5.

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Cuando Luis se despertó escuchó voces en la cocina, hablando y riendo. Cuando vieron a Luis entrar las dos se callaron rápidamente.

-Buenos días.- Luis miraba a ambas dudosamente.

-Buen día, Luis.- Aitana estaba demasiado sonriente para la hora que era.

-Buenos días, papi.- Su hija corrió a abrazarle.

-¿Pasa algo? Habéis parado cuando he entrado.

-No.- Paula le contestó mientras le cogía de la mano.- ¿Quieres galletas? Ayer Aitana y yo las hicimos.

Luis asintió mirando las galletas que había en la mesa. Algunas tenían diferentes formas y otras tenían dibujos. Había tres con sus nombres. Paula, papá y Aitana.

Después de eso los tres se fueron a llevar a Aitana a su casa y luego dejó a su hija en el colegio. 

Por la tarde los tres decidieron ver una película en Netflix, bueno, Paula lo había decidido, ellos solo cumplían los deseos de la niña.

Paula comenzó a reírse a carcajadas por lo que hacían los minions mientras Luis y Aitana esbozaban pequeñas sonrisas, aunque a la última se le escapaba alguna carcajada también. Antes de que la película terminara Paula había caído rendida.

Aitana lo notó y tapó a la pequeña con una manta. Luis se incorporó en el sofá.

-Voy a cambiar de película, ¿te molesta?- Estaba otra vez serio y no sabía ni siquiera por qué.

-Claro que no, llevaré a Paula a su cama.

-¿No quieres que la lleve yo?- Aitana negó. Si quería estar enfadado todo el día ella también podía hacerlo.

Mientras, Luis puso su película y esperó a que Aitana llegara para que esta comenzara. Cuando esta empezó, Aitana miró a Luis. Ni siquiera estaba prestándole atención a la película.

-¿Se puede saber qué te pasa?

-No pasa nada.- La miró durante apenas dos segundos y apartó la mirada.

-A mi me parece que sí.

Luis guardó silencio durante unos minutos.

-¿Por qué no me dijiste que tenías novio?- Sabía que lo correcto era no preguntarlo y ni siquiera sabía por qué lo estaba haciendo.

-¿Qué?- Aitana estaba atónita.

-Tu novio no puede ir llamando a tus jefes para verte mientras cuidas de sus hijas en su casa. Si quieres un día libre puedes pedírmelo pero no os quiero haciendo yo que se qué en mi casa.

-Luis, no tengo novio.

-Hoy me han llamado a la oficina. Era tu novio y quería la dirección de mi casa para verte.

-¿Pero qué novio? ¿Que dices, Luis?- La chica estaba desesperada, sin saber a qué se refería.

-Vicente.- No pudo evitar la cara de asco que acompañó al nombre.

-¿Vicente? Ay Dios, ¡Luis! ¡No es mi novio! Salimos durante un tiempo y está empeñado en que volvamos, pero no es mi novio y no planeo que vuelva a serlo.

-¿Entonces por qué me llamó? ¿Cómo sabe que trabajas para mi?

-¡Porque está obsesionado!

-Pues está loco.

-¿Has estado así de tonto por eso?

Luis se puso serio. No había sido solo por eso y tenía que advertirla.

Pídeme la vida | AitedaWhere stories live. Discover now