9. Era preciosa

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Kara

A primera hora de la mañana, Alex me había llamado entusiasmada. Me contó que Maggie se había presentado en su casa de madrugada y que la había besado. Habían pasado la noche juntas, abrazadas, y al levantarse se había ido a su piso para prepararse para el trabajo, pero que había prometido volver al salir. Estaba eufórica.

Le dije que me esperara, que la ayudaría a ducharse y vestirse, pero Lena no se había levantado aún. Había entrado en la habitación para ir al baño. Cuando la busqué, sigilosamente para ver si aún dormía, vi que el sol bañaba mi cama y que hacía que las finas sábanas transparentaran el cuerpo desnudo de Lena. Noté el rubor en mis mejillas y volví a cerrar la puerta.

Preparé el desayuno esperando por ella cuando quizás el olor del café matutino la hizo desperezarse.

-Mmmmm- la escuché desde dentro-.

Sonreí. Realmente me encantaba tenerla allí.

-¿Quieres algo en especial?-le grité-.

-¡Un bagel, por favor!

Escuché como abría el agua de la ducha mientras le preparaba el bagel con la mermelada de ciruelas que le gustaba. Preparé en la mesa el café con una pequeña jarra con leche de almendras al lado, el zumo, su bagel y un donut para mí, que era vegano porque los había comprado con ella. Bueno, quizás ya me habría comido otro antes de que ella apareciera, envuelta en un albornoz. Con una toalla se secaba el pelo. La miré más de lo necesario y luego señalé el desayuno.

-Me muero de hambre- me dijo- ¿Te importa si como con estas trazas y luego me arreglo un poco?

Con estas trazas... Era una mujer preciosa y recién salida de la ducha no lo cambiaba. Quizás hasta lo mejoraba.

-Siéntate. Está todo ya.

-¡Oh! Kara Danvers, eres mi héroe.

Se sentó con entusiasmo a la mesa y devoró el bagel. Me agradeció que recordara cuál era su mermelada favorita. La notaba feliz y liberada. No dejó de mostrarme su sonrisa en todo el desayuno.

-Dúchate mientras yo sigo arreglándome en la habitación, ¿vale? Si vamos con Alex llegaremos tarde hoy.

-Bueno- le dije jugando con ella- Eres la jefa. Tú no estarás despedida.

Alzó una ceja y entrecerró los ojos.

-Después de este desayuno, no dejaré que te echen a ti tampoco.

Me di una ducha rápida y me vestí en el baño. Piqué a la puerta antes de salir para que Lena me diera permiso por si estaba desnuda. La encontré ligeramente inclinada ante el espejo, pintándose sus carnosos labios de un rojo intenso. Llevaba un vestido rojo, sin manga y bastante escotado, pero tenía preparada una chaqueta negra muy fina para ponerse encima. Comprendí la necesidad de poder controlar su don, pues debía de ser terrible no poder tocar a nadie, o ir tan cubierta en verano.

-Estás preciosa, Lena- le dije cuando dejó sus labios y centró su mirada en mí-.

Me dedicó una sonrisa inmensa y un sentimiento confuso se instaló en mi pecho. Yo llevaba una simple blusa de lunares y unos tejanos.

-Déjame arreglar esto.

Buscó entre sus cosas y sacó un pintalabios de color rosa más discreto. Se puso sus guantes y se acercó a mí. Me empujó hasta que me senté al borde de la cama y con una mano en mi mentón me alzó la cara. Con una tranquilidad pasmosa comenzó a pintarme. Era suave y delicada con mis labios, como si pudiera hacerme daño. Me miró un segundo a los ojos, y creo que la intensidad de los suyos lo envolvió todo de verde. Se salió un poco en la comisura, y con su guante se llevó la pintura tiernamente. Mi corazón iba a salirse del sitio. ¿Qué me estaba pasando? Ella carraspeó y se apartó de mí.

No escaparé nunca más (Supercorp, Sanvers) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora