day six ;;

443 35 17
                                    

Los ojos del pastor se abrieron de par en par uniéndose a sí un notorio rubor por sus mejillas. Las palabras de Mikleo fueron directas, inclusive un tanto simples, pero la dulce expresión del serafín y su nerviosismo al hablar fue lo que hizo conmover el corazón de Sorey.

– ¿M-Mikleo?

– Así es, te amo. Te amo con todo mi corazón, te amo tanto que es impensable para mi olvidarte con facilidad... – Cerró sus puños apartando su visión de los ojos esmeraldas del castaño hacia el suelo – Por favor, no me odies por esto

– ¿Por qué debería odiarte? No tengo una razón para hacerlo

– Tal vez no... uhg... ha sido mala idea querer confesarlo, o-olvida lo que he dicho.

– Mikleo...

– Está bien si no me correspondes, no pretendo obligarte a algo que no quieras... – Un extraño cosquilleo corrió por la espalda de Mikleo al oír una tenue risita del pastor quien lo tomó por ambas manos, eran cálidas.

– Todavía no te he dado una respuesta~

– Dime. – Gracias a la palma de Sorey quien se posó en la mejilla de Mikleo éste alzó su mirada mostrando un brillo de esperanza en sus ojos.

– Yo también te amo.

« ¿Acaso esto es real? »

– ¿Que...?

– Yo también te amo – Repitió sus palabras mientras le sonreía con ternura y calidez – Quería decírtelo desde mucho antes pero simplemente no podía encontrar las palabras y el momento para decirlo. Perdóname por haber prolongado esto más de lo que quería

– E-Está bien, yo aún no me daba cuenta de lo que sentía hasta hace poco.

– Pero te atreviste a dar el primer paso, y no sabes lo feliz que estoy ahora. – El castaño abrazo a Mikleo haciéndole notar la calidez de su ser, un par de segundos fue lo que había tardado Mikleo para corresponderle mientras respiraba el aroma de los ropajes del contrario, no solo se sentía bien aquella calidez que tanto anhelaba para sí, también era esa protección lo que más adoraba de Sorey, de que nunca dejaría de cuidarle aún si se lo pidiera. Como si hubieran acordado en hacerlo se miraron directamente a los ojos dejando a penas unos centímetros de distancia para que sus labios llegaran a tocarse, y simplemente no podía dejar pasar esa oportunidad.

– ¿Estaría bien si te besara ahora mismo?

Sin que su corazón dejara de palpitar con fuerza el serafín asintió un tanto tímido, faltaba tan poco para poder alcanzar los labios del pastor que cada segundo era una tortura. Había anhelado tanto por que éste momento llegara...

– Sorey-kun, la tormenta está empeorando cada vez más, avisa a Mikleo-kun que... – Repentinamente la voz de Lailah se escuchó junto con su presencia paralizando a ambos muchachos quienes apenas habían sentido la respiración de cada quien. – Ah... lamento interrumpir. Por favor, intenten no demorar demasiado.

Y sin más, la puerta de la posada que separaba a la dama del lago de los muchachos se cerró notándose esta un tanto mal por haber arruinado el momento. Avergonzados el castaño y el peli blanco se separaron de espaldas notoriamente sonrojados a más no poder

Faltaba tan poco...

– Maldita sea, espero que Edna y Zavied no se enteren

– Tal vez no pasará, están lo suficientemente lejos como para—

– ¿En verdad eso pasó? – La sonora voz de la joven antes mencionada no parecía escucharse sorprendida ante lo que estaba pasando – Con razón algo extraño había en Meebo

– Edna baja la voz, no se puede sacar una conclusión tan apresurada como esa

– ¿Que más razón tendrían para estar afuera? Es peligroso estando en un clima así

– Ya pronto vendrán, denles su tiempo

– Sinceramente no me esperaba que fuera en un día así – Habló Zavied sin hacer mucho esfuerzo en su tono de voz

– De todas formas tenía que ocurrir algún día~

– Por qué será que venía ver esto... - Mikleo gruñó frunciendo el ceño sin que el color carmesí dejara de adueñarse de sus mejillas.

– En algo tienen razón, no muy lejos de aquí se escuchan algunos truenos, es mejor entrar lo antes posible.

En ello, un estruendo retumbó tan fuerte que el pobre Mikleo se aferró contra el cuerpo de Sorey quien igualmente se había sobresaltado envolviéndolo así en sus brazos

– Hay que entrar ya – Siguió el castaño ya más preocupado

– Espera... – Al volver su visión en Mikleo este había posado ambas manos en el pecho del pastor sin dejar de mirarlo a los ojos, no era necesario pensárselo mucho para saber que en verdad el peli blanco quería aquel beso del pastor – Por favor...

– Ah... e-está bien – Tomando al Serafín de ambas mejillas junto sus labios con los del serafín de forma lenta. No llegó más que a eso, un simple beso lleno de cariño y dulzura. Después de haberse separado el pastor tomó la mano ajena dejando un tanto perplejo a Mikleo – No quiero que te pase algo malo, vamos con los demás~

Está vez la sonrisa de Sorey era diferente, en su expresión ya no sólo había afecto hacia Mikleo como un amigo de toda la vida, había amor. Uno mucho más profundo de lo que antes podía imaginarse. Le correspondió el gesto de la misma forma.

Lo amaba, y él también lo amaba.

Y aprovecharía cada momento para demostrarle cuánto lo quería, y así fue.

Ahora ya no son más que memorias lejanas, bellas y hermosas memorias lejanas...

思い出; sormik week 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora