day two ;;

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   Como se podría esperar, las calles de Ladylake se podían ver a muchas personas de variadas edades mayormente acompañadas, ya a sea que estuviesen paseando, conversando, jugando o incluso, vendiendo algunos artículos variados. Lo que más podía apreciarse de esto eran los tipos de vestimentas que iban de simples guantes hasta abrigos de algodón, era de esperarse. Ladylake sin excepción alguna estaba cubierta con la suave manta blanquecina de la nieve siendo acompañada por pequeños cristales en forma de distintos prismas en el cielo producto de la nevada que no dejaban de caer en ningún momento.
No se podía saber con exactitud si empezaría una tormenta o no, apenas estaba comenzando el día y siendo así el ambiente entre todos en aquel momento era agradable, e incluso lindo. Parecían disfrutar de la nevada...

Pero no siempre todos estaban felices por ello.

Ya hacía rato que Mikleo estaba apoyado junto a la ventana de la posada haciendo figuritas al azar aprovechando que éste estaba apañado debido al frío del clima, la mirada del serafín además de verse un tanto desinteresada y algo cansada había algo extraño que daba a pensar si se trataba de algo más, y eran sus ojos amatistas los cuales no tenían aquel brillo de alegría que le hacía resaltar cada día.

– ¿Qué crees que tenga meebo, Lailah?

– Tal vez solo está cansado

– Ha estado casi todo el día pegado a la ventana, si fuera así seguiría tomando una siesta.

– ¿Acaso estás preocupada por el, Edna?

– Tal vez un poco. Si Sorey se lo llega a encontrar de esta manera estaría igual que nosotras.

– En eso tienes razón...

Al otro lado de la puerta de la habitación donde ya hacía Mikleo se encontraban dos chicas cuya apariencia física en edad podría verse claramente diferente sin tanto esfuerzo en deducirlo, por obvias razones la conversación que llevaban entre ellas intentaban hacerlo lo más bajo posible. La pequeña Edna sostuvo con ambas manos la sombrilla que siempre llevaba consigo mientras cerraba los ojos por unos cuantos momentos para proseguir la conversación.

– De todas formas va a saberlo, y aún si quisiéramos no podríamos evitárselo saber.

Lailah dejó escapar un leve suspiro arrugando un poco su frente.

– Espero que se sienta mejor pronto...

–¿Sentirse mejor quien? – Como debía de pasar, Sorey apareció con las muchachas estando abrigado junto con algunos copos de nieve posando en su abrigo y cabello, cargaba en su brazo derecho algunas bolsas donde seguramente habrá comida para desayunar.

– Es Mikleo, no parece tener muy buen humor ahora.

– ¿Saben la razón? – Y como dijeron la peli blanca y la rubia, la preocupación del pastor no tardó en aparecer en su rostro.

– Nada de nada.

La serafín de fuego no tardó en posar su mano en el hombro de Sorey gracias a la mirada asomada en su rostro, y así consigo mostró una tenue sonrisa en sus labios.

     – No muchos suelen tener buen humor en estas temporadas. Estará mejor después de que acabe la tormenta

   Unos segundos después el pastor miró a la contraria y correspondió dicho gesto.

     – Estoy seguro que será así.

     – Te deseo suerte con animar a Mikleo-kun , seguro le ayudará más si viene de ti. – El contrario asintió con amabilidad – De acuerdo, nosotras nos iremos para dejarte hacer lo tuyo, vamos Edna-san~

思い出; sormik week 2018Onde histórias criam vida. Descubra agora