte con la naturaleza, realmente. La verdad era que el tipo que se lo contó estaba bastante drogado, y fue con eso con lo que se "conectó". Aun así TaeHyung quería comprobarlo por su cuenta.

- Budah es demasiado costoso, nos cobran por entrar. Simple y sencillo, votemos entre Subteundergrand y Zéus. Ambos son económicos, pero son lo opuesto el uno del otro. - determinó YoonGi, por fin.

Como los ánimos estaban bastante encendidos, esta vez dejaron pasar a Subteundergrand y decidieron por Zéus, aquel local que tenía por nombre a un dios de la antigua Grecia. Era un lugar más común, en todo aspecto. No tenía la singularidad de Subteundergrand, pero servía en casos de efervescencia total y era igual de económico. Sus paredes no eran negras ni tenían diversas pinturas, eran blancas y las adornaban diversas luces de neón, con frases en inglés que la mayoría ni siquiera entendía.

SeokJin se encontraba en su departamento, específicamente en su habitación. La mitad de su closet estaba sobre su cama y la otra mitad estaba en el suelo. Se debatía entre usar una chaqueta de cuero o una de mezclilla. Frunció los labios mientras observaba el reflejo en el espejo. Finalmente, se fue por lo seguro y optó por la chaqueta de cuero. YoonGi se la había elogiado una vez. Así de consciente era SeokJin de cada palabra que salía de la boca del apellidado Min.

Levantó su flequillo hacia un costado, perfumó su cuello y sus muñecas. Estaba listo. Su tenida la conformaban unas zapatillas Vans color rosa, unos jeans negros rotos en las rodillas, una musculosa rosa con letras negras con la leyenda "Why not?" en el pecho y su chaqueta de cuero negra, además de su billetera, sus llaves y su celular, en sus bolsillos.

Una vez listo llamó a YoonGi para pasarlo a buscar a su casa. Así era siempre, SeokJin aprovechaba cada momento que tenía para pasarlo a su lado. No importaba si era a solas o no, sólo que quería tenerlo malditamente cerca, saber que estaba ahí, que no iría a ninguna parte. Ser la persona más cercana a él, a quien acuda primero.

Poco antes de las doce de la noche, se reunieron todos excepto TaeHyung, afuera de Zéus, justo debajo del gran letrero donde había una imagen del musculoso dios. Gracias a la hora a la que habían llegado no habían necesitado hacer cola. Por otra parte, TaeHyung había mensajeado que llegaría un poco tarde, así que era mejor que le esperaran adentro.

En cuanto estuvieron todos dentro, Jimin celebró que esta vez no le habían pedido ningún tipo de verificación de edad. La noche parecía ir de lujo para él. JungKook pensaba en lo poco que se necesitaba para lograr hacer feliz a su hyung.

- Busquen una mesa, yo iré a pedir dos botellas de cerveza y vasos. - ni bien terminó de hablar, YoonGi acudió a la caja a cumplir su cometido.

Mientras tanto, los demás buscaron una mesa lo suficientemente grande para los cinco. La encontraron cerca de la barra, al frente de la pista de baile. Porque sí, en ese lugar sí se bailaba, a eso de las una de la mañana se abría la pista de baile para cualquier valiente que quisiera mover un poco el cuerpo. La música variaba entre el pop nacional y el internacional, además de algunas canciones latinas que estaban teniendo bastante éxito alrededor del mundo, pero de las cuales raramente se conocía o comprendía el significado de sus letras.

Apreciándote en otros brazos - YoonJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora