33. Madrugada acalorada.

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Sin poder evitarlo, sonrió al verse en el espejo

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Sin poder evitarlo, sonrió al verse en el espejo. Estaba sonrojada y muy nerviosa, pero no podía dejar de sonreír porque todo le había parecido tan embarazoso que no sabía qué hacer. La parte más rebelde de Meredith, esa que la incitaba a ser cosas sin tener miedo a nada, la empujaba a abrir la puerta y salir como si nada hubiese pasado, como si jamás, en ningún momento, la hubiesen encontrado practicándole sexo oral a su profesor.

Pero claro, su carta traía como compañía su doble cara y esa era su timidez. Que sí, era gracioso, pero por momentos. Agradeció mucho que sea Francis quien los encontró, que otro, porque ahí la cosa se hubiese puesto más difícil de lo que era.

Dubitativa, observándose en el espejo las mejillas rosadas, se debatió en cual elección era la más conveniente; salir como si nada o tirarse por la ventana. Soltó un suspiro resignado y apartando sus manos del lavamanos, se estiro hasta la pasta dental que había en un vaso para poder enjugarse la boca.

—¡¿Esto es en serio, Azael?! —grito en un susurro Francis, siguiéndolo por detrás. Se detuvo en la nevera e ignorándolo saco una jarra de agua—. puedo vivir con la idea de que eres un playboy, de hecho siempre te incite a que te cruzaras a esta línea, pero saber que eres un pervertido ya es mucho. ¡Se me baja el azúcar, llama a un médico!

—¿Puedes bajar la voz y dejar de ser tan exagerado? —inquirió tranquilo, aunque por dentro estaba muriéndose de los nervios—. Como si jamás te hubieses acostado con alguien menor que tú.

—Todas fueron legales y ninguna era mi alumna. —Lo apunta con su dedo índice, intentando acusarlo de algo absolutamente absurdo. Él se encogió de hombros.

—Si te sirve, te recuerdo que tiene diecinueve.

—¡Es una niña para ti! —susurro de nuevo, girando a ver el marco de la puerta.

—¿Has venido solamente a joderme la vida? porque acabas de hacerlo, vete contento y con la frente en alto, te lo mereces.

—Sabes que no. —Menea su mano en el aire restándole importancia al asunto—. Tú más que nadie sabe cuánto me preocupo por la utilización de tu miembro, de hecho llevo una libreta con la última vez que se uso, si con condón o no, porque eres tan pene suelto que a veces te olvidas de esas cosas...

Pene suelto —repitió, asintiendo con su cabeza—. A veces eres raro, ¿Te lo han dicho?

Francis meneo su cabeza gesticulando una mueca de disgusto.

—Una vez quise poner helado de chocolate en la vagina de una chica y me llamo raro, ¿Te refieres a eso? —Azael puso sus ojos en blancos.

Se llevo el vaso de agua a los labios para disimular la tensión que se creó cuando Meredith tomo la decisión de enfrentar lo sucedido. Colgándose la mochila, bajo la mirada de ambos, acomodo su cabello e indiferente se apoyo contra el marco de la puerta cruzándose de brazos. Los tres se quedaron en silencio, compartiéndose miradas fugitivas sin ser capaz de emitir nada, hasta que cansada de sentirse un espécimen raro bajo observación, ella chasqueo su lengua anunciando que iba a hablar.

Mi sexy AMOR. [#1]Where stories live. Discover now